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Biomarcadores de la sangre de tilapia para monitorear la calidad del agua

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By Milthon Lujan

Brasil – Un estudio desarrollado por Embrapa Meio Ambiente evaluó los efectos residuales de dos medicamentos utilizados como antimicrobianos en la producción de tilapias: el aceite de clavo y el florfenicol.

El crecimiento de la piscicultura en todo el mundo, especialmente de forma intensiva en tanques, impacta directamente en el aumento del uso de esas sustancias para controlar las infecciones.

Para medir las concentraciones residuales en el agua de cultivo, los científicos utilizaron biomarcadores, herramientas comúnmente empleadas en la ganadería para monitorear la salud animal y ambiental, pero que han sido poco utilizadas en la acuicultura.

Los biomarcadores son alteraciones o respuestas biológicas de un organismo frente a un estresor o contaminante.

En el estudio, los investigadores usaron tipos hematológicos, que evalúan el efecto de los residuos en la sangre de la tilapia, pero se vienen evaluando otros tipos enzimáticos y bioquímicos para su aplicación en nuevos experimentos.

Según la investigadora de Embrapa Meio Ambiente, Márcia Ishikawa, estudios de esta naturaleza son importantes para establecer metodologías de monitoreo de calidad del agua empleada en la piscicultura.

“El uso de medicamentos en la producción animal es inevitable, no obstante, los impactos negativos de sus residuos pueden minimizados con el uso consciente y la adopción de las Buenas Prácticas de Manejo Sanitario y de Producción (BPM)” explicó Ishikawa.

El trabajo con los biomarcadores hematológicos en tilapias fue realizado en la Unidad por la becaria del Programa Institucional de Bolsas de Iniciação Científica (PIBIC), financiado por el CNPq, Júlia Nascimento.

Ella destaca la importancia de los biomarcadores como herramientas de monitoreo y también para avanzar en la formulación de nuevas metodologías de análisis de calidad del agua y del ambiente.

Buenos resultados: bajas concentraciones no alteran padrones sanguíneos

Se realizaron dos experimentos, uno con aceite de clavo y otro con florfenicol en 18 acuarios de 200 litros, siendo evaluados tres peces en cada acuario, totalizando nueve peces por tratamiento y 27 en cada experimento.

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Después de siete días, no hubo diferencias significativas en los parámetros hematológicos evaluados. Las medidas de peso y crecimiento de los peces demostraron que los tratamientos fueron homogéneos, así como los parámetros físico-químicos del agua, asegurando que la diferenciación se restringe a las concentraciones de los residuos evaluados.

Las pruebas se realizaron en un ambiente controlado con una concentración subletal (baja) de aceite de clavo y florfenicol, y se analizaron los siguientes parámetros sanguíneos de tilapia:

a) Hematocrito: porcentaje del volumen ocupado por glóbulos rojos o hematíes en el volumen total de la sangre del organismo;

b) Proteína plasmática total: todas las proteínas (globulinas y albúmina) presentes en el plasma;

c) Hemoglobina: responsable del transporte de oxígeno;

d) Hematíes o glóbulos rojos (eritrocitos);

e) Glucemia: la concentración de glucosa en la sangre.

Según Nascimento, los estudios muestran que, cuando se usa como anestésico, en concentraciones más altas, el aceite de clavo provoca cambios en los biomarcadores hematológicos.

“Sin embargo, en nuestro estudio, que evaluó las concentraciones residuales, no se observaron cambios en los biomarcadores hematológicos. Lo que se puede considerar un resultado positivo” dijo la becaria.

De acuerdo con Nascimiento, que si bien no existen muchos datos e información sobre la evaluación de biomarcadores hematológicos en relación a las concentraciones de florfenicol en agua, la creciente demanda del uso de este antibiótico en dosis terapéuticas favorece la ocurrencia de acumulación residual y, por tanto, es importante estandarizar las herramientas para asegurar que estos residuos no interfieran con los resultados del monitoreo.

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