La Paz, México (Agencia Informativa Conacyt).- Un grupo de investigadores del Centro Interdisciplinario en Ciencias Marinas (Cicimar) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) evaluó indicadores de salud de la almeja chocolata (Megapitaria squalida) en el puerto de Santa Rosalía, en el municipio de Mulegé, Baja California Sur, para conocer el impacto causado por la actividad minera entre 1885 y 1954.
En sus análisis registraron grandes cantidades de parásitos en las gónadas, órganos reproductivos de los moluscos, y descubrieron que estos organismos son uno de los factores causantes de una gradual disminución de la población de almeja chocolata en el sitio.
«Dentro del aparato reproductor de la almeja, los parásitos desplazan las células o gametos, huevos o espermatozoides, que da origen a un proceso de castración parasitaria, entonces esa almeja ya no se puede reproducir. Esa fue la conclusión a la que estamos llegando», mencionó Josué Alonso Yee Duarte, estudiante del doctorado en ciencias marinas del Cicimar y responsable de la investigación.
En el estudio identificaron el grupo al que pertenecen estos organismos: tremátodos, inofensivos para el ser humano. Sin embargo, fue difícil la identificación de la especie o género del parásito porque se encuentra en un estado larvario. «Los encontramos en un estado larvario y lo que hacen es usar la almeja como un hospedero intermediario», agregó el investigador.
El impacto ambiental de la minería
En el puerto minero de Santa Rosalía, durante casi 70 años se extrajo cobre de alta pureza con mínimos controles de seguridad y deficientes medidas de mitigación ambiental, por falta de suficientes normativas y leyes para la conservación.
Los métodos rudimentarios de explotación minera provocaron la acumulación de grandes volúmenes de escoria compuesta por sedimentos con altas concentraciones de metales como cobre y cadmio, además de contaminantes como plomo, zinc, cobalto y manganeso en el mar, generando un entorno desfavorable para la almeja chocolata.
El molusco bivalvo tiene la facultad de procesar sedimentos de minerales y contaminantes en su organismo; sin embargo, esto conlleva el gasto de grandes cantidades de energía, lo que provoca la disminución de anticuerpos en el molusco.
«Las almejas tienen la capacidad de depurar metales o contaminantes, eso hace que la almeja todo el tiempo esté luchando contra ese estresor ambiental y lo que hace es gastar mucha energía tratando de depurar los metales, eso a su vez puede hacer que la almeja se debilite o baje su sistema inmune y queda expuesta a una gran cantidad de enfermedades y/o parásitos, que es lo que estamos viendo en este caso», explicó Yee Duarte.
A trece kilómetros al sur del puerto de Santa Rosalía se evaluaron los indicadores de salud de las almejas chocolatas con los mismos patrones de análisis y se encontró que los moluscos se desarrollaron con mayor tamaño que las almejas del puerto minero.
«Las almejas de Santa Rosalía son almejas pequeñas, no sobrepasan los ocho centímetros de longitud de concha, siendo que las máximas reportadas en otras zonas son de hasta 13 centímetros, eso nos indica que hay una afectación en el crecimiento de la almeja en talla y peso, probablemente esté relacionado con el proceso de la depuración que mencioné, entonces esa energía que ocupa la almeja para crecer, la está utilizando para depurar los contaminantes y metales», reiteró Yee Duarte.
La investigación sigue en desarrollo, actualmente falta integrar otras evaluaciones de salud de los organismos, como el nivel histológico de los tejidos de las almejas y aspectos relacionados con la reproducción de la especie en la zona.