Santiago de Compostela, España.- La Fundación Biodiversidad, dependiente del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, apoya en su última convocatoria de aportaciones a la investigación un proyecto del Campus Terra de la USC para dar continuidad a las acciones de cultivo y conservación del mejillón de río “Margaritifera, martaritifera”, una labor comenzada por el grupo de investigación Conservación de pescados y moluscos de la USC (GI-2040) al amparo del programa Life Margal Ulla y en colaboración con la Consellería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio.
Las acciones ya desarrolladas en este campo por el equipo de investigación de la USC liderado por la Mª Paz Odina Navarret, profesora del Departamento de Zoología y Antropología Física de la USC en la Escuela Politécnica Superior de Lugo, posibilitó la puesta en marcha de la única planta de cultivo existente en la Península Ibérica del mejillón de río “Margaritifera margaritifera”, una especie que se encuentra en peligro de extinción.
Esta estación de cultivo, situada en las instalaciones del centro ictiogénico de O Veral (Lugo), nace como un proyecto piloto con el objetivo de lograr el manejo integral del ciclo biológico de la especie, a fin de obtener crías viables para reforzar las poblaciones del citado bivalvo en la cuenca del río Ulla. Este objetivo inicial se llevó a cabo con éxito y, actualmente, se mantienen cuatro cohortes sucesivas de semillas, recogidas en ciclos anuales desde el año 2013.
El mejillón de río “Margaritifera margaritifera” es una especie filtradora que tiene un cometido fundamental en la integridad del ecosistema acuático, al tiempo que es bioindicadora de su calidad. Se caracteriza por una extraordinaria longevidad, excediendo los 100 años, y por un complejo ciclo vital, en el que los salmónidos autóctonos desarrollan una importante función al ser los hospedadores de sus larvas, además de servirles como vehículo de dispersión en los ríos.
Esta especie pasó de ser uno de los bivalvos más comunes en las aguas frías de los ríos del Atlántico Norte a encontrarse al borde de la extinción en la actualidad. Esta situación se refleja en la reducción de efectivos y poblaciones y se ve agravada por una significativa ausencia de reclutamiento a lo largo de todo su área de distribución. Precisamente son estas las circunstancias y los condicionantes que propiciaron que en Europa se estén abordando medidas de recuperación centradas en la mejora del hábitat fluvial y en la puesta en marcha de experiencias ex situ para reforzar o reintroducir la especie.
A pesar del éxito obtenido en el plan piloto de cría, los problemas de reclutamiento que sufre la especie en medio natural se proyectan ineludiblemente en su cultivo, a lo que se añade la condición de un excelente mantenimiento de los pescados acogedores de sus larvas. Las crías obtenidas, tras un largo período de 9 meses en las branquias del pescado, poseen un crecimiento lento y sufren altas tasas de mortalidad en las primeras etapas de vida, lo que obliga a criarlos en cautividad hasta alcanzar un tamaño y una condición fisiológica adecuadas para sobrevivir en la naturaleza.
Las dificultades que presenta la conservación y el cultivo de “Margaritifera, margaritifera” propicia la necesidad de diseñar y poner en práctica protocolos experimentales de cultivo que faciliten la cría, mejoren la supervivencia y aceleren su ritmo de crecimiento. Hace falta recordar en este sentido que, una vez terminado el proyecto Life, en la actualidad se cuenta con un número suficiente de ejemplares que podrán ser introducidos en medio natural, con técnicas que permitan su seguimiento, a fin de poder testar así el resultado de las mejoras realizadas en el hábitat.
Estos aspectos que inciden en las dificultades que implica la conservación y recuperación de esta especie están recogidos en el proyecto presentado por el grupo de investigación Copemol de la USC a la Fundación Biodiversidad bajo el título “Conservación ex situ de la náyade en peligro de extinción M. margaritifera: Implementación de la actuación de cultivo del proyecto Life+ Margal Ulla”. La Fundación Biodiversidad acogió con agrado la solicitud trasladada por este grupo de investigación del Campus Terra de la USC y la valoró entre las cuatro mejores, por lo que aprobó un presupuesto total de 90.000 euros (50% cofinanciación). El principal objetivo de esta nueva actuación pasa por dar continuidad a la actuación de conservación ex situ y desarrollar y optimizar protocolos de trabajo.
Este nuevo proyecto está coordinado por el grupo de investigación Copemal de la USC, un equipo del que brotan investigadores del área de Genética y Zoología y que posee un fuerte perfil multidisciplinar. De hecho, en este cometido están implicados los grupos de investigación de Química Física Ambiental de la USC, coordinado por Sarah Fiol, responsable de la monitorización de en medio acuático, y lo de Anatomía Patológica Veterinaria, liderazgo por Isabel Quiroga, involucrado en el control sanitario de los pescados y en el estudio de su respuesta al proceso de enquistamiento a nivel branquial.