Valdivia, Chile – Las iniciativas abordan el análisis de la demanda energética de sistemas de acuicultura offshore y la revisión del estado del arte en sistemas para el cultivo de peces en jaulas.
Los académicos del Instituto de Ciencias Navales y Marítimas de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería UACh, Dr. Gonzalo Tampier y Dr. Cristian Cifuentes participan de 2 proyectos de investigación que se desarrollan en el Consorcio Australiano Blue Economy (CRC), del cual forma parte la Universidad Austral de Chile, junto a universidades, centros de investigación y empresas del rubro acuícola de Australia, Nueva Zelanda, Chile, China, Singapur, Noruega, Irlanda, Bélgica, Francia, España y el Reino Unido.
El proyecto “Sistemas de Acuicultura Offshore– Análisis de la demanda de energía” en el que participa el Dr. Gonzalo Tampier, tiene como objetivo abordar los requerimientos energéticos de los sistemas de acuicultura offshore a través del análisis tecno-económico de distintos sistemas de energía.
El éxito de la industria de la acuicultura en sitios de alta exposición al oleaje y en alta mar dependerá de la disponibilidad y la rentabilidad de las tecnologías energéticas renovables para satisfacer sus necesidades. Sin embargo, la demanda energética de los nuevos sistemas acuícolas offshore aún no se comprende del todo y, por lo tanto, tampoco se conocen los costos y beneficios de las distintas opciones de suministro de energía para dichos sistemas.
Respecto de cuáles son las mayores demandas energéticas en la acuicultura actual y cuáles son los obstáculos que se presentan para su desarrollo, el Dr. Tampier explica que en la etapa de agua de mar, las mayores demandas energéticas provienen de los sistemas de alimentación (blowers) y de fotoperíodo, aunque este último ha sido reducido sustancialmente mediante el uso de tecnologías LED.
El uso de energía para habitabilidad también juega un rol importante, sobre todo si se considera que hay un gran potencial para realizar mejoras en esa área. En el caso australiano existe también una gran demanda de energía para producir agua dulce mediante desalinización. Esta es necesaria para tratar a los peces de una enfermedad denominada AGD.
Uno de los desafíos para implementar energías renovables en centros acuícolas es el manejo inteligente y eficiente de la energía, lo que reduce sustancialmente el tamaño de los equipos y de las baterías necesarias. Esto a su vez reduce la inversión y los costos operacionales. Otro aspecto relevante es la necesidad de contar con tecnologías acordes a las condiciones ambientales o “marinizadas”, a la medida de los requerimientos energéticos de la industria, asegurando una máxima robustez y minimizando el riesgo de fallas, explica el académico.
“El principal desafío es generar soluciones que disminuyan los impactos ambientales de la acuicultura y que a la vez sean competitivas económicamente, aprovechando las ventajas y resolviendo los desafíos que se presentan en sitios expuestos (off-shore). Un aspecto muy importante que hemos identificado es la necesidad de entender el problema desde diversos puntos de vista (técnico-económico, ambiental, social), que es justamente lo que en un proyecto como el Blue Economy CRC hace posible. Chile tiene mucho que aportar desde su experiencia como el segundo mayor productor de salmón en el mundo, tanto de las buenas como de las malas experiencias” sostiene el Dr. Gonzalo Tampier.
Por su parte el Dr. Cristian Cifuentes, participa del proyecto “Revisión sobre diseños de jaulas y fondeos para sistemas de cultivo de peces”. Este estudio explora la literatura técnica en busca de alternativas para sistemas de jaulas usadas en el cultivo de peces en zonas de alta energía alejadas de la costa. Identificará envolventes operativas, modos de falla y brechas de conocimiento y presentará recomendaciones para estudios futuros.
También revisará el desempeño de jaulas en zonas costeras existentes, evaluando su idoneidad para la aplicación en alta mar e identificará oportunidades de mejora en su entorno actual. El estudio proporcionará orientación para ayudar a mejorar a corto plazo los sistemas de cultivo de peces y establecer metas realistas para la durabilidad en sitios costa afuera, mostrando los últimos avances en sistemas de cultivo desarrollados principalmente en Noruega y China, para que los socios del BE-CRC puedan explorar alternativas para el crecimiento de la acuicultura en Australia.
El Dr. Cristian Cifuentes explica que “luego de una extensa revisión de la tecnología actual y en desarrollo, se han detectado brechas relacionadas con los sistemas de anclaje al fondo marino, que si bien han sido solucionados en la industria del petróleo, esas soluciones no son directamente transferibles a la industria acuícola debido a los altos costos involucrados. En cuanto a las jaulas, existe hoy en día una amplia gama de sistemas, por lo que no hay un consenso en cuanto a que sistema será adoptado para el proyecto en Australia. Si bien los sistemas que usan redes son de relativamente bajo costo y complejidad, en zonas expuestas sistemas de estanques rígidos o sumergibles afloran como alternativa, pero su diseño, instalación y operación se acercan a lo que es una plataforma de extracción de petróleo aumentando su costo y complejidad en el diseño e instalación, aunque incrementa su seguridad y flexibilidad en cuanto a la zona en la cual puede operar.”
Añade que estos sistemas, por estar pensados para zonas fuera de la costa, deben incluir algún tipo de generación de energía autónomo, por lo que ya se barajan alternativas como generación de hidrógeno o el uso de generadores eólicos en las jaulas para suplir las necesidades de energía de los sistemas de alimentación y monitoreo de los salmones, que es la especie a cultivar.
Cabe recordar que Blue Economy CRC la componen 37 instituciones de diversos países y surge por iniciativa del Gobierno Australiano para abordar la economía sustentable en el mar, lo que incluye temas de acuicultura y energías marinas abordadas desde la mirada de ingeniería naval, oceánica y la experiencia de productores quienes operan los sistemas y llevarán adelante el desarrollo de la economía azul durante los 10 años que dura el proyecto.