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XXI ForoAcui enfatiza en el papel de la investigación en el desarrollo de las actividades ligadas al mar

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By Milthon Lujan

España.- Con cifras récord de asistentes, este miércoles dio comienzo XXI ForoAcui en O Grove. Lo hizo con un acto inaugural en el que tanto el director del Instituto Español de Oceanografía (IEO, Eduardo Balguerías, como el rector de la Universidad de Vigo, Manuel Reigosa, abogaron por una investigación marcada por la cooperación y la creación de sinergias. “Tenemos muchas misiones que cumplir y pocos recursos. Necesitamos sinergias”, indicó Balguerías tras destacar la importantísima comunidad científica que en materia marítima y marina posee Galicia. Una afirmación con la que convino el rector de la Universidad de Vigo, que añadió que “en nuestra comunidad las cosas se están haciendo bien, con una investigación marina y marítima excelente en la necesitamos colaborar”. Precisamente, y para este cometido, se creó el Campus do Mar, al que pertenece el IEO, el CSIC, las tres universidades gallegas y universidades del norte de Portugal, recordó. No fueron los únicos que en la inauguración de XXI ForoAcui, hicieron hincapié en el papel de la investigación en el desarrollo de las actividades ligadas a los recursos marinos y la acuicultura. “La sociedad necesita primero investigar, y una vez que tenemos el conocimiento, mejorar”; una investigación muy necesaria, recalcaba por su parte el alcalde de O Grove, “es la referida al cuidado del medio ambiente, y con énfasis en los mares y océanos, especialmente maltratados”.

Precisamente en materia de investigación, un referente en España y también internacionalmente es el Instituto Español de Oceanografía (IEO), cuyo director, un ponente de lujo, expuso ante los asistentes, entre otros aspectos, cuáles son los mandatos constitutivos de esta institución: la generación de conocimiento científico y técnico, el asesoramiento al gobierno de España en la aplicación de sus políticas sectoriales marinas y marítimas, la transferencia de conocimiento a sectores productivos, la representación de España en organizaciones científicas internacionales, la promoción de la cooperación en investigación marina, y la formación de oceanógrafos y divulgación del conocimiento científico y técnico sobre el océano; y como estas funciones han ido evolucionando con los tiempos y las necesidades de las políticas europeas y españolas, la participación de este organismo en foros y organismos internacionales y las necesidades del sector pesquero y acuícola. Más de 100 años después de su constitución, y con un plan estratégico bien definido, subrayaba, “ su visión es consolidarse como institución científica, reconocida nacional e internacionalmente por su contribución a la excelencia científica y técnica, generadora de conocimiento sobre los océanos y mares y los procesos que en ellos se desarrollan para entender los mecanismos que los regulan, detectar y cuantificar los cambios que en ellos se producen y predecir su evolución (bajo diferentes escenarios), siendo capaz de transferir conocimiento y tecnología, adaptándose y respondiendo en cada momento a las necesidades de la sociedad, con la voluntad de dar servicio y alcanzar posiciones de liderazgo, a escala nacional e internacional”.

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En su recorrido por el más de un siglo de investigación marina del IEO y con una misión y visión a cumplir, Eduardo Balguerías no quiso dejar de lado la “complicada situación” por la que esta institución ha pasado en los últimos años, con una pérdida neta en la plantilla, especialmente de funcionarios. Si bien, añadía, “esto no fue óbice para que el número de publicaciones se incrementasen”. En todo caso, manifestó su esperanza en que sea este año 2018 el que marque el punto de inflexión con la incorporación de los nuevos funcionarios que han obtenido plaza en el organismo.

También expuso las necesidades que, a su entender, es necesario satisfacer “no solo en el IEO sino en muchas otras instituciones de investigación”. Entre ellas mencionó, además de medios humanos suficientes y cualificados, la adecuación de estructuras funcionales, la agilidad administrativa, incrementar la colaboración y coordinación, mejorar y consolidar los sistemas de observación, así como el acceso y uso compartido de la información, modelización y capacidad de cálculo, desarrollo tecnológico, e integración de conocimiento.

INVESTIGACIONES CON LA VISTA PUESTA EN LA TRANSFERENCIA

La transferencia de conocimiento a sectores productivos, que fue una de las tareas destacadas por el director del IEO, se vio reflejada en las presentaciones realizadas por los investigadores de este organismo sobre el cultivo del pulpo y sobre poliquetos como fuente de alimento para acuicultura y biorremediadores de residuos en instalaciones acuícolas.

Respecto al pulpo, son ya más de 15 los años que el Oceanográfico tiene en sus espaldas, convirtiéndose en un referente en investigación de la cría de Octopus vulgaris. El freno a su desarrollo y su salto a la industria se halla principalmente en la fase larvaria, y más concretamente en la alimentación de las paralarvas, donde el IEO ha reforzado sus esfuerzos en los últimos años. Las esperanzas –ciertamente optimistas- se han puesto ahora en el proyecto OCTOMICS (2018-2020) “Acuicultura del pulpo común hacia una producción exitosa mediante la interacción de estudios nutrigenómicos y epigenéticos”, del Programa Estatal de I+D+i Orientada a los Retos de la Sociedad y en una patente aceptada este año de un grupo de investigadores del IEO, que podría dar un salto cualitativo para acercar esta especie a la industria.

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Con claras aplicaciones para las empresas acuícolas en términos costes, eficiencia y también desde el punto medioambiental, se está realizando en el Oceanográfico de Santander, parte del proyecto ACUIver que busca una nueva fuente de alimento para acuicultura, mediante cultivo de Nereis diversicolor a partir de residuos de sistemas de recirculación de agua de gran tonelaje en plantas acuícolas. Los principales resultados obtenidos por el Oceanográfico de Santander, como expuso en ForoAcui la investigadora Inma Rasines, ha sido el desarrollo de métodos de manejo y muestreo, producción de una gran cantidad de larvas y generación de altas biomasas. Y las dificultades con las que se han encontrado han sido, por otra parte, la falta de sincronización de las puestas, la madurez temprana y la dispersión de tallas. Asimismo, y de cara al futuro, los trabajos irían dirigidos, como avanzó Rasines, al control de la reproducción natural, la selección de stocks de reproductores, la fecundación artificial, métodos industriales de manejo y cosecha y la investigación sobre otras especies.

Pero la investigación no es solo clave para las empresas a través de la transferencia de sus resultados. En actividades como el marisqueo y la pesca, el papel de la ciencia también es decisivo tanto a la hora de gestionar los recursos como de buscar innovaciones que faciliten las tareas de los colectivos implicados, como señaló durante su intervención Rita Míguez de la Iglesia, patrona mayor de la Cofradía de pescadores de Arcade y presidenta de la Asociación Nacional de Mujeres de la Pesca, quien destacó especialmente el importante papel de los biólogos y las asistencias técnicas de las propias cofradías a la hora de autogestionarse y mejorar su eficiencia tanto desde el punto de vista productivo como económico.

INVESTIGACIONES CON MICROALGAS CONTRA EL CÁNCER

Manuel Freire-Garabal, catedrático de Farmacología de la Universidad de Santiago de Compostela nos ofreció otra perspectiva de la investigación con recursos marinos. No tanto de aquella dirigida a los sectores del mar y de la acuicultura sino de aquella otra que se realiza con organismos procedentes del mar, en este caso microalgas, para su uso en farmacología, y por tanto, con efectos directos sobre nuestra salud. Y es que las microalgas, afirmaba Garabal, “no solo pueden útiles en el tratamiento contra el cáncer, sino también prevenirlo”.

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De hecho, actualmente, están trabajando con una molécula (patentada) en fase de ensayos preclínicos- y futurable en ensayos clínicos- que han visto que tienen potencial antitumoral. Es más, se ha visto según avanzó el catedrático de farmacología, que entre sus características más sobresalientes se encuentra el hecho de que inhibe la capacidad migratoria de células cancerígenas (en el caso del cáncer de próstata, sobre el que han centrado su estudio). Un hecho de especial relevancia ya que, como apuntaba, “la destrucción de las células se puede conseguir con distintos medios, el problema principal es la metástasis , cuando se vuelve incontrolable, de ahí la relevancia de inhibir la capacidad de migrar”.

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