
Los microplásticos representan una amenaza creciente para el ecosistema y la salud humana. Un nuevo estudio de laboratorio muestra que estas amenazas se extienden más allá de los impactos físicos o químicos directos, y revela que la presencia de microplásticos aumenta la gravedad de una importante enfermedad viral de los peces.
La autora principal del estudio, la Dra. Meredith Evans Seeley, quien realizó la investigación como parte del programa de doctorado del William & Mary’s Virginia Institute of Marine Science, manifestó:
“Los microplásticos y los patógenos están en todas partes”, dijo Seeley, “pero a menudo están presentes en concentraciones más altas en entornos acuáticos densamente poblados,como las piscifactorías- Queríamos explorar si los microplásticos podrían afectar la gravedad de las infecciones IHNV en la acuicultura”.
IHNV es un patógeno virulento en la acuicultura de salmónidos, que afecta a miembros de la familia del salmón, como la trucha arcoíris, truchas, salmón chinook y salmón sockeye.
El equipo quería determinar si puede ocurrir una “causa y efecto” entre los microplásticos, los virus y la mortalidad de los peces.
Seeley y sus colegas expusieron a truchas arcoíris mantenidas en acuarios a concentraciones bajas, medias y altas de tres tipos diferentes de micropartículas, y luego agregaron el virus IHN a la mitad de los tanques.
Eligieron plásticos que se usan ampliamente en la acuicultura y que se encuentran comúnmente como productos de descomposición en la naturaleza: espuma de poliestireno (a menudo flotadores, boyas, aislamiento doméstico y recipientes para alimentos); y fibras de nylon (redes de pesca, sedales y ropa).
También expusieron a los peces sanos e infectados a pequeños fragmentos de la hierba común de los marismas Spartina alterniflora. Los tanques de control no contenían virus ni micropartículas.
Las truchas fueron incubadas y criadas de acuerdo a la guía del Institutional Animal Care and Use Committee.
¿Sus resultados?
“Descubrimos que la exposición conjunta de microplásticos y virus aumentaba la gravedad de la enfermedad”, dijo Seeley, “y las fibras de naylon tienen el mayor impacto. Esta es la primera vez que se documenta esta interacción y enfatiza la importancia de probar múltiples factores estresantes, lo cual es más ambientalmente realista”.
El Dr. Rob Hale, químico ambiental y asesor doctoral de Seeley en VIMS, está de acuerdo.
“Nuestros resultados muestran que debemos considerar la toxicidad de los microplásticos no solo, sino en combinación con otros factores ambientales estresantes”.
Por su parte, el Dr. Andrew Wargo, un experto en ecología de enfermedades infecciosas, señala que el IHNV es un problema mundial.
“Se originó en el noroeste del Pacífico, donde continúa causando grandes problemas tanto en las acuicultura como en la conservación de los salmónidos. Nuestro estudio muestra que existe una interacción entre los microplásticos y el IHNV. Lo que aún no sabemos es cómo se desarrolla esta interacción en la acuicultura o en los entornos salvajes, lo que en última instancia dependerá de la cantidad de contaminación plástica y el IHNV en un área determinada”.
No todas las micropartículas son iguales
Basados en los resultados de laboratorio, los investigadores sospechan que la exposición a micropartículas aumenta la gravedad de la enfermedad al dañar físicamente los delicados tejidos de las branquias y el revestimiento intestinal, lo que facilita que el virus colonice a su huésped.
La exposición a microplásticos sintéticos (nylon y poliestireno) tuvo un mayor impacto que las micropartículas naturales derivadas Spartina.
Lo más impactante fue la exposición a las microfibras derivadas del naylon.
Los investigadores sospechan que esto puede deberse a su mayor tamaño, mayor longitud o mayor dureza del plástico, en comparación con la materia vegetal.
“Las microfibras de naylon son más grandes y es más probable que queden atrapadas y dañen los delicados tejidos de las branquias y el revestimiento del intestino”, dijo Seeley.
“Eso podría facilitar la entrada del virus y estresar al huésped, lo que en última instancia aumentaría la virulencia de la enfermedad”.
Implicaciones más amplias
El trabajo del equipo de investigadores tiene importantes implicaciones más allá de la piscicultura.
“Nuestra pregunta de investigación es muy relevante en la acuicultura”, manifestó Seeley, “pero también es aplicable a los entornos naturales. Los microplásticos se distribuyen en todo el mundo, por lo que en un momento dado pueden coexistir con una variedad de patógenos naturales”.
“Las enfermedades y los microplásticos pueden interactuar para producir peores resultados en una variedad de sistemas acuáticos y terrestres”, destacó Hale, “incluso en peces, corales y aves silvestres. Si solo pruebas los microplásticos, es posible que no veas ningún impacto y dé por terminado el día, pero en el mundo real estos microplásticos pueden interactuar con los patógenos, el aumento de las temperaturas, la disminución del pH, el aumento de la turbidez del agua, y otras variables”.

Seeley destaca que los resultados del estudio también pueden ser relevantes para la salud humana.
“Los ambientes interiores están llenos de microplásticos, por ejemplo, en el polvo doméstico. Esto nos hace preguntarnos cómo los microplásticos contaminantes en interiores pueden afectar la progresión de enfermedades transmitidas por el aire como el COVID-19”.
Referencia
Meredith Evans Seeley, Robert C. Hale, Patty Zwollo, Wolfgang Vogelbein, Gaelan Verry, Andrew R. Wargo. Microplastics exacerbate virus-mediated mortality in fish. Science of The Total Environment, 2023; 866: 161191 DOI: 10.1016/j.scitotenv.2022.161191