Barcelona, España.- Polietileno, polipropileno y poliestireno son los tipos de microplásticos más abundantes en las aguas costeras del Mediterráneo, según un nuevo trabajo publicado en la revista Marine Pollution Bulletin por los expertos Miquel Canals, William P. de Haan, y Anna Sànchez-Vidal, del Grupo de Investigación Consolidado (GRC) en Geociencias Marinas de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Barcelona.
Este trabajo describe la presencia de diferentes tipos de microplásticos en el litoral mediterráneo peninsular, en concreto en las costas de Cataluña, la región de Murcia y Almería en España. Según los resultados, también son abundantes los polímeros de nylon, poliuretano (PUR), polietileno tereftalato (PET), etilvinilacetato (EVA), policloruro de vinilo (PVC), crilonitril butadieno estireno (ABS) y polímeros fluorocarbonados. Los expertos también han identificado por primera vez indicios de materiales plásticos de origen marino —en concreto, partículas de pintura de los barcos— no muy estudiados hasta ahora en la cuenca del Mediterráneo.
Diagnóstico de la costa mediterránea peninsular: microplásticos redondeados, pequeños y ligeros
Cilindros y esferas pequeñas (pélets), espumas de poliestireno, filamentos derivados de artes de pesca y abundantes fragmentos mayores de plástico de composición química variada se cuentan entre los materiales encontrados en las costas mediterráneas. En el marco de la investigación, se han analizado cerca de 2.500 muestras de materiales plásticos obtenidos en diferentes campañas oceanográficas a lo largo de un eje norte-sur en cada una de las áreas de estudio. En todas las zonas estudiadas, abundan los fragmentos de polietileno (54,5 %), polipropileno (16,5 %) y poliestireno (9,7 %) —los polímeros termoplásticos más producidos en todo el mundo—, que flotan en el agua marina y probablemente provienen del continente.
Hasta ahora, ningún estudio científico ha podido verificar con detalle el tiempo de permanencia del plástico en el mar antes de que se degrade o quede enterrado. Según el nuevo estudio, los microplásticos encontrados en las costas mediterráneas peninsulares «son redondeados, de tamaño muy pequeño —en torno a un milímetro— y de bajo peso específico, y ello podría indicar un estado de degradación avanzado y, por tanto, una larga permanencia en el medio marino», explica el experto William P. de Haan, miembro del GRC en Geociencias Marinas y primer autor del estudio.
El trabajo identifica lugares en el litoral peninsular con concentraciones máximas de hasta 500.000 microplásticos por kilómetro cuadrado (mp/km2), un valor muy superior al valor medio, que es de 100.000 mp/km2. «Estos resultados coinciden con los de estudios hechos en otras regiones del Mediterráneo, un ecosistema marino que se considera uno de los mayores sumideros de microplásticos flotantes del mundo», apunta William P. de Haan.
Microplásticos en las costas catalanas: valores extremos ante el Tordera y el Besòs
En las costas catalanas, la concentración media de microplásticos supera los 180.000 mp/km2. Los valores más extremos se han encontrado frente a las costas del Tordera (500.000 mp/km2) y el Besòs (hasta 110.000 mp/km2), que son áreas con una presión antrópica considerable debido a la densidad de población elevada, el turismo, el uso de las playas y las actividades marítimas diversas. Entre los microplásticos analizados, abundan sobre todo los compuestos de polietileno, y la mayoría son translúcidos o transparentes (65 %).
En estas áreas litorales, los cambios en la intensidad y el alcance de la corriente del Norte —que circula paralelamente a la costa en dirección norte-sur— y las corrientes de deriva litoral son factores que probablemente afecten a la distribución de los microplásticos en el mar. Según estudios previos, la corriente del Norte podría llegar a transportar hasta mil millones de partículas de plástico por día, con un peso total de hasta 86 toneladas.
Murcia y Almería: corrientes que llegan del Atlántico y de los invernaderos
En las aguas costeras de Murcia y Almería, la variedad de polímeros es superior —sobre todo, nylon, poliuretano o politereftalato de etileno— a la observada en aguas catalanas y predominan los microplásticos más densos, que se hunden con más facilidad. En cuanto a los colores, los más abundantes son el blanco opaco (46 % en Murcia y 54 % en Almería) y los colores oscuros (20 % y 12 %, respectivamente). En estas costas, la dinámica marina —con la llegada de agua superficial desde el Estrecho de Gibraltar— podría favorecer la irrupción de microplásticos provenientes del océano Atlántico.
Cabe considerar que en el suelo también hay grandes extensiones de cultivo en invernaderos —como el Campo de Dalías, en Almería—, que generan vertidos incontrolados de plásticos en lugares cercanos a la costa almeriense, con un valor máximo de 130.000 mp/km2. En Murcia, la concentración más elevada se ha encontrado en la costa de Cartagena (140.000 mp/km2), pero también hay lugares, como la laguna del mar Menor, especialmente afectados por el gran impacto de la actividad humana.
La gran diversidad de microplásticos encontrados en el mar en cuanto a composición y color, así como las diferencias de concentración, indican orígenes y volúmenes distintos según el tramo de costa considerado, apuntan los autores.
¿Cuál es el destino final de los plásticos marinos?
Los plásticos no tienen siempre la misma composición, y por eso es difícil precisar de forma genérica su destino final en el medio marino. «Sus tamaños y propiedades físicas y químicas, así como las condiciones del medio marino, determinan el destino de los microplásticos dentro del agua», explica la investigadora Anna Sànchez-Vidal.
«La densidad del material plástico es un factor determinante en el caso de los fragmentos más grandes. Si hablamos de un microplástico, la dinámica es mucho más compleja. Además, la densidad del agua marina varía según factores diversos —temperatura, salinidad, posición geográfica, profundidad— y eso afecta de forma directa a la flotabilidad de los microplásticos».
El estudio describe por primera vez el gran potencial de los microplásticos —sobre todo de los más pequeños de forma angular— para integrarse en los agregados orgánicos marinos, formados por partículas de origen orgánico y minerales. Esta interacción — que hasta ahora solo se había descrito en el laboratorio— es un fenómeno que se produce de modo natural en el medio marino, tal como revela como primicia el nuevo trabajo.
Así pues, un 40 % de los microplásticos (en cantidad) y un 25 % (en masa) pueden formar estos agregados marinos. Este proceso podría facilitar el hundimiento y la acumulación de los microplásticos poco densos en los fondos marinos, un ambiente lejos del alcance del único agente capaz de degradarlos: la luz ultravioleta de la radiación solar.
«Cerca del 66 % de los microplásticos que hemos encontrado en los agregados marinos —polietileno, polipropileno y poliestireno expandido— son polímeros de densidad inferior al agua de mar. Esta hipótesis podría explicar la presencia de microplásticos de baja densidad en las grandes profundidades marinas de todo el planeta, y por qué la abundancia de plásticos flotando en la superficie del océano es menor que la esperada», detalla Sànchez-Vidal.
La fauna marina, amenazada por la civilización del plástico
A menudo, los plásticos que flotan en la superficie del mar son ingeridos por los organismos marinos, que los confunden con alimentos. El zooplancton, incluso, es capaz de ingerir microplásticos y expulsarlos en forma de pélets fecales que pueden alcanzar los grandes fondos marinos. Se trata de una situación conocida —y no muy estudiada— en los ecosistemas marinos.
Además, aparte de los aditivos que contienen per se, los microplásticos pueden incorporar a la cadena trófica compuestos tóxicos presentes en el agua marina (metales, bifenilos policlorados, contaminantes orgánicos, y otros). Transportados por las corrientes marinas, estos materiales plásticos también pueden convertirse en vehículos de dispersión de especies invasoras y organismos patógenos.
Proteger el sistema marino y costero en toda el Mediterráneo
El cambio climático, la industria pesquera, el transporte marítimo, la prospección y explotación de hidrocarburos y los vertidos industriales son algunas de las grandes amenazas para el futuro de los sistemas marinos y costeros del Mediterráneo. Proteger y mejorar la calidad medioambiental del mar Mediterráneo es, inevitablemente, una prioridad en la agenda científica y de política ambiental europea.
En este horizonte de desafíos científicos, los expertos del GRC en Geociencias Marinas de la UB han participado en trabajos de alcance internacional que alertan sobre el impacto medioambiental de las micropartículas en el medio marino. En paralelo, forman parte de proyectos científicos para mejorar la protección de los ecosistemas marinos en la cuenca mediterránea, como los proyectos Policy-oriented marine environmental research in the southern European seas (PERSEUS) e Implementation of the MSFD to the deep Mediterranean sea (IDEM).
En el caso del Mediterráneo, algunas de las referencias más importantes en protección medioambiental son la Directiva marco sobre la estrategia marina (Marine Strategy Framework Directive, MSFD) y el Convenio de Barcelona para la protección del mar Mediterráneo, firmado en 1976 y modificado en 1995. Como explica el catedrático Miquel Canals, jefe del GCR en Geociencias Marinas y director del Departamento de Dinámica de la Tierra y del Océano de la UB, «la Directiva marco contempla una serie de iniciativas para proteger y mejorar el estado ambiental de los ecosistemas marinos en toda Europa. En esta línea, ha definido un conjunto de indicadores que contemplan aspectos relacionados con la investigación sobre la basura marina y, en concreto, un mejor conocimiento sobre los impactos ambientales y biológicos de las micropartículas en el medio marino».
«A su vez, la prevención de cualquier tipo de contaminación es uno de los objetivos principales del Convenio de Barcelona. En este contexto, destacan iniciativas como “Haciendo frente a los desechos marinos en el Mediterráneo” y “Un Mediterráneo sin plásticos”, relacionadas entre sí y con el impacto medioambiental de los microplásticos», concluye el catedrático Miquel Canals.
Referencia:
William P.de Haan, Anna Sànchez-Vidal and Miquel Canals. Floating microplastics and aggregate formation in the Western Mediterranean Sea. Marine Pollution Bulletin, Volume 140, March 2019, Pages 523-535 https://doi.org/10.1016/j.marpolbul.2019.01.053 https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0025326X19300748