Bogotá, Colombia.- El investigador Julián Ricardo Pineda, estudiante de la Maestría en Salud y Producción Animal de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), afirma que usar la larva de la mosca soldado negra (Hermetia illucens) es una opción viable para alimentar a los peces, ya que el aumento de los precios de la harina de pescado genera gastos considerables para los piscicultores.
Las larvas crecen rápidamente y tienen una excelente velocidad de alimentación. Además consumen entre 25 y 500 mg de materia fresca/ larva/día y se alimentan de una amplia gama de sustratos que van desde el estiércol hasta los residuos de alimentos.
Un ciclo de engorde para tilapias con larvas de mosca soldado negra lleva 15 días hasta que estas tienen un peso promedio de 0,25 g en condiciones óptimas. Sus niveles de proteína van del 28 al 48 % y los de lípidos del 12 al 42 %, lo que representa un alto valor nutricional.
El estudiante explica que “el perfil lipídico es muy similar al de la harina de pescado y existe el potencial de aumentar el ácido graso mediante el uso de una alimentación apropiada, por ejemplo los desechos de pescado. El perfil de aminoácidos esenciales de la harina de insectos cumple con la formulación dietética de las tilapias”.
Usar las larvas como alimento sería una opción económica para las más de 5.000 fincas piscicultoras dedicadas a la producción bajo esta técnica en Colombia.
“La mosca soldado negra jugaría un papel importante en la economía circular de estas fincas, en las que se podrían utilizar los residuos de los peces para alimentar a las larvas, que a su vez serán utilizadas para alimentar a los peces”, comenta el investigador sobre este modelo económico que aboga por utilizar la mayor cantidad de materiales biodegradables posibles en la fabricación de bienes de consumo para que estos vuelvan a la naturaleza.
Alternativa eficaz
Diseñado como una serie de sistemas que se comportan de forma integral y autosostenible, el empleo de moscas soldado negra –que no son vector de enfermedad y se deben usar en estado de larva– contribuirá a mejorar los márgenes de ganancia de los pequeños productores.
“Como este alimento se puede producir en la finca, los costos asociados con transporte, conservación y empaquetado se reducen, de manera que el piscicultor puede destinar sus recursos a otras necesidades”, precisa el investigador, quien forma parte del grupo de investigación UN Insectario, de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia.
También se ha demostrado que las larvas eliminan las bacterias patógenas –aquellas que causan enfermedades infecciosas– y reducen los olores de los desechos.
Conformado para brindarles a las comunidades rurales sistemas autosostenibles más económicos y eficientes, UN Insectario cuenta con un laboratorio de producción de insectos pionero en su tipo, en el que hasta el momento se trabaja en condiciones controladas.
“Nuestro laboratorio está totalmente acondicionado y cuenta con un área de cría, gracias a recursos provenientes de alumnos o egresados, quienes desarrollan parte de sus proyectos de investigación aprovechando estas instalaciones”, destaca el estudiante.
Por ejemplo en el caso de la mosca soldado negra se ha diseñado un sistema de producción para mantener un pie de cría con el fin de realizar múltiples investigaciones. Además está el Laboratorio de Nutrición Acuícola del Departamento de Producción Animal de la Facultad, donde se mantiene un acuario con alevinos de tilapia.
Hasta la fecha el grupo de investigación se ha vinculado a proyectos de la UNAL que tienen algún tipo de extensión, además de asesorar a las personas interesadas en adelantar procesos de descomposición usando insectos en pequeña escala.
El investigador Pineda menciona que en el sur del Tolima se está adelantando un proyecto con algunos productores de tilapia: “estamos esperando los resultados del uso de la harina de larva como alimento para estos peces”, concluye.
Fuente: Agencia de Noticias UN
