Un equipo internacional de científicos, coordinado por el profesor Stephen Euston en la Heriot-Watt University, ha abordado los problemas de sostenibilidad en artículos cotidianos como alimentos, productos farmacéuticos y productos de belleza.
Los investigadores vienen usando ingredientes naturales producidos por microbios marinos como alternativas a los agentes químicos que se utilizan en la actualidad.
La enorme demanda del mercado de tensioactivos y emulsionantes se satisface actualmente con productos químicos sintéticos, principalmente derivados del petróleo. Por lo general, estos compuestos no son biodegradables y pueden ser tóxicos.
Tensioactivos
Los tensioactivos se utilizan para reducir la tensión superficial, como en los detergentes, dispersantes y agentes espumantes, mientras que los emulsionantes pueden ser agregados para estabilizar el aceite en los alimentos procesados o cremas cosméticas.
Liderado por la demanda de la industria manufacturera, deseosa por encontrar fuente más sostenibles, el consorcio MARISURF, financiado por Horizon2020 y liderado por la Heriot-Watt University, ha presentado alternativas prometedoras que se encuentran en los microorganismos marinos.
El Dr. Tony Gutierrez de la Heriot-Watt University proporcionó la gran colección bacteriana utilizada para la detección y el descubrimiento de nuevos tensioactivos y emulsionantes.
Proyecto MARISURF
“El proyecto MARISURF fue diseñado para mejorar la sostenibilidad y la calidad de una amplia gama de productos de consumo mediante el uso de ingredientes naturales producidos por microbios marinos. Hemos desarrollado enfoque innovadores para descubrir, caracterizar y producir nuevos biosurfactantes y bioemulsionantes de origen marino” destacó Gutierrez.
“En el proyecto hemos prestado atención en probar la capacidad de las cepas bacterianas para producir diferentes tipos de tensioactivos y emulsionantes. Identificamos varias cepas que mostraban cualidades muy prometedoras de relevancia para industrias específicas, en particular para su uso potencial de alimentos, productos sanitarios y farmacéuticos”.
“A partir de 500 cepas iniciales, el equipo de investigación trabajó en estrecha colaboración con socios de la industria para aumentar la producción de dos cepas con comentarios muy positivos de los usuarios finales sobre la funcionalidad. Esto indica que existe un claro potencial de que estas cepas sean útiles en aplicaciones comerciales. No obstante, se necesitarán inversiones para garantizar la rentabilidad de la producción”.
“En el futuro, esto podría tener un gran impacto potencial para la industria y para los mismos consumidores, debido a que estas cepas se derivan de una fuente bacteriana marina sostenible y no patógena. Ellas son de origen biogénico, por lo que tienen un perfil medioambiental mucho mejor en comparación con los tensioactivos a base de petróleo que se utilizan actualmente en aplicaciones industriales”.
A pesar de la exposición generalizada de los medios sobre el impacto ambiental de ingredientes como el aceite de palma, el ingrediente barato sigue siendo fundamental para muchos productos alimenticios.
Si la producción puede ser escalada, el equipo de MARISURF espera que su investigación pueda ayudar a reemplazar los insumos químicos con material de origen marino. Sin embargo, el costo sigue siendo el desafío central que requiere de más investigación.
El proyecto MARISURF colaboró con la industria en todo momento para garantizar que la investigación académica cumpliera con los requisitos del usuario final y proporcione las características deseables para los nuevos tensioactivos.
El profesor Stephen Euston continuó: “Las aplicaciones para esta investigación están muy extendidas. Por ejemplo, existe la posibilidad de que las fuentes marítimas proporcionen un sustituto para el aceite de palma como emulsionante. No obstante, garantizar que esto sea comercialmente viable para la industria alimentaria será el próximo paso más desafiante. Los consumidores no gastarán una prima muy alta en alimentos cotidianos y eso debe tenerse en cuenta en la carrera para abordar la sostenibilidad”.
“La investigación tiene el potencial de impactar positivamente en la industria alimentaria. Estamos trabajando con alimentos Marlow para ayudarlos a eliminar las claras de huevo de sus productos, abriendo así una cartera de productos para aquellos que siguen una dieta vegana. Los sustitutos de las claras de huevo que existen en el mercado no son adecuados para todos los productos. Nuestra nueva cepa no se ve afectada por algunos de los problemas encontrados con otras fuentes de proteínas y es adecuada para veganos, debido a que no es de origen animal”.
“Trabajar estrechamente con la industria y nuestras universidades colaboradoras permitió al Consorcio desarrollar potenciales tensioactivos naturales desde el descubrimiento hasta la prueba de concepto, la producción industrial y la aplicación en formulaciones de productos por parte de los usuarios finales comerciales. Este enfoque de la investigación es emocionante y novedoso. Esta plantilla de colaboración ya está generando más oportunidades para integrar la investigación industrial y académica”.
El consorcio MARISURF incluyó a 12 socios: las cinco instituciones académicas fueron Heriot-Watt University, Ulster University, Democritus University of Thrace, University of Patras, Northumbria University. Las cuatro empresas industriales fueron Bio Base Europe Pilot Plant VZW, EcTechSystens Srl, Nova-Institut fur politische und okologische innovation GmbH, Acondicionamiento Tarrasense Association. Las tres empresas usuarias finales fueron APIVITA SA, Marlow Foods Ltd y Nanoimmunotech SL.
El proyecto ha recibido financiación del programa de investigación e innovación Horizon 2020 de la Unión Europea en virtud del acuerdo de subvención No 635340.
Mayor información: http://www.marisurf.eu/