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El repoblamiento, una estrategia para el sostenimiento del recurso pesquero

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By Milthon Lujan

Bogotá, Colombia (AUNAP).- Pese a no contarse con una evidencia científica acerca de la efectividad de las labores de repoblamiento pesquero en los cuerpos de agua del país, los pescadores de las regiones han dado cuenta del incremento de las poblaciones una vez se han ejecutado este tipo de labores.

En Colombia viene haciéndose repoblamiento en cuencas de aguas naturales desde el año 1997, una vez el antiguo Instituto Nacional de Pesca y Acuicultura (Inpa) expidió la resolución 531, en 1995.

Diecinueve años después la labor sigue haciéndose, desde hace cuatro años a cargo de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap).

Por ejemplo, el año pasado, cinco de las siete regionales de la Aunap hicieron repoblamiento, principalmente de especies como bocachico, dorada y sábalo, en la cuenca del rio Magdalena.

La regional de Barrancabermeja sembró 7.068.250 alevinos de bocachico principalmente en la ciénaga El Llanito y en el embalse Topocoro; por su parte, la estación piscícola de Repelón sembró 5.000.000 de alevinos de la especie bocachico; entre tanto la regional Bogotá sembró 1.034.740 alevinos de bocachico, doncella y pataló.

La regional de Magangué sembró 219.000 alevinos principalmente de bocachico; Antioquia hizo lo mismo con 355.000 alevinos de bocachico y dorada sembrados en el río cauca en los municipios de Caucasia y Cáceres, y en las ciénagas de Corrales y La Pomposa.

“Si bien es cierto que las pesquerías han disminuido, debido a varios factores como: la contaminación ambiental, la deforestación, la construcción de hidroeléctricas, la expansión de fronteras en las ciénagas, la sobre pesca de la población, entre otras;  si no se hubiera hecho repoblamiento, el recurso habría desaparecido”, señaló John Restrepo, profesional especializado de la Aunap.

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Sin embargo, como la actividad de la pesca es dinámica y cambiante, la autoridad está trabajando en la actualización y adecuación de la resolución 0531 de 1995 para darle un mayor alcance.

Por ahora, la Aunap está trabajando en la demarcación de unas líneas específicas que deben ser acatadas por las demás entidades públicas y privadas que realicen dicha actividad. Por ejemplo, se está considerando la posibilidad de incluir una línea  donde se especifique la importancia del componente genético para realizar la actividad, es decir, que no vaya a haber inconvenientes en el traspaso de individuos de una cuenca a otra.

Como consecuencia de las medidas de compensación, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) establece unas obligaciones con algunas empresas y entidades para que siembren alevinos y larvas en los cuerpos de agua.

“La idea es que la entidad nos consulte antes, para que nosotros marquemos los lineamientos y seamos quienes digamos la zona propicia donde debe sembrarse, la especie nativa, cuántos individuos, en qué cuerpos de agua, entre otros. Así tendríamos puntos focales que nos permitirían hacer muestreos, para demostrar que efectivamente el repoblamiento si sirve”, señaló Restrepo.

Si bien es cierto que el país no cuenta con un programa de trazabilidad (por sus altos costos) que permita corroborar, de las especies sembradas cuántas han alcanzado su talla de madurez, cuántas mueren en el proceso o sirven de alimento para otras especies; lo que si es cierto y lo han comprobado los pescadores artesanales a través de datos empíricos, es que si han visto la sostenibilidad del recurso, las especies ha crecido y se están capturando en las tallas permitidas.

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“Una de las consecuencias del repoblamiento es la sostenibilidad del recurso, aunque hay mortalidades, también hay un porcentaje de animales que sobre vive”, concluyó Restrepo.

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