El potencial prebiótico de los nutrientes derivados de las macroalgas tiene que ser confirmando antes que los suplementos nutricionales marinos inunden los estantes de nuestras tiendas saludables. Las macroalgas no sólo son sabrosos, también son una fuente de nutrientes que podrían ser beneficiosos para la salud y el bienestar. Y al igual que las plantas terrestres, las macroalgas también contienen porciones significativas de fibra que llegan al colon sin ser digeridos. Pero ¿tienen las fibras de macroalgas similar efectos positivos en las bacterias en el intestino humano? Este es la pregunta que el proyecto HYFFI, financiado por la UE, esta tratando de resolver.
El objetivo es averiguar si los polisacáridos de bajo peso molecular (LMWPs por sus siglas en inglés) de las fibras de las macroalgas tienen efectos funcionales como prebióticos; que no deben confundirse con los probióticos, que son bacterias vivas en infusiones. “La definición más reciente de prebiótico es ‘un ingrediente fermentado selectivamente que permite cambios específicos, tanto en la composición o actividad en la microflora gastrointestinal que confiere beneficios’” dijo Sarah Hotchkiss, especialista en macroalgas que trabaja en CyberColloids, en Carrigaline, Irlanda, uno de los socios comerciales del proyecto.
Como parte del estudio, ellos realizaron pruebas de laboratorio en más de 10 LWMPs. Estos fueron cultivados en heces humanas debido a que los prebióticos, como fermento de la fibra en el intestino interactúan con la comunidad microbiana. Gracias a una técnica denominada cromatografía de gases, fue posible medir los productos de la fermentación. Los científicos encontraron que uno de los compuestos de alginato en polvo, denominado CC2238, produjo un incremento significativo en la población total de bacterias.
Además, un compuesto de la macroalga Gelidium, denominado CC2253, mostró un incremento significativo en las poblaciones de bifidobacterias. “Una fracción en particular fue buena para estimular el crecimiento de las bididobacterias” dijo el microbiólogo del intestino Arjan Narbad del Institute of Food Research, Norwich, Reino Unido, que no está asociado al proyecto. “Las bifidobacterias son probióticos que se añaden a muchos alimentos y han mostrado muchos efectos beneficios para el huésped, incluido la estimulación del sistema inmune y actividades antipatógenicas”.
Sin embargo, en los resultados in vitro no puede ser directamente interpretados en términos de su potencial para la salud humana, debido a que muchos efectos beneficos no se mostraron en los ensayos en humanos. “Este es un ‘motivo’ para probar la bioactividad en humanos” dijo el bioquímico Lars Ove Dragsted del departamento de nutrición, ejercicio y deportes en la Universidad de Copenhagen de Dinamarca. Él dijo al medio youris.com que el proyecto HYFFI es un buen punto de partida para la identificación de los componentes potencialmente bioactivos en los alimentos como las macroalgas.
Otra parte del equipo del proyecto realizó un ensayo en humanos con 60 voluntarios en el Northern Ireland Centre for Food and Health (NICHE) en la Universidad de Ulster. Desafortunadamente, Hotchkiss indicó, que los pequeños cambios positivos que ellos observaron en la microflora del intestino no fue lo suficiente para demostrar la actividad prebiótica. “En general, se requiere evidencia para el crecimiento selectivo de ‘buenas’ especies de bacterias Bifidobacterias, Lactobacillus y Eubacterium rectale a expensas de otras menos deseables como Bacteroides y Clostridium” explicó Hotchkiss.
Sin embargo, ella agregó que si bien su estudio no demostró efectos prebióticos, esto no quiere decir que las fibras derivadas de las macroalgas no tengan el potencial. Ella concluye: “Existen varios proyectos ejecutándose en todo el mundo y la literatura académica sugiere que las macroalgas muestran potencial”.