Valparaíso, Chile.- En el marco del ciclo de conferencias de Acuicultura, la carrera de Biología Marina analizó la situación ambiental de Chiloé y la eliminación de cerca de nueve mil toneladas de salmones muertos en el mar. Para el director de la Escuela de Biología Marina, Pablo Muñoz, el grave evento de Marea Roja que afecta a la zona sur de nuestro país responde a la acción de la naturaleza.
“Es un fenómeno natural, porque hoy día están concurriendo muchos factores, por ejemplo, esto partió hace mucho tiempo con el tema de la capa de ozono, luego el efecto invernadero, ahora el cambio climático y la acidificación de los océanos si a esto le suma la contaminación, obviamente que el mar tiene que reaccionar a todas estas variables. Esta es una reacción absolutamente natural y se conoce como floraciones algales, que cada cierto tiempo se expanden a nivel global en los dos hemisferios. Lo inusual ahora es la gran expansión de la zona impactada y toxicidad que ha desarrollado y eso es lo que debemos estudiar e investigar como científicos“, planteó.
El profesor Muñoz señaló que ya en el año 1992 la Comisión Oceanográfica intergubernamental de la Unesco alertó de la situación.
“Se advirtió de un aumento de la intensidad y la dispersión de la marea roja, junto con la toxicidad. La floración algal siempre sigue un patrón: primero una estabilidad de la columna de agua, un periodo de tiempo de mucha insolación (calor) y elevación de la temperatura en el agua de mar. Las poblaciones normales de fitoplancton están adaptadas a aguas de mayor turbulencia y de nutrientes y al estar estratificadas es un ambiente ideal para el desarrollo de fenómenos de marea roja como la actual, que es muy toxica. En eventos anteriores de marea roja, era normal que creciera rápidamente, pero también decreciera con la misma velocidad. El problema ahora es que la zona afectada es muy grande y la segunda instancia no se ha cumplido, e incluso sigue expandiéndose, continua sigue la dispersión de Sur a Norte y también hacia el área oceánica de la cual tenemos pocos registros, por lo tanto es necesario estudiarlo muy bien y así estar preparados para los siguientes eventos”, propuso el profesor Muñoz.
Por su parte, el académico Marcelo Campos, biólogo marino y quien dicta la cátedra de Acuicultura en la carrera, descartó la relación entre el vertimiento de salmones muertos en el mar y las varazones ocurridas en las costas del país.
“Estoy seguro de que no hay ninguna relación entre el vertimiento de los salmones muertos y la marea roja. Es más, la mortalidad de los salmones fue producto de un evento de la naturaleza, que también está afectando y con mayor gravedad, no solo a un rango más amplio de especies, también de extensión geográfica (macro zona). Ahora, el impacto del vertimiento es mínimo por no decir nada, porque la disolución en el mar es inmensa. Estamos hablando de nueve mil toneladas. La capacidad de disolución del mar es inmensa. Además considerando a la distancia desde la costa en que se vertió y la profundidad del lugar donde se realizó la operación. No podríamos atribuirlo a esto” recalcó.
Con respecto al impacto que podrían tener los antibióticos que son utilizados en la industria salmonera, el profesor Campos sostuvo que “no podemos pensar que el cultivo de salmón se hace en base a antibióticos. De vez en cuando se usan, pero con fines profilácticos y terapéuticos. Se les da bajo ciertas características especiales. También se dice que en Chile usamos enormes cantidades de antibióticos, la verdad es que si lo analizas no es tanto. Aquí se usan más antibióticos que Noruega no porque seamos malos, sino porque tenemos enfermedades bacterianas que en Noruega no tienen. A su vez, ellos utilizan mucho más antiparasitarios que en Chile, porque sus salmones tienen enfermedades parasitarias, que nosotros no tenemos”, aclaró.
El profesor Campos agregó que el mundo está cambiando y fenómenos como éste -según sus palabras- habrían llegado para quedarse.
“Los tiempos de la naturaleza no son los mismos que los nuestros. Hoy tenemos un sistema de comunicación que nos permite enterarnos instantáneamente de lo que está pasando. Por ejemplo, el tema de las ballenas varadas en el Sur: ¿Cuántos fenómenos de estos pasan diariamente que no nos enteramos? La globalización permite informarnos de muchas cosas. En Canadá, por ejemplo, también hubo varazón de langostinos, al igual que en la playa de Arica. Eso da cuenta que el fenómeno es global. Así como sucede aquí, también ocurre en otras partes del mundo. Tal como lo anunciaron en Estados Unidos, estos eventos responden a la presencia del Fenómeno del Nño, que es especial, por eso lo llamaron “el niño Gotzila”. No lo creíamos. A esto se suma cierta ignorancia, que en algunos casos llega a ser supina. Por lo tanto, necesitamos investigar más y más, por ejemplo en áreas como las patologías de los recursos marinos. Yo me pregunto ¿La desaparición de algunas especies es solo producto de la sobreexplotación o puede haber ocurrido producto de una epidemia?. No lo sabemos. Nos hemos preocupado de ser líderes en producción, pero no en ser líderes en investigación. Somos los segundos productores de salmón en el mundo, sin embargo ¿qué hacemos en investigación para sostener esa producción?. Tenemos que diseñar planes de investigación a largo plazo”, concluyó.
En el ciclo de conferencias llevado a cabo en la Escuela de Biología Marina también participaron como conferencistas Marcela Lara de Sernapesca y el consultor en acuicultura, Alfredo Valenzuela.