España – Un estudio llevado a cabo por CTAQUA, el Centro Tecnológico de Acuicultura, dirigido por Juan Manuel García de Lomas, ha analizado la presencia de estos materiales en los pescados de la Acuicultura de España. Los microplásticos, que se encuentran presentes en el entorno natural, pueden localizarse en cantidades mínimas en los aparatos digestivos, pero no se ha descrito ninguna transferencia a las partes comestibles de los peces. Los ámbitos de trabajo abarcaron los peces, las aguas y la alimentación en granjas de acuicultura de Andalucía, Canarias, Cataluña, Comunidad Valenciana, Islas Baleares y Región de Murcia.
La presencia de plásticos en el medioambiente a nivel global es una realidad fruto de la actividad humana durante el último siglo. La descomposición de los plásticos en diminutas partículas (microplásticos) ha generalizado su llegada a todos los elementos: aire, tierra y agua. Aunque el 80% de estos microplásticos provienen de fuentes terrestres, su presencia se encuentra en todos los medios acuáticos del planeta. Su estudio, evaluación y prevención son ejes de investigación sobre los que trabaja la acuicultura española. A través de la Asociación Empresarial de Acuicultura de España, APROMAR, se canalizan proyectos de innovación aplicada. Uno de estos proyectos de investigación ha sido realizado con el Centro Tecnológico de Acuicultura (CTAQUA). Esta entidad, establecida como una fundación independiente sin ánimo de lucro, dispone de las instalaciones, del equipo humano necesario y de una amplia experiencia en I+D+i en acuicultura, para llevar a cabo este tipo de iniciativas que repercutan en la mejora de la sostenibilidad del sector acuícola español.
Proyectos / ACUIPLAS – Acuicultura responsable: microplásticos
En el año 2019, CTAQUA recibió de APROMAR el encargo de poner en marcha un análisis sobre la presencia de contaminación por residuos plásticos en los peces procedentes de la acuicultura española. Tal y como manifiesta el responsable del proyecto, “los microplásticos son un contaminante antropogénico emergente, actualmente reconocidos como uno de los contaminantes ambientales más importantes y en continuo crecimiento”. La hipótesis de partida planteaba valorar la posible existencia de microplásticos en las partes comestibles del pescado y analizar, en caso afirmativo, la posible fuente de origen Para contrastar esta hipótesis, se buscaron microplásticos con tecnología FTIR en tres matrices diferentes: los filetes de pescado de acuicultura, los piensos utilizados y las muestras de las aguas adyacentes a las instalaciones acuícolas.
Los análisis se llevaron a cabo en 15 lotes, cada uno de ellos compuesto por 10 individuos (150 peces en total) de las tres especies protagonistas del estudio, dorada, lubina y rodaballo, así como en el pienso y en las aguas donde se criaron estos ejemplares. Una vez fileteados los 150 pescados de la muestra, de la misma forma que se filetean para el consumo humano, fue procesada y se procedió a su análisis. La labor de los científicos ha permitido establecer que “No se han observado partículas microplásticas en ninguna de las 150 muestras de pescado analizadas en este estudio”.
En palabras de director gerente de CTAQUA, “Los piensos utilizados para la alimentación de los animales de acuicultura pueden presentar trazas de estas sustancias ya que se fabrican a partir de materias primas naturales, razón por la que en el estómago y en las tripas de los pescados pueden encontrarse, aunque en cantidades mínimamente detectables. Pero estas partes del pescado son siempre desechadas, ya que se consumen eviscerados, por lo que no hay riesgo alguno de que lleguen al consumidor los microplásticos por esta vía, puesto que lo que se come es el músculo y la piel, y ahí no ha habido ningún positivo”.
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En estudio ACUIPLAS, fruto de la labor conjunta de APROMAR y CTAQUA, abarcó también el estudio de las aguas donde se encuentran las instalaciones de acuicultura. Como el resto de los enclaves repartidos por el medio natural, estos emplazamientos mostraron presencia de microplásticos. Sin embargo, estas trazas, aunque inferiores a otras mediciones realizadas en otros ámbitos del sector primario, no llegaron a contaminar las partes comestibles de los pescados analizados. Esto confirmó que la presencia de microplásticos en las aguas donde se crían los peces no supone un vector de llegada de estos materiales al consumidor. La Acuicultura de España, gracias a su riguroso proceso de producción, fruto de su integración en el marco normativo de la Unión Europea, uno de los más exigentes del mundo, es uno de los sistemas más seguros y sostenibles de criar alimentos saludables y de calidad.
ACUIPLAS – Acuicultura responsable: microplásticos