Los amantes de los mariscos de todo el mundo están recolectando más de 800 variedades de bivalvos, ampliando la gama de especies conocidas que son explotadas por los humanos.
En un nuevo estudio, los científicos Stewart Edie del Smithsonian, Shan Huang de la University of Birmingham y sus colegas ampliaron drásticamente la lista de especies de bivalvos (almejas, ostra, mejillones, vieiras, etc), que se sabe que los humanos recolectan e identificaron las características que hacen que estas especies sean objetivos principales para la recolección. Además descubrieron que algunos de estos mismos rasgos también han hecho que estos grupos de bivalvos sean menos propensos a la extinción en el pasado y puedan protegerlos en el futuro.
La investigación, publicada en Nature Communications, encontró que los humanos explotan unas 801 especies de bivalvos. Esa cifra agrega 720 especies a las 81 listadas en la base de datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), llamando la atención sobre la enorme diversidad de bivalvos que se conoce que los humanos recolectan y usan.
Áreas con mayores vulnerabilidades
El estudio identificó los “puntos críticos” globales donde se realiza la explotación de los bivalvos, reportando ciertas áreas donde hay mayores vulnerabilidad a la sobreexplotación e incluye una lista de especies en mayor vulnerabilidad.
Los autores del estudio señalaron ciertas regiones oceánicas, como el este del Atlántico y el noreste y sureste del Pacífico, como áreas de especial interés para el manejo y la conservación.
Edie, quien se desempeña como curador de bivalvos fósiles del National Museum of Natural History, dijo que afortunadamente muchas de las características que hacen que estas especies de bivalvos sean atractivas para los humanos también han reducido su riesgo de extinción.
Específicamente, las especies de bivalvos viven en una variedad de climas en todo el mundo, con una amplia gama de temperaturas. Esta adaptabilidad promueve la resiliencia frente a los factores naturales de extinción. Pero al mismo tiempo, la demanda humana por estas especies puede ponerlas a ellas y a los ecosistemas de los que forman parte en mayor riesgo de destrucción.
“Somos afortunados de que las especies que comemos también tiendan a ser más resistentes a la extinción”, dijo Edie. “Pero los humanos pueden transformar el medio ambiente en un abrir y cerrar de ojos geológico, y tenemos que gestionar de manera sostenible estas especies para que estén disponibles para las generaciones que vendrán después de nosotros”.
«Es algo irónico que algunas de las características que hacen que las especies de bivalvos sean menos vulnerables a la extinción también las hacen mucho más atractivas como fuente de alimento, ya que son más grandes y se encuentran en aguas menos profundas en un área geográfica más amplia», dijo Huang.
“El efecto humano, por lo tanto, puede eliminar desproporcionadamente a las especies fuertes. Al identificar estas especies y hacer que sean reconocidas en todo el mundo, la pesca responsable puede diversificar las especies que se recolectan y evitar que las ostras se conviertan en los (pájaros) dodos del mar”.
Los moluscos bivalvos como las almejas, las ostras, las vieiras y los mejillones han filtrado el agua y han alimentado a los humanos durante milenios. En lugares como Estero Bay, Florida, la tribu indígena Calusa cosechó de forma sostenible aproximadamente 18.600 millones de ostras y construyó una isla entera y montículos de 30 pies de altura con sus conchas.
Especies de bivalvos en riesgo
Pero la historia de los seres humanos que recolectan bivalvos también está plagada de ejemplos de sobreexplotación, en gran parte por parte de los colonizadores europeos y la pesca comercial mecanizada, que llevaron al colapso de las poblaciones de ostras en lugares como la Bahía de Chesapeake, la Bahía de San Francisco y la Bahía de Botany cerca de Sydney, Australia.
Después de estudiar la literatura científica y darse cuenta de que no había una lista completa de todas las especies conocidas como objetivo de las pesquerías, Edie y sus coautores se dispusieron a documentar la variedad de bivalvos utilizados por los humanos.
Después de recopilar todas las especies que encontraron mencionadas en más de 100 estudios anteriores, los investigadores comenzaron a investigar posibles similitudes y patrones entre los 801 bivalvos de la lista. El equipo examinó qué rasgos hacen que los humanos puedan explotar un bivalvo y cómo esos rasgos se relacionan con su riesgo de extinción.
El estudio encontró que los humanos tienden a recolectar bivalvos de cuerpo grande, que se encuentran en aguas poco profundas, ocupan un área geográfica amplia y sobreviven en un amplio rango de temperaturas. Esos dos últimos rasgos también hacen que la mayoría de las especies de bivalvos explotadas sean menos susceptibles a los tipos de presiones y riesgos de extinción que han eliminado especies del registro fósil en el pasado antiguo.
Los investigadores esperan que sus datos mejoren las decisiones de conservación y gestión en el futuro. Específicamente, su lista identifica regiones y especies como particularmente propensas a la extinción. De manera similar, la lista puede ayudar a identificar especies que requieren más estudio para evaluar su riesgo actual de extinción.
Al respecto, los investigadores identificaron las diez principales especies en riesgo se encuentran las ostras que se encuentran frente a las costas de Malasia y Filipinas, la vieiras del Golfo de México y las almejas que se encuentran frente a la costa atlántica de África Central.
Tabla 01. Las 10 especies con el mayor riesgo de extinción.
Familia | Especies | Tamaño | Puntuación PERIL |
Ostreidae | Crassostrea saidii Wong & Sigwart in Sigwart et al. 2021 | 84.9 | 0.901 |
Pectinidae | Euvola marensis (Weisbord 1964) | 86.9 | 0.685 |
Pectinidae | Leopecten stillmani (Dijkstra 1998) | 84.6 | 0.680 |
Pectinidae | Euvola laurentii (Gmelin 1791) | 101.0 | 0.654 |
Ostreidae | Saccostrea malabonensis (Faustino 1932) | 58.0 | 0.643 |
Veneridae | Ventricoloidea lyra (Hanley 1845) | 39.9 | 0.638 |
Pectinidae | Argopecten purpuratus (Lamarck 1819) | 157.1 | 0.630 |
Pectinidae | Annachlamys kuhnholtzi (Bernardi 1860) | 96.7 | 0.626 |
Pectinidae | Equichlamys bifrons (Lamarck 1819) | 132.5 | 0.617 |
Pectinidae | Aequipecten flabellum (Gmelin 1791) | 74.1 | 0.616 |
A continuación, Edie dijo que quiere usar las características asociadas con los bivalvos explotados para investigar las especies de bivalvos que actualmente no se sabe que sean capturadas por personas.
“Queremos usar lo que aprendimos de este estudio para identificar los bivalvos que se están recolectando y que aún no conocemos”, dijo Edie. «Para gestionar las poblaciones de bivalvos de manera efectiva, necesitamos tener una imagen completa de las especies que la gente está cosechando».
Esta investigación es parte del Ocean Science Center del museo, el cual busca catalizar el cambio y la acción al avanzar en el conocimiento del océano y compartirlo con la comunidad científica, los responsables de la formulación de políticas y el público en general. La investigación también respalda la iniciativa «Life on a Sustainable Planet» del Smithsonian, un esfuerzo importante para recopilar nuevos datos sobre el planeta en cambio, implementar enfoques holísticos y a diferentes escalas para la conservación del medio ambiente, y educar al mundo sobre por qué y cómo las soluciones sostenibles al cambio climático pueden beneficiar a las personas y la naturaleza.
Esta investigación recibió apoyo del Smithsonian, la German Research Foundation, la National Aeronautics and Space Administration and the National Science Foundation.
Referencia (acceso abierto)
Huang, S., Edie, S.M., Collins, K.S. et al. Diversity, distribution and intrinsic extinction vulnerability of exploited marine bivalves. Nat Commun 14, 4639 (2023). https://doi.org/10.1038/s41467-023-40053-y