El éxito de la industria de la acuicultura esta asociada a un elemento crucial: la calidad del agua. Si bien el agua de buena calidad es esencial para el crecimiento saludable de los peces, las prácticas tradicionales pueden generar desechos importantes, lo que amenaza el medio ambiente y, en última instancia, daña a la propia industria.
Un estudio publicado en la revista Cambridge Prisms: Water por investigadores de la Universiti Putra Malaysia, explora los desafíos y las oportunidades que rodean la gestión de la calidad del agua en la acuicultura. El estudio profundiza en las consecuencias de la mala calidad del agua y las soluciones innovadoras que allanan el camino hacia un futuro más sostenible.
El impacto de los sistemas de acuicultura
Los diferentes sistemas de acuicultura, desde extensivos hasta intensivos, tienen distintos impactos ambientales. Los sistemas intensivos, que dependen de altas densidades de población e insumos artificiales, tienden a tener una mayor huella debido al aumento de la producción de desechos. Sin embargo, los sistemas intensivos bien gestionados también pueden ofrecer ventajas, como un mejor control de la calidad del agua y una menor dependencia de los recursos pesqueros silvestres.
Calidad del agua: un factor crítico
La mala calidad del agua es un gran desafío en la acuicultura. Los altos niveles de amoníaco, nitrito, sulfuro de hidrógeno y un bajo nivel de oxígeno disuelto pueden estresar a los peces, lo que provoca enfermedades, reducción del crecimiento y aumento de la mortalidad. Además, las floraciones de algas nocivas (FAN) y las bacterias patógenas pueden amenazar aún más las operaciones de acuicultura.
El cambio climático exacerba estos problemas, causando fluctuaciones en la temperatura del agua, el pH y los niveles de nutrientes. La acidificación de los océanos, en particular, plantea un riesgo significativo para la acuicultura marina.
El precio de la contaminación
Las aguas residuales de la acuicultura sin tratar pueden tener un impacto devastador en los ecosistemas circundantes. El exceso de nutrientes como el nitrógeno y el fósforo puede provocar floraciones de algas que agotan los niveles de oxígeno y asfixian la vida acuática. Además, los antibióticos y los productos químicos utilizados en la acuicultura pueden contaminar las vías fluviales y dañar a las especies sensibles.
Las consecuencias van más allá del medio ambiente. Las fuentes de agua contaminadas pueden comprometer la salud de los peces y provocar pérdidas de producción. Es un círculo vicioso: la mala calidad del agua perjudica tanto a nuestro medio ambiente como a la industria que depende de ella.
Cambiando el rumbo: soluciones sostenibles
Afortunadamente, existen soluciones disponibles:
- Tecnologías respetuosas con el medio ambiente: Los sistemas de recirculación en la acuicultura (RAS), la acuicultura multitrófica integrada (IMTA) y la acuaponía ofrecen sistemas de circuito cerrado que minimizan los desechos y maximizan la eficiencia de los recursos.
- Tratamiento avanzado del agua: Tecnologías como la biofiltración, los humedales artificiales y los procesos de oxidación avanzados pueden purificar eficazmente las aguas residuales. La automatización, los sensores y la integración de IoT impulsada por IA pueden optimizar aún más estos procesos.
- Mejores prácticas de acuicultura (BAP): La implementación de los principios de BAP, que enfatizan la gestión responsable de los alimentos, el control de la densidad de población de los estanques y la prevención de enfermedades, puede reducir significativamente la generación de desechos.
- Buena gobernanza: La legislación y la aplicación efectivas desempeñan un papel crucial para garantizar el tratamiento responsable de las aguas residuales y promover prácticas sostenibles.
Una economía circular para la acuicultura
Al adoptar un enfoque de economía circular, la acuicultura puede crear valor a partir de los desechos. Los subproductos de la acuicultura, como la harina y el aceite de pescado, se pueden reciclar o reutilizar para obtener otros productos. Además, los desechos pueden utilizarse para producir biocombustibles, fertilizantes o incluso alimento para otras especies de acuicultura.
De esta forma, para mitigar los impactos ambientales, la acuicultura debe adoptar un modelo de economía circular. Esto implica:
- Reducción de desechos: Optimizar la eficiencia de la alimentación, reducir el uso de productos químicos e implementar sistemas de recirculación de acuicultura (RAS) puede minimizar la generación de desechos.
- Reciclaje de desechos: Los subproductos de la acuicultura, como los desechos de los peces, se pueden transformar en productos valiosos, como fertilizantes, alimentos para animales y biocombustibles.
- Acuicultura multitrófica integrada (IMTA): Al cultivar varias especies juntas, los desechos de una especie se pueden utilizar como fuente de alimento para otra, lo que crea un sistema más sostenible.
Gobernanza y regulación
Una gobernanza y una regulación eficaces son esenciales para garantizar que las prácticas de acuicultura sean sostenibles. Los gobiernos deberían:
- Desarrollar y hacer cumplir normas ambientales: Establecer directrices claras para las operaciones de acuicultura a fin de minimizar su impacto en los ecosistemas.
- Promover prácticas de acuicultura responsables: Fomentar la adopción de técnicas y tecnologías sostenibles.
- Apoyar la investigación y el desarrollo: Invertir en investigación para identificar soluciones innovadoras a los desafíos ambientales.
Conclusión
La piedra angular de la acuicultura sostenible es la calidad del agua. Su impacto directo en la salud, el crecimiento y el rendimiento general de los peces no se puede subestimar. Este estudio subraya la necesidad crítica de prácticas avanzadas de gestión de la calidad del agua para garantizar la viabilidad a largo plazo de la industria.
Entre las conclusiones clave de la investigación se incluyen:
- Enfoque integrado: La gestión eficaz de la calidad del agua requiere un enfoque holístico que tenga en cuenta los factores físicos, químicos y biológicos.
- Innovación tecnológica: La integración de tecnologías avanzadas, como RAS, IMTA y acuaponía, puede mejorar significativamente la calidad del agua y aumentar la producción acuícola.
- Reciclaje de nutrientes: El uso de organismos como bacterias, microalgas y algas marinas para reciclar nutrientes puede impulsar el crecimiento, la supervivencia y la producción general de los peces.
- Soluciones basadas en microalgas: Las microalgas ofrecen soluciones prometedoras para el tratamiento de aguas residuales y pueden aprovecharse para diversos productos.
- IA e IoT: La implementación de sistemas basados en IA e IoT puede permitir un monitoreo inteligente, una alimentación precisa y una detección temprana de problemas.
Al adoptar estas estrategias, la industria de la acuicultura puede lograr:
- Mejorar la salud y las tasas de crecimiento de los peces
- Mejorar los índices de conversión alimenticia (FCR)
- Reducir el impacto ambiental
- Aumentar la rentabilidad
En conclusión, la implementación exitosa de prácticas de acuicultura sustentables depende de una gestión eficaz de la calidad del agua. Al combinar avances tecnológicos, enfoques innovadores y un profundo conocimiento de los ecosistemas acuáticos, podemos crear una industria de la acuicultura más resiliente y respetuosa con el medio ambiente.
Contacto
Fatimah M. Yusoff
Department of Aquaculture, Faculty of Agriculture, Universiti Putra Malaysia
43400 Serdang, Selangor, Malaysia
Email: fatimahyus@gmail.com
Referencia (acceso abierto)
Yusoff, F. M., Umi, W. A. D., Ramli, N. M., & Harun, R. (2024). Water quality management in aquaculture. Cambridge Prisms: Water, 2, e8. doi:10.1017/wat.2024.6