Centro de Investigación e Innovación en Acuicultura de la U. de Chile (CRIA) y Salmones Antártica S.A. impulsan esta instancia colaborativa que busca acompañar los procesos productivos mediante investigación, interpretación de resultados y transferencia tecnológica.
El desafío que supone la alimentación de la población mundial, con proyecciones de crecimiento para el 2050 de 9 billones de personas, implica un fuerte aumento en la demanda por alimento. Estamos frente a un escenario complejo, en donde el cambio climático supone una amenaza creciente para la agricultura tradicional. Por otro lado, la acuicultura es el sector alimentario que presenta el más rápido crecimiento a nivel mundial, y si somos capaces de desarrollarla de manera regulada, ambiental y socialmente responsable, su intensificación tiene el potencial de producir el alimento necesario para cubrir la demanda futura de alimentos inocuos y de alto valor nutritivo que requerirá la población y las futuras generaciones.
Sin embargo, no basta con fomentar la productividad acuícola, sino que esta debe ser compatible con el medio ambiente y acorde a estándares sanitarios que proyecten una acuicultura eficiente y sostenible en base a estrategias como el enfoque “Una Salud”, cuyos objetivos ya han sido expuestos por instituciones como la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y la OIE (Organización Mundial de Sanidad Animal).
En este contexto, es que las y los integrantes del Centro de Investigación e Innovación en Acuicultura de la Casa de Bello (CRIA, por su sigla en inglés) buscaron articularse de manera coordinada con actores relevantes de la industria a diferentes niveles, conocer sus problemáticas y aportar en el desarrollo e implementación de soluciones desde un prisma basado en evidencia científica para una toma informada de decisiones.
Es así como Salmones Antártica S.A -empresa líder en el cultivo de trucha arcoíris y una de las pocas que presenta una integración completa de su operación, incluyendo una planta de alimentos con capacidad para producir hasta 100 mil toneladas anuales- es la primera compañía en formalizar una alianza junto a CRIA. Esta colaboración tiene la finalidad de crear un espacio abierto de trabajo y cooperación que fortalezca el intercambio técnico/científico, en donde los aspectos de nutrición y el desarrollo de dietas funcionales juegan un rol primordial.
Con ese horizonte es que nace el “Consorcio para una acuicultura sustentable”, instancia que busca acompañar desde el reconocimiento y caracterización de problemáticas relevantes, el diseño de investigación asociada, la interpretación de resultados y su transferencia. La idea es reducir riesgos y maximizar la probabilidad de encontrar soluciones transversales, desde las materias primas hasta el producto final, ya sea mediante financiamiento tanto público como privado, explica Mario Caruffo, integrante de CRIA.
«Si bien Salmones Antártica es la primera empresa en oficializar el acuerdo de colaboración con CRIA, el consorcio se encuentra abierto a otros actores de la industria», agrega el investigador de la U. de Chile, quien plantea que la iniciativa está orientada a la generación de redes y relaciones de largo plazo, en donde se puedan exponer problemáticas, experiencias y resultados de manera segura y cómoda. De esta manera, su propósito es reducir la brecha empresa-universidad y favorecer la innovación y el desarrollo en la búsqueda de una acuicultura sostenible.
CRIA integra enfoques analíticos relacionados con la genómica, la nutrición, la inmunología, la microbiología y la bioinformática, con el fin de entender los procesos biológicos asociados a los organismos acuáticos, buscando soluciones productivas y de conservación.
Fuente: Comunicaciones CRIA