Sistemas de Cultivo

El ejercicio mejora el crecimiento y la homogeneidad en los juveniles de dorada

Foto del autor

By Milthon Lujan

España – Un equipo concluye que el ejercicio por el incremento del flujo de la corriente de agua, mejora el crecimiento y la homogeneidad en los juveniles de dorada.
 
Un mayor período de crianza en tierra de la dorada, antes de su transferencia a las jaulas en el mar, permitirá a los piscicultores beneficiarse de un incremento en el crecimiento, resiliencia y robustez inducido por el incremento en el flujo de agua en los tanques.
 

Cría de dorada

 
En la actualidad, la dorada (Sparus auratus) es la especie más importante en la piscicultura del Mediterráneo. 
 
La dorada  se cría en tierra en sistemas de recirculación o de flujo hasta alcanzar tamaños comprendidos entre los 2 y los 20g, que es cuando se transfieren a las jaulas marinas. 
 

Mayor ejercicio para los peces juveniles

 
Durante el período en tierra, los peces juveniles pueden ser acondicionados en los tanques nadando contra la corriente para estimular su crecimiento muscular y aumentar la robustez. Prolongar el período de cría en tierra en la dorada antes de su transferencia a las jaulas marinas permitiría al acuicultor beneficiarse de un mejor crecimiento, resistencia y robustez si a los alevines se les induce a realizar más ejercicio en los tanques al aumentarles el flujo de agua.
 
Esta es la principal conclusión del estudio realizado por los investigadores del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), de Sant Carles de la Ràpita, junto con la Universidad de Wageningen de Holanda, el Instituto de Acuicultura de Torre de la Sal del CSIC, y la empresa Future Genomics Technologies B.V, también holandesa.
 
En dicho estudio se investigaron los efectos fisiológicos de la modificación del flujo de agua en los tanques de cría, sometiendo a grandes grupos de doradas a un flujo mínimo o a regímenes de flujo de 1 a 2 veces la longitud corporal/segundo, con objeto de inducir el ejercicio de natación durante un período de 8 meses (de febrero a octubre) en depósitos de 1.500 litros.
 
Tras 8 meses en los tanques, el flujo de una vez la longitud corporal/segundo proporcionó condiciones óptimas para el crecimiento y la uniformidad, pero también estrés (cortisol plasmático inicial más bajo), robustez (factor de condición más alto y corazones más grandes) y movilización de energía (aumento de la glucosa plasmática). Aunque el flujo mejoró el crecimiento de forma lineal con la velocidad de la natación, también el porcentaje de peces lordóticos aumentó con el ejercicio, particularmente cuando nadaban a dos veces la longitud corporal.
 
Si se considera una prolongación del período en tierra, el régimen de ejercicio óptimo para la dorada juvenil sería el de un ejercicio de natación que induzca el flujo a 1 longitud corporal/segundo. Los investigadores sugieren que se podría limitar la cantidad de animales afectados por lordosis vertebral induciendo el ejercicio sólo durante una parte del día (6h) o iniciando el acondicionamiento del flujo en una etapa posterior (hacia los 14g de peso vivo), con objeto de evitar una carga de ejercicio excesiva en la etapa más temprana del desarrollo.
 
El crecimiento del 15% obtenido con el ejercicio al producirse un mayor consumo de alimento y/o una tasa de conversión de alimento más baja, acorta el ciclo de producción y, además, es probable que una dorada más robusta muestre menores tasas de morbilidad y mortalidad. Por otro lado, los cambios en la estructura muscular de la dorada ejercitada pueden reflejar una textura más «carnosa» y, junto con los cambios hidrodinámicos en la forma del cuerpo, crear más semejanza con la dorada salvaje, un punto importante para el mercado de piezas enteras.
 
Con el flujo incrementado, el acuicultor podría beneficiarse de una mayor robustez como medida de mitigación contra el impacto fisiológico negativo de la manipulación, el transporte y la aclimatación a un entorno nuevo, todo asociado con la transferencia al mar.
 

Conclusión

 
El ejercicio inducido por el flujo de la corriente a los juveniles de dorada beneficia el crecimiento y la uniformidad, la reducción en el estrés, la robustez, la movilización de la energía y el desarrollo muscular. 
 
“Sin embargo, un serio desafío es el mayor porcentaje de peces con lordosis vertebral en los juveniles de dorada ejercitados”, resaltan los investigadores.
 
Ellos recomiendan que cuando se considera la extensión del período en tierra, el régimen óptimo de ejercicio  para las doradas juveniles podría ser el flujo que induce al ejercicio de natación de 1 BLs-1. 
 
“Sugerimos que potencialmente se puede limitar el aumento de la lordosis vertebral induciendo el ejercicio solo durante unas horas o iniciar el acondicionamiento del flujo a aproximadamente los 14 g de peso de los peces” concluyen.
 
Ellos indican que el incremento del crecimiento de 15%, alcanzado por un incremento en la asimilación del alimento y/o una menor tasa de conversión del alimento, acortará el ciclo de producción. 
 
El estudio fue financiado por el proyecto de la UE MedAID (Mediterranean Aquaculture Integrated Development). Asimismo los investigadores obtuvieron fondos adicionales del proyecto europeo PerformFISH (Integrating Innovative Approaches for Competitive and Sustainable Performance across the Mediterranean Aquaculture Value Chain).
 
Artículo de referencia (acceso abierto)
Palstra AP, Roque A, Kruijt L, Jéhannet P, Pérez-Sánchez J and Dirks RP (2020). Physiological Effects of Water Flow Induced Swimming Exercise in Seabream Sparus aurata. Front. Physiol. 11:610049. doi: 10.3389/fphys.2020.610049 

 

Deja un comentario