Donostia, España.- Una revisión científica destaca el potencial de los residuos del procesamiento de pescado y mariscos para el desarrollo de empaques para la industria de los alimentos.
Debido a que los recursos se vuelven más apreciados, los gobiernos vienen presionando a las industria e individuos a actuar para “reducir, reusar, reparar y reciclar”. Esto ha impulsado la adopción de la filosofía “economía circular”. Los principios esenciales de la economía circular son reducir el uso de recursos y las emisiones ambientales.
Existen dos modelos básicos de economía circular: 1) donde los productos al final de su vida útil son continuamente reusados a través de la reparación y remodelación y 2) donde los materiales son reciclados para manufacturar productos de reemplazo. Sin embargo, esto ignora una tercera opción donde los subproductos y residuos de las industrias son utilizados por industrias relacionadas y, eventualmente, pueden ser indirectamente usados en la industria original, lo cual es más común en el sector de producción de alimentos.
El procesamiento y empaque de alimentos son las partes más importantes de la industria de alimentos. En el campo del empaque de alimento, existen algunas tendencias emergentes claras con respecto al uso de las materias primas. Estos cambios están menos relacionados a la disminución de los recursos no renovables.
Investigadores de la Universidad del País Vasco, de la Nha Trang University (Vietnam), de la University College Cork (Irlanda), de la Charité Universitätsmedizin Berlin (Alemania), del Royal Tropical Institute (Países Bajos) y de University of Stirling (Reino Unido) elaboraron una revisión sobre el potencial de los residuos del procesamiento de alimentos de origen acuático para ser valorizados por medio de la extracción de los biopolímeros, que pueden ser usados para extender la vida en anaquel de los alimentos.
Residuos de los alimentos como empaques
Los residuos de los alimentos mayormente se refieren a productos alimenticios comestibles que están destinados para consumo humano, pero en cambio se han descartado, perdido, degradado o consumido por plagas. No incluye las porciones no comestibles o indeseables de productos alimenticios. La pérdida de alimentos ocurre en la producción, almacenamiento, transporte y procesamiento, que son las cuatro etapas de la cadena de valor con los rendimientos más bajos.
Los residuos de los alimentos generados al final de la cadena de suministro, dentro del minorista o el consumidor final, representa grandes costos y pérdidas de valor. En los países desarrollados, los residuos de los alimentos es más prevalente durante el consumo, mientras que las causas de las pérdidas de alimentos y residuos en los países con menos ingresos están principalmente relacionados a limitaciones financieras, de gestión y técnicas en la cosecha, almacenamiento, empaque y sistemas de comercialización.
En particular, el procesamiento de pescados y mariscos generan grandes cantidades de subproductos, principalmente de conchas y huesos, que representan alrededor del 50-70% del contenido del material original. Este bio-residuo tiene potencial como valor agregado, pero la investigación e innovación son necesarias para valorizarlas.
Los subproductos de pescado contienen relativamente grandes concentraciones de proteína y grasa. La mayoría de productos comúnmente derivados de los subproductos del pescado son colágeno, gelatina y biodiésel. En un proceso bien conocido, se llega a obtener 125 toneladas de gelatina por 1000 toneladas de piel de pescado. La producción mundial de gelatina de pescado se estima en un rango de 1000 – 1500 toneladas por año, con un precio de 10-20 USD por kilogramo.
El procesamiento de crustáceos también genera grandes cantidades de productos no utilizados. Los bioresiduos principalmente consisten de conchas y cabezas, lo que representa cerca del 35-40% del peso húmedo total. Las conchas de los crustáceos son la principal fuente de quitina, que es el polisacárido más abundante en la naturaleza después de la celulosa. La actividad antimicrobiana del quitosano contra un amplio rango de hongos, levaduras y bacterias han atraído la atención como un potencial preservante de alimentos de origen animal.
La revisión resalta la necesidad para un enfoque inter-disciplinario para el desarrollo de empaques activos para los alimentos de origen acuático dentro de la economía circular. Los residuos generados durante el procesamiento de alimentos de origen acuático pueden ser gestionados apropiadamente para obtener materias primas renovables y biodegradables. “Esta gestión implica el uso de procesos ambientalmente amigables y baratos para la extracción de los materiales para asegurar que las prácticas innovadoras de biorefinería diseñadas para agregar valor a los subproductos contribuye al desarrollo sostenible de los materiales” destacan los investigadores.
Referencia:
Koro de la Caba, Pedro Guerrero, Trang Si Trung, Malco Cruz, Joseph P. Kerry, Joachim Fluhr, Marcus Maurer, Froukje Kruijssen, Amaya Albalat, Stuart Bunting, Steve Burt, Dave Little, Richard Newton, From seafood waste to active seafood packaging: An emerging opportunity of the circular economy, Journal of Cleaner Production (2018), doi: 10.1016/j.jclepro. 2018.09.164
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0959652618328877