Por Marytere Narváez
Mérida, México (Agencia Informativa Conacyt).- Generar una producción ecológica sustentable con altos índices de bioseguridad, rentabilidad e impacto social fue uno de los propósitos principales que unió a Adriana Ferreira da Silva, profesora investigadora del Campus de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), y Sagrario Padilla Suárez, médico veterinario zootecnista egresada de la Uady, quienes fundaron la empresa Kamer en abril de 2014 y la empresa Acuícola Garza en septiembre de 2014, enfocadas en la producción de camarón blanco y el cultivo integral de tilapia con la tecnología biofloc en el estado de Yucatán y Campeche.
En el marco del 1er Simposio Acuícola y Pesquero de Yucatán, Sagrario Padilla Suárez señaló en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt que la iniciativa empezó con un servicio de consultoría y capacitación en cultivo de camarón con la tecnología biofloc y el uso integral de todos los recursos disponibles a partir de la pesca y la acuicultura.
“Kamer busca la producción y difusión de sistemas ecológicos sin dejar de lado la participación de universidades, instituciones educativas, centros de investigación y las instituciones gubernamentales, ya que hay muchas maneras en que se puede trabajar la acuicultura apoyando a productores de la región, jóvenes y mujeres, entre otros”, apuntó.
Apoyo Conacyt
A través del Programa de Estímulos a la Innovación (PEI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), las investigadoras consolidaron el proyecto Desarrollo de una planta piloto de cría y engorde de tilapia y camarón blanco empleando la tecnología biofloc, en el que se conformó una alianza con la Universidad Internacional Iberoamericana (Unini) y la Universidad Modelo.
El camarón blanco (Penaeus vannamei) es una especie mexicana que, a pesar de no ser nativa de la región de Yucatán, es una de las más cultivadas actualmente debido a la alta demanda del mercado. Por tanto, mantener una granja pequeña ofrece una alta rentabilidad, además de que se ha comprobado su éxito en el cultivo con la tecnología Biofloc.
“Esta tecnología es uno de los sistemas emergentes de acuicultura para una producción más ecológica, y el proyecto se enfocó en desarrollar una instalación adecuada con agua salinizada para una granja acuícola a nivel comercial”, indicó Padilla Suárez.
El piloto comercial se realizó con camarón de agua marina, que ha demostrado en la literatura científica su viabilidad en agua dulce salinizada y demostró resultados positivos en cuanto a su rentabilidad económica y la recuperación de floc.
“Lo que se busca es la recuperación de este floc; si empieza a haber un excedente, hay que controlar la cantidad de sólidos en el agua, se retiran y pueden servir para múltiples usos. La siguiente fase es producir alimento con el floc que se recupera, ya que es un alimento rico en proteínas que puede convertirse en harinas y posteriormente en alimentos”, apuntó.
Cultivo integral de tilapia
De acuerdo con Adriana Ferreira da Silva, doctora en ciencias del mar y limnología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la variedad de especies de peces conocidas como tilapia comparten un origen africano y fueron introducidos a México en 1964. El excelente sabor de su carne, su rápido crecimiento, su alta capacidad reproductora, su resistencia física y su adaptabilidad en diversas condiciones han motivado el incremento de su producción a nivel nacional, donde destacan estados como Veracruz, Michoacán, Jalisco, Chiapas y Tabasco.
Con el propósito de fomentar el desarrollo de esta industria alimenticia en Yucatán, las investigadoras conformaron la empresa Acuícola Garza en alianza con David Pérez Garza, presidente actual, para desarrollar el cultivo integral de tilapia (Oreochromis niloticus) con biofloc.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, la investigadora señaló que en el país usualmente solo se comercializa el filete de tilapia, desperdiciando entre 50 y 60 por ciento del producto total.
“No se ocupan las vísceras, la escama y la piel. Nosotros aprovechamos de manera integral el producto, principalmente a partir del curtido de la piel y el uso de tecnologías más limpias, sin uso del cromo y aluminio que se utilizan para el curtido de la piel en ganadería”, apuntó.
Adicionalmente, Ferreira da Silva realiza una investigación a partir del ensilado de pescado —producto pastoso hecho a partir de las vísceras de tilapia en un ambiente ácido— como alternativa de procesamiento de los desperdicios y como componente de raciones alimenticias para animales. El sistema cuenta con varios grupos de bacterias que ayudan en el proceso de degradación de la materia junto a una fuente de carbono.
“Las bacterias probióticas nos ayudan a hacer la primera degradación de una pasta que es altamente digerible para diversos grupos de animales. Si agregamos otros ingredientes, podemos tener alimentos balanceados para aves, cerdos e incluso la misma tilapia”, apuntó.
Platillos a base de tilapia
Además de comercializar el filete y los productos derivados de la tilapia, Acuícola Garza dio paso a la conformación del restaurante Veleros do Brasil, donde sobresalen los platillos elaborados a base de tilapia, como la machaca de tilapia, filete ahumado, desmenuzado y marinado con especias y maderas de olores suaves, y la coxinha, bocadillo brasileño elaborado con papas y relleno con tilapia.
“Al ser de Brasil, traje productos brasileños y le dimos un toque yucateco. Hicimos unos platillos que han gustado a la gente y estamos por crear el jamón de tilapia. En el estado no hay esta variedad y vimos que era una oportunidad de hacer algo innovador”, destacó Ferreira da Silva.
¿Qué es la tecnología biofloc?
La tecnología biofloc (BFT, por sus siglas en inglés) se basa en comunidades microbianas que ayudan a minimizar o evitar los recambios de agua, además de producir como beneficio adicional proteína microbiana que puede ser utilizada como alimento. De acuerdo con Padilla Suárez, el BFT surgió en Israel en los años setenta como iniciativa del investigador Yoram Avnimelech, quien trabajaba con aguas de tratamientos residuales y notó que en los procesos de acuicultura el agua se desechaba por completo cada vez que se ensuciaba, desperdiciando los residuos de alimento de los tanques.
“Cuando empieza a hacer sus experimentos nace el biofloc, que incentiva un grupo de microorganismos que se forman a partir de todos los desechos y alimentos que no se consumen, peces o camarones que mueren y, en vez de generar contaminación, sirven como fuente de energía o alimento para otros organismos”, apuntó.
De acuerdo con Adriana Ferreira da Silva, estos desechos sirven como sustratos para bacterias y protozoarios que, a su vez, transforman elementos nitrogenados tóxicos (amonio) en otros elementos con menor toxicidad, como nitritos y nitratos. Uno de los principios del BFT es que la biota presente en el cultivo (mixotrófica y aeróbica) regula el sistema a través del uso de azúcares simples, la fuente de carbono más utilizada es la melaza. Por otra parte, las bacterias heterótrofas (que obtienen su carbono y nitrógeno de la materia orgánica) tienen la notable capacidad de sintetizar proteínas a partir de carbono orgánico y amoniaco.
Como resultado del manejo se obtiene una mejora en la calidad del agua, además de que los microorganismos proporcionan una fuente de proteína adicional que se traduce en ahorro de alimento balanceado, uno de los mayores costos en la producción.
“Con una producción hiperintensiva, hacemos el balance de los costos: produzco más en un lugar pequeño; usamos poca agua; tenemos biomasa de bacterias heterotróficas que se alimentan de la melaza y excretan aminoácidos que se transforman en proteína, y esto sirve de alimento para la tilapia y el camarón. Es un sistema redondo en el que aprovechamos el proceso pre y poscosecha de manera sustentable, y buscamos trabajar con microorganismos que nos ayuden a utilizar integralmente el producto”, apuntó Ferreira da Silva.
En el sistema tradicional semiintensivo de cultivo, la tilapia tarda seis meses usualmente para llegar a la talla de cosecha en México —equivalente a 500 gramos—, mientras que con la tecnología biofloc se ha logrado llegar a la misma talla en un periodo de cuatro meses y medio. Estos resultados, en conjunto con la visión de sustentabilidad ambiental, social y económica de Acuícola Garza, fueron merecedores del 3er lugar a nivel nacional de la 21a Reunión de la Red Nacional de Desarrollo Rural Sustentable (Rendrus).
“Una meta de la empresa Acuícola Garza es la divulgación científica, así como dar trabajo a la comunidad y oportunidades a jóvenes estudiantes a través del servicio social y prácticas profesionales”, finalizó Ferreira da Silva.