
Un nuevo informe del Banco Mundial, Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y la Fundación Gordon and Betty Moore proyecta un futuro sin precedentes para la acuicultura, posicionándola como una de las oportunidades más prometedoras para construir un sistema alimentario más sostenible en los próximos 25 años. Lejos de ser una simple alternativa, el sector se perfila como la oportunidad de inversión más grande en alimentos sostenibles, con un potencial que podría alcanzar los 1.5 trillones de dólares y generar hasta 22 millones de nuevos empleos para 2050.
El informe, titulado “Harnessing the Waters: A Trillion Dollar Investment Opportunity in Sustainable Aquaculture”, analiza en profundidad las tendencias y, sobre todo, las enormes oportunidades que la acuicultura ofrece. Está diseñado para instituciones financieras, gobiernos, filántropos e inversores privados que buscan expandir sus carteras en la economía azul, un sector cuya producción se espera que crezca un 14% para 2032.
¿Por qué la acuicultura es la fuente de proteínas del futuro?
Con la creciente demanda mundial de productos del mar y la sobreexplotación de las pesquerías salvajes, la acuicultura se ha vuelto esencial para la seguridad alimentaria y el crecimiento económico. Su consolidación como pilar del sistema alimentario es un hecho: ya es responsable de casi el 60% de la producción mundial de productos del mar.
El informe destaca dos pilares de su sostenibilidad:
- La menor huella de carbono: La acuicultura posee las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) más bajas entre todos los sectores de producción de proteína animal.
- Innovación en la alimentación: La dependencia de la harina y el aceite de pescado ha disminuido drásticamente, gracias a la incorporación de alternativas vegetales y nuevas fuentes de proteína.
“La acuicultura se encuentra entre las formas más sostenibles de producir proteína animal y será esencial para alimentar a la creciente población mundial”, afirmó Sergio Nates, Director Senior de Acuicultura en WWF. “A medida que el sector continúa expandiéndose, tiene un inmenso potencial para generar un impacto social positivo a nivel mundial. Es fundamental que guiemos este crecimiento a través de prácticas de producción sostenibles y responsables”.
Proyecciones de crecimiento, inversión y empleo a 2050
El documento plantea dos escenarios que vinculan directamente la inversión con la producción y la creación de empleo:
- Escenario base (Business as usual – BAU): Con inversiones de US$ 0.5 trillones, se proyecta que la producción crecerá a una tasa del 1.9% hasta alcanzar las 159 millones de toneladas en 2050. Esto podría generar entre 8 y 14 millones de nuevos empleos.
- Escenario optimista (Upside): Con una inversión más ambiciosa de US$ 1.5 trillones en tecnología y eficiencia, la producción podría dispararse a 255 millones de toneladas, casi 100 millones más que en el escenario base. Este impulso crearía entre 13 y 22 millones de empleos.
Este crecimiento no solo es una cifra, sino una respuesta directa a la creciente demanda mundial de proteínas, impulsada por el aumento de la población y la expansión de la clase media en los mercados emergentes.
La oportunidad de inversión del trillón de dólares
Para materializar este crecimiento, se necesitará una movilización de capital sin precedentes. El informe estima que la financiación requerida entre 2025 y 2050 oscilará entre US$ 0.5 trillones para el escenario base y US$ 1.5 trillones para el escenario optimista.
Esta inversión no se limita a las granjas. El crecimiento de la acuicultura generará un efecto multiplicador en industrias auxiliares, especialmente en la producción de alimentos. Para satisfacer la demanda proyectada, la producción de ingredientes alternativos (algas, harina de insectos y otras fuentes no marinas) deberá duplicarse en el escenario BAU y triplicarse en el escenario optimista.
Lecciones de los «gigantes acuícolas»: los casos de estudio
El informe analiza siete industrias maduras para extraer lecciones valiosas: el camarón de Ecuador, la carpa de China, el salmón de Chile, el langostino de Tailandia, la tilapia de Egipto, el panga de Vietnam y el camarón tigre de Bangladesh.
De estos casos se desprende que los líderes del mercado comparten características comunes:
- Estrategias nacionales enfocadas y apoyo del sector público.
- Inversión público-privada en I+D para mejorar la eficiencia y los rendimientos.
- Colaboración industrial para desarrollar mercados de exportación.
Ecuador, por ejemplo, ha logrado mantener su competitividad global en el camarón no mediante la alta intensidad, sino a través de mejoras en la eficiencia, logrando factores de conversión de alimento tan bajos como 1.4. Chile, por su parte, transformó la crisis del virus ISA en una oportunidad para implementar regulaciones ambientales y de bioseguridad más estrictas, fortaleciendo su industria a largo plazo.
Nuevas fronteras: ¿Dónde están las futuras potencias acuícolas?
Si bien Asia domina hoy la producción (85% del total), el futuro del crecimiento está en los mercados emergentes. Bajo el escenario optimista, la participación de Asia podría reducirse al 70%, mientras que el 34% de la nueva capacidad de producción provendría de América Latina, África subsahariana, México y Turquía.
Países como Brasil, México, Colombia, Nigeria y Turquía se perfilan como futuros líderes, gracias a su capacidad física para nueva producción, grandes mercados internos y potencial para atraer inversión extranjera y transferencia de tecnología.
El rol crucial de un ecosistema diverso de inversores
Para alcanzar su máximo potencial, el sector ahora requiere una financiación innovadora que impulse su expansión, especialmente en los mercados emergentes. El informe concluye que el crecimiento sostenible de la acuicultura exige una transición significativa desde la producción a pequeña escala hacia una producción más intensiva y eficiente.
“Para aprovechar todo el potencial de la acuicultura, debemos avanzar hacia prácticas que no solo sean productivas, sino también ambientalmente responsables, socialmente inclusivas y económicamente viables”, declaró Genevieve Connors, Directora Global interina del Departamento de Medio Ambiente del Banco Mundial. “Este es un llamado a la acción: para profundizar la colaboración, invertir audazmente en nuevas tecnologías acuícolas y fomentar una mayor alineación entre los sectores público y privado”.
Este ecosistema de inversión debe incluir:
- Finanzas públicas y bancos multilaterales: Creando un ambiente propicio y reduciendo el riesgo para el capital privado.
- Inversores filantrópicos y de impacto: Financiando la innovación en etapas tempranas y apoyando a pequeños productores.
- Inversores privados: Teniendo múltiples puntos de entrada, desde empresas consolidadas hasta mercados de alto crecimiento como India, Brasil o México.
Conclusión: más que un buen negocio, una necesidad sostenible
El informe «Harnessing the Waters» no es solo un llamado a la inversión, sino una constatación de la realidad: la acuicultura ya no es el futuro, es el presente de la producción de proteína acuática.
La oportunidad del trillón de dólares va de la mano con la posibilidad de generar un impacto social masivo y de consolidar al sector como una de las formas más eficientes y de menor impacto climático para alimentar al planeta. Para todos los actores del sector, el mensaje es claro: el momento de apostar por una acuicultura sostenible, tecnológica y rentable es ahora.
Referencia (acceso abierto)
World Bank. 2025. Harnessing the Waters – Volume I (English). Washington, D.C. : World Bank Group. http://documents.worldbank.org/curated/en/099062325120031041

Editor de la revista digital AquaHoy. Biólogo Acuicultor titulado por la Universidad Nacional del Santa (UNS) y Máster en Gestión de la Ciencia y la Innovación por la Universidad Politécnica de Valencia, con diplomados en Innovación Empresarial y Gestión de la Innovación. Posee amplia experiencia en el sector acuícola y pesquero, habiendo liderado la Unidad de Innovación en Pesca del Programa Nacional de Innovación en Pesca y Acuicultura (PNIPA). Ha sido consultor senior en vigilancia tecnológica, formulador y asesor de proyectos de innovación, y docente en la UNS. Es miembro del Colegio de Biólogos del Perú y ha sido reconocido por la World Aquaculture Society (WAS) en 2016 por su aporte a la acuicultura.