Bogotá, Colombia.- “Producción sostenible de alimentos mediante un sistema de Agro-Acuicultura Integrada (AAI) en la comunidad indígena de Jimain-Resguardo Arhuaco-Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia” es el nombre de esta iniciativa, empleada por el zootecnista de la comunidad arhuaca Juan Carlos Durán, beneficiario del Programa de Admisión Especial (PAES).
Se trata de la integración de actividades familiares y la huerta (componente medular dentro de la visión de la cultural arhuaca), con la acuicultura (cultivo de organismos, tanto animales como vegetales en agua), con el fin de crear un sistema que reduzca la búsqueda de alimentos con el exterior y minimice los impactos ambientales.
El proyecto, ejecutado por el grupo de investigación de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia UN-Acuictio, es coordinado por la profesora Adriana Patricia Muñoz y liderado por Juan Carlos Durán, quien a la vez es miembro de la comunidad arhuaca Jimaín (conformada por 100 familias con un promedio de siete integrantes cada una) y estudiante de Maestría en Producción Animal de la U.N.
Juan Carlos Durán llevó a su comunidad la integración de esos tres componentes, en los que el núcleo doméstico -familia o escuela- aporta trabajo tanto a la huerta como a los estanques, al tiempo que estos dos generan el alimento. Sin embargo, estos dos últimos se abastecen mutuamente de nutrientes (fertilizante y abono).
Uno de los puntos de partida fue la necesidad de mejorar las condiciones nutricionales de la población, toda vez que, aunque la huerta le brinda alimento a la familia o escuela, hay falencias de proteína animal, pues aquellos de sus huertas, como pollos, cerdos y conejos, no resultan suficientes para abastecer las dietas de esta comunidad.
“Lo planteamos como una unidad demostrativa para que las distintas familias, tras observar el modelo de huerta integral en una familia, lo puedan replicar en cada una de sus comunidades”, explica Juan Carlos Durán.
El sistema plantea el aprovechamiento de algunos de los subproductos (anteriormente considerados como “desperdicios”) para alimentar tanto a la huerta como a los animales del traspatio.
Con tal fin, están construyendo estanques para el cultivo de cachama y bocachico, “que tienen un alto componente de proteínas y ácidos grasos”, destaca el zootecnista.
La acuicultura, a través del estanque, refuerza las sinergias del sistema, con la ventaja de que ocupa poco espacio. Sin embargo, como también hay que alimentarlo, las hojas secas del maíz, la yuca, o de algunos tubérculos, como la arracacha o el ñame que salen de la huerta, son utilizadas en el estanque. Allí se genera abundancia de alimento vivo tras la degradación.
En contraprestación, el estanque aporta agua para el riego de la huerta, y, adicionalmente, fertilizantes, pues en los sedimentos se acumulan nutrientes.
El río los Clavos es el que alimenta con agua a la comunidad de Jimaín, pues nace muy cerca y es aprovechado para los estanques.
Con este modelo se disminuye la dependencia de insumos externos, “pues se parte de un principio de rotación, a lo largo de los tres subsistemas (la familia, la huerta, y el estanque), de esta manera el sistema es autosostenible y al mismo tiempo aprovecha los nutrientes”.
Es importante destacar, según el zootecnista, que el modelo fue ajustado a las costumbres de la comunidad frente a las dinámicas de trabajo alrededor de la huerta, entre ellas cumplir la labor antes del desayuno, verificar el estanque, fertilizar y realizar las actividades propias. Al final, se producen frutas, verduras y proteínas, Además de mejorar las condiciones nutricionales de la familia.
La comunidad indígena de Jimaín es tan solo una de las 80 existentes en el resguardo indígena arhuaco, en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, en inmediaciones entre Valledupar y el municipio de Pueblo Bello (Cesar).
Fuente: Universidad Nacional de Colombia