España.- Gemma Giménez Papiol, investigadora TECNIOSpring en el grupo de investigación TecnATox, se graduó en Ciencias del Mar en el 2001 por la Universidad de Vigo y en 2008 obtuvo el título de Doctora en Ciencias del Mar por la UB. Ha trabajado en elInstituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) y el Instituto Cawthron (Nueva Zelanda). Es investigadora postdoctoral en la URV, primero a través de una beca Beatriu de Pinós – beca Marie Curie- y actualmente a través del programa Tecniospring de ACCIÓ, un programa que permite llevar a cabo proyectos de investigación aplicada de ámbito internacional.
Las microalgas son microorganismos muy poderosos, capaces de detectar o de provocar transformaciones importantes en el ecosistema. Gemma Giménez ha hecho su investigación en el delta del Ebro y en Nueva Zelanda, y ahora trabaja en el Centro de Tecnología Ambiental y Toxicológica de la URV.
¿Qué peligro tienen las microalgas?
-Las microalgas, en situaciones normales, no son un peligro. Cuando empiezan a proliferar, cuando hay condiciones ambientales favorables, dan lugar al fenómeno que se conoce como mareas rojas. Y las mareas rojas son más persistentes en lugares cerrados, como pueden ser un pantano o las bahías del delta del Ebro. El principal problema se da cuando estas microalgas producen toxinas y estas toxinas se incorporan a otros seres vivos, como, por ejemplo, los mejillones. En estos casos, la detección rápida de microalgas tóxicas en los controles de calidad del agua evitaría perjuicios importantes a los mariscadores.
¿Cómo es el trabajo para identificarlas?
-La investigación se enmarca dentro de los programas de vigilancia de microalgas tóxicas. Actualmente se utiliza el microscopio óptico y se necesita una persona experta en taxonomía para poder identificarlas y cuantificarlas.
¿Cuál es la mejora que estáis investigando?
Es un método fiable, pero precisa de mucho tiempo y tiene una carga de subjetividad. Lo que ahora buscamos es una técnica más rápida, con la que se puedan analizar más muestras y que se pueda estandarizar.
De poderse aplicar esta técnica, ¿qué beneficios aportará?
En estos momentos evaluamos si las técnicas de secuenciación de ADN de nueva generación son efectivas para analizar la presencia en el agua de dinoflagelados, como el Alexandrium. Estas técnicas nos permiten identificar las cadenas de ADN de microalgas tóxicas y tener resultados en 48 horas. El gran reto es llegar a determinar cuántas microalgas hay en la muestra. Si conseguimos cuantificar las microalgas de manera más rápida y más segura, mejorará mucho la seguridad alimentaria de los productos del mar, y esto puede ser una gran mejora, por ejemplo, para los mejilloneros del Delta del Ebro o para otros productores.
Fuente: URVACTIV@