Coquimbo, Chile.- Como parte de las actividades del Doctorado en Acuicultura, la Universidad Católica del Norte fue sede recientemente de un “Taller internacional control endocrino y ambiental de la reproducción en peces. Cronobiología de peces”. Las clases fueron impartidas por el experto invitado, Dr. José Antonio Muñoz Cueto, catedrático de Zoología del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias del Mar y Ambientales de la Universidad de Cádiz, España.
Ambas instituciones mantienen desde el año 2009 una colaboración académica, orientada por el quehacer del Campus de Excelencia Internacional del Mar (CEIMAR) de la entidad hispana.
En ese contexto, el Dr. Muñoz se refirió, entre otros temas, al desarrollo de la acuicultura, afirmando que el éxito de ésta consiste en anticiparse. Claramente, reconoció, se puede percibir un efecto positivo (de la acuicultura) en la posibilidad de repoblar caladeros dramáticamente mermados a causa de la pesca extractiva; sin embargo, también advirtió que, si la acuicultura no se hace de modo regulado, responsable, puede interferir notablemente con los ciclos bioquímicos, con la liberación del exceso de nitrógeno que se vierte al mar y el contagio de enfermedades, entre otros fenómenos. “El éxito de la acuicultura es anticiparse, hacer un diagnóstico, y se puede hacer, pero si no se tienen los fundamentos básicos, los conocimientos, estaremos siempre por detrás del problema. Los problemas hay que anticiparlos”, subrayó.
Para el experto español, lo anterior no es solo tarea de los científicos: Esto, aseguró, es un trinomio que implica a las administraciones, a los científicos y a las empresas, “que han estado jugando a veces a saltos, sin una programación, sin una previsión. Muchas veces ha habido una dependencia unos de otros, el productor necesitaba el conocimiento que generaba el científico, el científico necesitaba los recursos que le proporcionaba la administración, pero estando esa escalera seguían siendo estamentos cerrados”. La administración, afirmó, “tiene que tomarse esto verdaderamente en serio, tiene que hacer una planificación en la que el científico ocupe un papel importante y la empresa también sea generadora de conocimientos”, convencido de que un trabajo conjunto de investigación academia-empresa proveerá a esta última de herramientas para resolver sus problemas.
Creo, continuó José Antonio Muñoz, que no tenemos que funcionar en escalera sino de forma conjunta y coordinada para realmente crear una estructura sólida en cuanto a la investigación acuícola. Cuando la administración, los científicos y los productores vayan de la mano en esta actividad, esto redundará enormemente en beneficio del sector productivo y significará puestos de trabajo y actividad económica.
Sustento para la actividad económica
Acerca del taller sobre reproducción en peces impartido en la Universidad Católica del Norte a los alumnos del Doctorado en Acuicultura – programa cooperativo entre la UCN, la U. de Chile y la PUCV-, el experto español destacó que representan, con más de 25 mil especies, el grupo más abundante de vertebrados, lo que demuestra su éxito evolutivo y abre una oportunidad enorme para el sector productivo.
Desafortunadamente, agregó, muy pocas de esas 25 mil especies de peces están realmente siendo explotadas. Ello, asociado a un escaso manejo de las condiciones de cultivo, producto de una falta de estrategias reproductivas específicas. “Muchas veces estamos extrapolando conocimientos de unas especies a otras, con escasas posibilidades de éxito, porque los mecanismos son muy distintos”, haciendo notar la existencia de especies diurnas, nocturnas, que viven en los fondos marinos o en la columna de agua, y que son tratados de la misma forma, con protocolos inadecuados.
Y eso, reconoció, a veces funciona. “El problema de ese procedimiento en acuicultura es que mientras todo va bien, no hay ningún problema, pero cuando hay algo que se tuerce, no tenemos las herramientas, los conocimientos, para hacer frente a esa dificultad, y eso en términos económicos significa que a lo mejor la producción se nos va y, la actividad económica se nos hunde”.
La necesidad de una actividad económica fundamentada en conceptos sólidos, básicos, fue, por tanto, uno de los contenidos esenciales de su taller. El otro estuvo dedicado a aspectos de cronobiología, vale decir al estudio de los ritmos biológicos que afectan a los peces, como por ejemplo los desoves, que tienen lugar mayormente al final del día o durante la noche.
La alternancia día/noche y las variaciones de temperatura marcan así un ambiente cíclico vital para los diversos procesos de los organismos. Si el animal no encuentra en su hábitat habitual el factor adecuado, va a colonizar otro donde antes no estaba, rompiendo la cadena trófica como una especie invasiva. “Eso ya está pasando a todos los niveles. En España tenemos muchas aves migratorias que ya no migran, se quedan todo el año”, señaló, enfatizando que “la temperatura es un factor crítico, mucho más crítico de lo que se cree, y no solo a lo largo del año, sino del día”.
Pequeñas variaciones diarias que no son consideradas en la acuicultura están provocando problemas de balance de sexo en las poblaciones, de modo que está proliferando mucho más la proporción de machos que maduran antes y dejan de crecer, que de hembras, que se reproducen más tarde. “Estamos en cierto modo perdiendo producción porque estamos perdiendo kilos de peso”.
Fuente: Noticias UCN