BALEARES, España (Nota de Prensa).- Dos estudios, publicados recientemente por investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y la Universidad de Bergen, han demostrado que la coexistencia de larvas de atún de diferentes especies y tamaños en las zonas de puesta es fundamental para la supervivencia de estos peces, constituyendo el canibalismo una fracción muy importante de este proceso.
Investigadores del Centro Oceanográfico de Baleares del Instituto Español de Oceanografía (IEO) en colaboración con el Departamento de Biología de la Universidad de Bergen (Noruega) han publicado recientemente dos estudios relacionados con la ecología y la supervivencia de las larvas de diferentes especies de atún.
En el primero de los trabajos se señala que uno de los mecanismos que pueden influir en mayor medida en la supervivencia de las larvas de túnidos es el canibalismo, además de la predación entre larvas de distintas especies de túnidos. Ambos procesos jugarían un importante papel en la determinación de la abundancia larvaria de estas especies durante sus primeros días de vida, y condicionarían así el nivel de reclutamiento a las fases
juveniles.
“Estos grandes predadores miden al nacer alrededor de 3 milímetros y crecen rápidamente, siendo capaces en menos de un mes de alimentarse de larvas de menor tamaño de otras especies de atún o incluso de la misma especie”, explica Patricia Reglero, autora principal del trabajo. “En ambientes con poca riqueza de presas invertebradas, como ocurre en casi todas las zonas de puesta de túnidos del mundo, la supervivencia de las distintas especies de atunes puede depender de la coexistencia de larvas de distinto tamaño y de la relación depredador-presa que se establezca entre ellas”, añade.
El segundo de los estudios muestra que, en una de las zonas de puesta de atún rojo más importantes del mundo, las islas Baleares, coexisten en la comunidad zooplanctónica estival tres especies de túnidos -el atún rojo, el atún blanco y la melva- en densidades apreciables, por lo que las relaciones de depredación y competencia por el alimento entre ellas podrían ser importantes. Además, estas especies conviven con larvas de mictófidos y gonostomátidos, especies de peces que de adultos habitan en aguas profundas pero que en sus primeras etapas vitales pueden ser muy abundantes en las capas más superficiales, donde también se encuentran las larvas de túnidos. Por tanto, en esta breve etapa túnidos, mictófidos y gonostomátidos comparten hábitat, algo que
ya se ha observado en distintas zonas de puesta en el Mediterráneo y otros océanos.
Los resultados de los dos estudios han sido obtenidos en el marco del proyecto “Ecología larvaria y procesos de reclutamiento de crustáceos decápodos, cefalópodos y peces teleósteos en el Mar Balear” financiado por el Plan Nacional de I+D+i del Ministerio de Ciencia e Innovación y que finalizará en diciembre de 2012.
Referencias bibliográficas:
1.- Reglero P, Urtizberea A, Torres AP, Alemany F, Fiksen Ø (2011). Cannibalism among size classes of larvae may be a substantial mortality component in tuna. Mar Ecol Prog Ser 433:205-219.
2.- A. P. Torres, P. Reglero, R. Balbín, A. Urtizberea, and F. Alemany. Coexistence of larvae of tuna species and other fish in the surface mixed layer in the NW Mediterranean. J. Plankton Res. (2011) fbr078 first published online September 5, 2011
doi:10.1093/plankt/fbr078.
El Instituto Español de Oceanografía (IEO), es un organismo público de investigación (OPI), dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, dedicado a la investigación en ciencias del mar, especialmente en lo relacionado con el conocimiento científico de los océanos, la sostenibilidad de los recursos pesqueros y el medio ambiente marino. El IEO representa a España en la mayoría de los foros científicos y tecnológicos internacionales relacionados con el mar y sus recursos. Cuenta con nueve centros oceanográficos costeros, cinco plantas de experimentación de cultivos marinos, 12 estaciones mareográficas, una estación receptora de imágenes de satélites y una flota compuesta por seis buques oceanográficos, entre los que destaca el Cornide de Saavedra, de 1.100 toneladas de desplazamiento y 68 m de eslora.