Por Nicole Kravec
Stanford Center for Ocean Solutions
Nuestra creciente necesidad de alimentos plantea una de las mayores amenazas para el medio ambiente. Los expertos en el océano y la seguridad alimentaria de Stanford University explican cómo el océano podría producir más alimentos, a la vez que se impulsa el crecimiento económico sostenible.
Una clave para resolver el hambre mundial, que se prevé se intensifique durante la pandemia de COVID-19, puede estar en el océano. De hecho, el océano podría producir hasta un 75% más de pescados y mariscos de lo que hace hoy, e impulsar el crecimiento económico sostenible, según Rosamond Naylor y Jim Leape de Stanford.
Stanford Reports habló con Leape, co-director del Center for Ocean Solutions de Stanford, y Naylor, el profesor William Wrigley en Ciencias del Sistema Terrestre, sobre cómo las políticas alimentarias globales pueden integrar mejor los “alimentos azules” de los sistemas marinos y dulceacuícolas, cómo abordar las brechas en el pensamiento actual y lo que los líderes mundiales pueden hacer para crear un sistema alimentaria más saludable y sostenible.
Los investigadores forman parte de una importante iniciativa global llamada “Blue Food Assessment”, que es la primera revisión exhaustiva de los alimentos acuáticos y sus funciones en el sistema alimentaria mundial. Naylor presentará la iniciativa el 3 de junio en Diálogos Virtuales del Océano, una reunión en línea de líderes empresariales, gubernamentales y del sector público que invierten en crear un océano más resiliente.
¿Cómo ha afectado la actual pandemia a los “alimentos azules”?
Naylor: Los alimentos acuáticos son, de lejos, el producto alimenticio más comercializado. El COVID-19 está alterando el comercio de los productos de pescados y mariscos, como el salmón, los camarones y el atún. El colapso del traslado de pasajeros ha cerrado en gran medidas los mercados para el atún fresco y congelado, por ejemplo, debido a que son embarcados en vuelos de pasajeros. Sin embargo, a los sistemas alimentarios producidos y consumidos localmente les está yendo mucho mejor. Esto es especialmente cierto para algunas pesquerías a pequeña escala, donde los grupos pesqueros locales han tomado la iniciativa de vender pescados y mariscos localmente y están surgiendo nuevos mercados durante el período COVID-19. La producción y consumo están estrechamente vinculados como un resultado. Los mercados locales de alimentos y las actividades de compartir pescados y mariscos han surgido, por ejemplo, en comunidades indígenas a lo largo de la costa de British Columbia, en Oaxaca (México) y en Hawai.
Leape: Con una población creciente y cada vez más próspera, estamos viendo un rápido crecimiento en la demanda de proteína animal. El aumento de la producción de carne de res tendría graves consecuencias ambientales: el ganado ya representa casi el 80 por ciento de la tierra dedicada a la agricultura y es una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero. El aumento de la producción de alimentos acuáticos ha sido atractivo debido a que tiene el potencial de tener un menor impacto ambiental; también puede ser más saludable. Pero los detalles son importantes: hay más de 2,100 especies de peces, tanto de captura como de cultivo, y el valor nutricional de los pescados y mariscos y sus impactos ambientales dependen en gran medida de las especies y de cómo se cosechan.
¿Cuáles son los cambios más importantes que podemos hacer, en términos de políticas y prácticas para dar forma al futuro del sistema alimentario acuático?
Leape: Cerca del 20 por ciento de la captura de peces del mundo es robada cada año; en algunos lugares que dependen más de la pesca, esa proporción alcanza el 30 o 40 por ciento. La pesca ilegal derrota a los esfuerzos por gestionar la sostenibilidad de los recursos y engaña a los pescadores que cumplen las reglas. Nosotros podemos eliminarlo. Las tecnologías emergentes están trayendo más transparencia a la industria pesquera. Hay un impulso cada vez mayor entre los principales gobiernos y compañías para usar esas capacidades para garantizar que los pescadores ilegales no tengan dónde desembarcar sus capturas y nadie para comprarlas.
¿Cuáles son algunas de las innovaciones que prometen un sistema alimentario más sostenible?
Leape: Las capacidades satelitales en rápida expansión permiten una imagen cada vez más detallada de lo que está sucediendo en el agua, por lo que podemos rastrear embarcaciones y saber cuándo están pescado dónde no deberían estar, por ejemplo. Pronto esto se complementará con monitoreo electrónico a bordo, video cámaras en las embarcaciones o en las redes, con algoritmos de inteligencia artificial que permiten la rápida detección de problemas como la sobrepesca y la captura de especies protegidas.
Naylor: Para los pescados y mariscos, ha sido emocionante ver grandes innovaciones en el suministro de alimentos para peces carnívoros y crustáceos. La industria de la acuicultura está usando nuevos materiales como las microalgas, piensos basados en insectos y plantas terrestres, incluido muchos subproductos de las cosechas comerciales. Esto está quitando presión sobre las pesquerías silvestres que se utilizan para producir harina y aceite de pescado. Los avances en genética vienen siendo usados para incrementar el crecimiento de los peces, reducir el consumo de pescado silvestre en los piensos, y promover una mejor resistencia a las enfermedades. Si queremos océanos saludables, debemos pensar en un amplio rango de innovaciones, y las instituciones, incentivos financieros y la confianza del público necesitan convertir estas innovaciones en soluciones de mercado reales.
Contacto:
Jim Leape,
Stanford Center for Ocean Solutions
jleape@stanford.edu
Rosamond Naylor,
Stanford School of Earth, Energy & Environmental Sciences
rnaylor@stanford.edu
Nicole Kravec,
Stanford Center for Ocean Solutions
(415) 825-0584
nkravec@stanford.edu
Fuente: Stanford University Communications
Traducción: AquaHoy