Por Joel Cosío
La Paz, México (Agencia Informativa Conacyt).- Un grupo de científicos del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor), en colaboración con la Universidad de Tottori, Japón, desarrolla un sistema de acuaponía —cultivo simultáneo de peces y hortalizas— que integra el uso eficiente de agua salobre —de moderada salinidad— en el proceso de producción de alimentos, innovando la tecnología.
Los científicos coincidieron en que estas tecnologías para la producción de alimentos, por medio de condiciones ambientales controladas y el uso eficiente del agua, son oportunas en un escenario global en el que la productividad de los mares está disminuyendo gradualmente y el campo enfrenta condiciones naturales desfavorables para la agricultura convencional.
El líder del proyecto de acuaponía en México, el doctor Juan Ángel Larrinaga Aguilar, investigador titular A del Programa de Agricultura en Zonas Áridas del Cibnor y miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), precisó que la innovación se sustenta en el uso eficiente del agua con altos niveles de sales, para impulsar la agricultura protegida en zonas áridas en las que la producción es escasa o inexistente.
“Este sistema de acuaponía se basa en la eficiencia mayor del volumen de agua, utilizada para la producción de alimentos en zonas áridas; el agua se puede dividir en tres secciones: producir cultivos de peces en sistema acuícola, producir plantas en sistema hidropónico y producir plantas a nivel de superficie natural del suelo”, detalló Larrinaga Aguilar.
El director general del Cibnor, el doctor Daniel Bernardo Lluch Cota, también miembro nivel I del SNI del Conacyt, detalló que el nuevo diseño acuapónico tiene un enorme potencial en el noroeste del país, particularmente en la península de California.
En esta región, una gran mayoría de acuíferos subterráneos está sujeta a la introducción del agua de mar y el agua dulce es insuficiente para desarrollar agricultura convencional a gran escala.
“Es un sistema con un enorme potencial para lugares en el mundo, en los que es necesario garantizar una mayor producción de alimentos”, mencionó Lluch Cota.
Desertificación en México
El fenómeno de la desertificación, provocado por factores como el cambio climático, es una de las adversidades que atraviesan los productores de alimentos agrícolas en regiones como el noroeste del país.
“En 1982, el país poseía alrededor de treinta por ciento de zonas áridas, en la actualidad es de sesenta por ciento”, aseveró Larrinaga Aguilar, con relación a la desertificación registrada.
Integración de nuevos procesos en acuaponía
La innovación integra el cultivo acuícola de especies marinas adaptadas a condiciones de agua salina, como son pez tilapia y camarón; el cultivo hidropónico de acelgas y algunas hierbas de campo, las cuales son hortalizas tolerantes a ciertos niveles de salinidad, y el cultivo a nivel de suelo de plantas como chile de árbol.
“Escogimos el cultivo de tilapia porque es un organismo resistente, con gran demanda en el mercado y además porque el Cibnor, en la unidad Nayarit, cuenta con la capacidad de producción de tilapia genéticamente mejorada”, señaló Lluch Cota.
En la primera fase del proceso, el agua salobre provee las condiciones necesarias para que sobrevivan los peces, en esta fase los animales excretan en el estanque de agua; en la segunda fase, el agua es transferida a los cultivos tolerantes a la sal, los cuales absorben gran parte de los minerales y nutrientes —provistos por las excretas— contenidos en el agua, filtrándola de gran cantidad de elementos, para ser transferida a la tercera fase del sistema, en la que el agua es utilizada para el riego convencional de cultivos en suelo.
“El agua utilizada por la tilapia para crecer está enriquecida con sus desechos —las excretas— que son nutrientes para la siguiente fase de cultivo en charolas de hidroponía, con vegetales tolerantes a la salinidad y que además poseen la capacidad de absorber esas sales”, explicó Lluch Cota.
“En el modelo que estamos probando, escogimos la acelga porque posee la capacidad de absorber la sal del agua y además tiene una buena valoración en el mercado. La tercera fase es un cultivo de mayor valor, factible porque el agua fue mejorada, en esta fase probaremos con chile de árbol”, detalló.
Larrinaga Aguilar indicó que las plantas producidas en este sistema están expuestas a altos niveles de estrés generado por el agua salina, lo que potencia la producción de antioxidantes, vitaminas y azúcares, entre otras propiedades, enriqueciendo el contenido nutricional del producto.
“La planta los desarrolla como un mecanismo de defensa a la salinidad. En ese sentido, nuestros alimentos tienen un sobreprecio y, por lo tanto, pueden ir dirigidos a la alta cocina”, explicó Larrinaga Aguilar.
Los sistemas de acuaponía permiten un alto control de calidad y favorecen la obtención de certificaciones de sistemas de producción intensiva de alimentos y de sistemas acuapónicos orgánicos.
Esfuerzo conjunto entre México y Japón
Durante más de treinta años, el Cibnor y la Universidad de Tottori han mantenido relaciones de cooperación para el desarrollo de investigaciones sobre agricultura en zonas áridas y semiáridas, enfocándose principalmente en la generación de sistemas y tecnologías relacionados con la producción acuícola, agrícola y de ahorro de agua.
Las investigaciones que se realizan actualmente son posibles con fondos provenientes del programa de Cooperación en Investigación de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo Sostenible (SATREPS) promovido por la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA, por sus siglas en inglés), en colaboración con el Conacyt.
“Este proyecto se gestionó con el apoyo del Conacyt; fue posible con recursos para que el Cibnor pudiera tener una contraparte en los trabajos con Japón”, agregó Lluch Cota.
El próximo año se construirán dos módulos de acuaponía orientados al desarrollo de manuales de producción, talleres de capacitación directa con el productor y normados con las exigencias del mercado.
“La investigación está planeada con una visión práctica en la que el productor, a quien se le transferirá el conocimiento, pueda hacer uso de esta tecnología eficientemente, por tal motivo, los productos con los cuales estaremos experimentando son de alto valor en el mercado”, mencionó Larrinaga Aguilar.
Los investigadores indicaron que es necesaria una mayor integración de grupos multidisciplinarios, de ambos países, de especialistas en disciplinas tan diversas como son la genética, zootecnia, nutrición acuícola y fitosanidad, para desarrollar nuevas tecnologías que hagan frente a los retos en la producción alimentaria.