por Noticias UCN
La iniciativa de los investigadores de la UCN y CEAZA contó con el financiamiento del Gobierno Regional a través del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC), y el apoyo de la Asociación de Industriales Pesqueros de Coquimbo (AIP), la empresa Distrimar, Ostimar y Antartic Sea Food SA.
El alimento elaborado para corvina mantenida en cultivo experimental fue realizado en base a vísceras de moluscos y caparazones o exoesqueleto de crustáceos que actualmente son desechados, pero que presentan un alto potencial desde el punto de vista nutricional. El proyecto se dio a conocer con una degustación gastronómica de diversas preparaciones de corvina alimentada con este innovador alimento.
En la Región de Coquimbo cerca de 14 mil toneladas de conchas, caparazones y vísceras de moluscos y crustáceos actualmente tienen como principal destino el relleno sanitario. “Nosotros los podríamos utilizar en su totalidad y dejarían de ser basura, se convertirían en un subproducto valioso para agregar al alimento de cualquier especie, en este caso, peces”, explica el Dr. Pedro Toledo, académico del Departamento de Acuicultura de la Universidad Católica del Norte y director del proyecto que logró exitosos resultados en la formulación de alimento para cultivo de corvina.
En este contexto, el Proyecto FIC-R “Investigación formulación alimento de peces utilizando subproductos” logró revalorizar estos restos biológicos para crear un alimento nutritivo y más económico en comparación con la harina de pescado que actualmente es utilizada en la dieta de cultivos de peces.
“La comunidad científica está buscando nuevos reemplazos a la harina de pescado que se utiliza para alimentar a peces, por su valor extremadamente elevado que encarece las dietas. Mientras más reducimos la cantidad de harina de pescado que agregamos a las dietas, mucho más rentable va a ser la dieta y la producción de los peces”, detalla el Dr. Toledo.
Además, el Dr. Toledo destaca que el uso de subproductos de la industria acuícola, tales como conchas y vísceras, es ambientalmente más responsable porque “en este momento la harina de pescado es generada a partir de peces que son capturados del ambiente. Estamos trabajando de acuerdo con los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, y sobre todo considerando la economía circular azul”.
“Estamos poniendo en valor a los mal llamados residuos de la industria acuícola y pesquera de la Región de Coquimbo, ya que estos subproductos poseen muchos nutrientes que pueden ser utilizados para distintas aplicaciones”, indica el Dr. Claudio Álvarez, director alterno del proyecto, integrante del laboratorio FIGEMA de la UCN, e investigador del Centro Científico CEAZA
CORVINA, ESPECIE NATIVA
En el proyecto, se utilizó como modelo la corvina –Cilus gilberti-, cuyo cultivo se está tratando de potenciar para diversificar la industria acuícola del norte de Chile. De acuerdo con el Dr. Álvarez, el alimento formulado en el marco de esta iniciativa “logró resultados muy satisfactorios porque las corvinas que se alimentaron con este alimento mantuvieron el crecimiento de la dieta que actualmente se utiliza, pero además incrementaron el apetito, es decir, consumieron más alimento, un plus desde el punto de vista ambiental porque si el alimento se aplica en cultivos en el mar, se disminuye los residuos orgánicos en las concesiones acuícolas marinas”.
DESAFÍOS
Sin duda que se trata de un proyecto que abre una nueva alternativa para la economía circular en la Región de Coquimbo. Para seguir avanzando, el Dr. Álvarez indica que “una de las brechas que hemos detectado es que falta infraestructura. Hemos conversado con las instituciones que nos apoyan y saben de esa deficiencia y, por lo tanto, los siguientes pasos deberían enfocarse en tratar de instalar en la Región de Coquimbo una industria que esté relacionada con la elaboración de harinas de subproductos marinos y que además eso vaya acompañado de una industria que logre generar alimentos para peces marinos. Nuevamente, el trabajo colaborativo entre la academia, científicos junto a la industria y la sociedad es lo que necesitamos impulsar y nosotros como equipo de investigación estamos disponibles para esa conversación”.
Respecto a los desafíos, Tatiana Castillo, presidenta comisión de Fomento Productivo del Consejo Regional de Coquimbo explica que, “después viene una segunda etapa del proyecto, que sería instalar las plantas tratadoras de estos residuos y eso obviamente va a generar empleos, va a permitir que las universidades continúen con sus estudios. Como Gobierno Regional estamos muy contentos porque estos fondos estén bien entregados, que sean adecuados para la zona, para las personas, y para las universidades”.
Niris Cortés, decana de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica del Norte releva la importancia de que la UCN emprenda este tipo de iniciativas. “En el actual contexto, son de gran valor proyectos como este que generan alimento a partir de un residuo de otro proceso para poder alimentar cultivos, en especial nuestra Facultad de Ciencias del Mar donde se encuentra el departamento de Acuicultura. Dentro de nuestras tareas, está el establecer lazos con distintas instituciones educacionales, con el área productiva y postular a diferentes fondos de investigación, así como también tener asesorías con la empresa privada para poder potenciar y transferir la investigación que se genera en la Universidad”.
Claudio Vásquez, gerente corporativo de CEAZA señaló que “es de nuestro interés y está dentro de nuestras prioridades, acercarnos a los sectores productivos como la minería, la agricultura, el turismo y la industria acuícola, entre otros sectores. Nos permite darle un despliegue a nuestra investigación a partir de la vinculación con los distintos territorios, en este caso con el territorio marítimo que también es uno de nuestros focos”.
Carlos Olavarría, director ejecutivo de CEAZA agrega que es muy importante promover la economía circular en los sectores productivos, a través del uso elementos que son descartables de otras actividades productivas como sucede en la pesquería y la acuicultura. En este caso, utilizamos residuos o subproductos que provienen de la pesquería de camarones y de la acuicultura del ostión para alimentar cultivos de corvina que se está tratando de impulsar en el norte de Chile”.