por UNER
Scenedesmus obliquus es un microalga verde, autóctona de la región de Salto Grande que viene siendo estudiada desde hace varios años por la Facultad de Ciencias de la Alimentación. Habiendo pasado por investigaciones relacionadas al tratamiento de los efluentes, actualmente el estudio de este microorganismo tiene como objetivos: utilizarlas como bioinsumo agrícola y, también como fuente de nutrientes de interés para la industria alimentaria, puesto que tienen componentes de interés nutricional.
Las docentes e investigadoras -Bióloga Cecilia Cabrera y Dra. Luz Marina Zapata- son integrantes de los proyectos de investigación que fueron presentados en la 6° Edición del Congreso Latinoamericano de Ingeniería y Ciencias Aplicadas. Las profesionales fueron quiénes explicaron el recorrido y los objetivos de ambas líneas de investigación.
“Estudiamos el crecimiento de la microalga en diferentes medios de cultivo y bajo distintas condiciones medioambientales, con el propósito de maximizar la obtención de biomasa microalgal y evaluar su efecto como bioestimulante del crecimiento de hortalizas, como así también su actividad antifúngica y bactericida. La idea es obtener un producto alternativo al uso de agroquímicos”, comenzó diciendo Cabrera. “Se realizaron ensayos donde se prepararon diferentes extractos a base de microalgas y se evaluó la germinación de semillas de hortalizas como tomate y lechuga”.
“En la investigación los resultados fueron promisorios, ya que la utilización de extracto microalgal posibilitó la obtención de altos valores en el índice de germinación en semillas de tomate y lechuga, como así también la obtención de plántulas de mayor longitud y desarrollo radicular. Lo cual, constituye un aspecto positivo para la comercialización del producto”.
El trabajo con esta microalga empezó en 2016, con su aislamiento y posteriormente se fueron diversificando las líneas de investigación. Por ejemplo, la Ing. Mariana Jimenez Veuthey estudió la ficorremediación de efluentes provenientes de la industria avícola. En estos inicios, se trabajó en conjunto con docentes y estudiantes de Ingeniería en Mecatrónica e Ingeniería en Alimentos, para construir una cámara de cultivo. Esta cámara de cultivo permite controlar condiciones medioambientales como temperatura, humedad y las horas de luz – oscuridad necesarias para favorecer las condiciones de vida de la microalga y su crecimiento.
“Por otra parte, en otra línea de investigación, se están estudiando componentes bioactivos presentes en la microalga, que al ser incorporados a diferentes alimentos podrían impactar en estos, otorgándoles propiedades funcionales. Con el propósito de aumentar su vida útil se están evaluando diferentes tecnologías y condiciones de secado de microalgas, para seleccionar aquella que posibilite deshidratar la microalga sin perder estos componentes bioactivos”, finalizó la investigadora.