Por: Lucas Maglio*
Argentina sigue bajando escandalosamente en el ranking de productores acuícolas en Latino América, siempre liderado por Chile, Brasil y Ecuador. Sin embargo países como Paraguay, Uruguay, Bolivia, entre otros de la región, están alcanzando volúmenes de producción notoriamente superiores a los de años anteriores. Y claro, esto explica porque América Latina es la región con mayores tasas de crecimiento en acuicultura en los últimos años (informe SOFIA FAO 2012). Dicho sea de paso la Acuicultura es la actividad de producción animal que también mas ha crecido sin comparación con otras actividades. Teniendo claro este panorama, ¿Que pasa entonces? ¿O es que Argentina se encuentra fuera de América Latina?. En primer lugar nuestro país aun no tiene una Ley Nacional de Acuicultura ni un Plan Estratégico de Desarrollo, cosas que si tienen todos nuestros vecinos. Sin embargo durante el 2012 de golpe tenemos tres proyectos de Ley Nacional de Acuicultura, parece que la presentación del primero de ellos desató la generación espontanea de los otros! Esperemos entonces que cualquiera de ellos sea realidad porque la falta de una Ley y de un Plan son las principales causas de estancamiento, según la FAO (Item 4.7.3 del documento “Diagnóstico sobre el estado de la acuicultura en América Latina y el Caribe”) “Uno de los elementos que restringen el desarrollo de la acuicultura es la carencia de un marco legal específico para la actividad, que regule las diferentes escalas de producción acuícola….”. Y nosotros hasta el momento no lo tenemos.
Sin embargo mas preocupante es que las máximas autoridades ligadas a la Acuicultura Argentina y otros especialistas en el tema, mantengan una posición tan errada con respecto a la acuicultura, ya que claramente no se trata de una actividad especulativa, ni contaminante, se trata de una actividad generadora de empleos y alimentos y que hace 4000 años viene combatiendo el hambre en el mundo. En virtud de esto, de la necesidad de generar trabajo digno para nuestros compatriotas, de los innumerables recursos acuáticos que nuestro país posee y de la necesidad de diversificación productiva, es que creo muy necesario marcar los argumentos errados que aparecen en algunos portales ligados a la actividad. Solo me concentraré en uno a modo de ejemplo.
El artículo en cuestión fue publicado por el portal www.tierramerica.info, titulado “Acuicultura en Argentina, entre el entusiasmo y la cautela” por Marcela Valente, del 20 de Octubre del 2008. Quisiera iniciar marcando los argumentos en la medida que estos fueron apareciendo en la nota y a diferencia de ésta entregando algunos datos preliminares concretos.
“Hoy, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador; México y Perú obtienen en criaderos volúmenes que son observados con admiración por productores argentinos. Pero en este país, el más austral del continente, las condiciones climáticas y la topografía no son tan favorables a un desarrollo de gran magnitud.”
Entiendo que para llegar a semejante aseveración “no son tan favorables” hay que estar muy preparado, porque de esta manera no solo nos genera desanimo a los “entusiastas” de la acuicultura, sino que además son estas las históricas “máximas” que han y están trabando, inversiones, investigaciones, estigmatizando la acuicultura y poniendo en duda el desarrollo de una actividad que podría ser la principal actividad productiva de la Patagonia Argentina. ¡Como lo es en la Patagonia de Chile! Que a todo esto pareciera que esta al norte de Argentina, cuando dice “en este país (Argentina) el mas austral del continente”. Por otro lado ¿Cuales son exactamente las condiciones climáticas que no favorecen el desarrollo? ¿Y las condiciones topográficas? La Topografía tiene “jurisdicción” en suelo terrestre y en nuestro caso quizás sea bueno además hablar de Condiciones Batimétricas no?
Se escuchan estos “postulados” desde hace un buen tiempo, pero es necesario de una buena vez que alguien explique exactamente a que se refieren, con datos serios que ojala surjan de estudios responsables, para luego generar un debate técnico-científico. Del mismo modo nadie puede garantizar que esta actividad “nos salvara”, sin embargo tampoco podemos decir que “no va a funcionar”, porque la evidencia en nuestro vecindario y en el mundo es totalmente opuesta. Es nuestro deber como actor mundial relevante en la producción de alimentos agotar todas las instancias posibles para aseverar que, no se puede, o bien que se puede pero indicando el como. No somos como Chile o Brasil está claro, pero tenemos un poco de los dos, no estamos tan lejos ni geográfica ni culturalmente. Lo que nos falta es la voluntad política que si han tenido estos países para desarrollar la actividad, voluntad que hoy los posiciona entre los primeros lugares del ranking mundial de acuicultura, con miles de puestos de trabajo ligados a esta actividad. Por suerte, para el pueblo de Brasil, el ex presidente Lula no tuvo mucha “cautela” que digamos cuando decide elevar la acuicultura a categoría de Ministerio, tampoco pensaba en las condiciones climáticas o topográficas. Simplemente todos esos factores se disiparon y se resolvieron con investigación, inversión pero que nacieron gracias a la voluntad política, pasando en pocos años a ser un actor sobresaliente en el contexto mundial. Está demás demostrado que la tecnología aplicada al cultivo, más avances en genética permiten producir casi en cualquier lugar. Sobran los casos. Solo nos falta (además de la voluntad) saber cuales son concretamente nuestras condiciones ambientales para saber luego cual sería el camino a seguir.
“Los ambientalistas señalan que los daños sociales y ambientales que puede aparejar la implantación de la acuicultura en Argentina no justifican su promoción industrial, y recomiendan fomentar la pesca responsable en mares y ríos que aún tienen una rica biodiversidad”.
¿No es acaso la pesca oceánica una de las mayores preocupaciones en términos ambientales y sociales? ¿La sobre explotación, la desaparición de los pescadores artesanales, y el ya comprobado nivel de capturas insuperable a futuro? Sin mencionar los buques ilegales, las miles de toneladas que se tiran al mar, la desaparición de especies, etc, etc. Y tomando como ejemplo concreto cito a la misma autora en un artículo del mismo portal y del mismo año titulado “Argentina podría quedarse sin merluza” donde se puede leer; «A comienzos de año, por escasez del recurso, tuvimos que cerrar la planta de procesamiento de San Antonio Oeste, «, declaró a Tierramérica Gerardo Ditrich, de la empresa Alpesca, dedicada a la venta de merluza. La fábrica tenía 270 empleados. “También se reclama a las empresas explotadoras que asuman «una mayor responsabilidad ambiental y social», respetando los límites establecidos y participando en la planificación de actividades para evitar que la merma siga afectando a la industria.” ¿ENTONCES?
¿Quienes son esos ambientalistas? ¿Podrían dar sus nombres por favor? Porque muchos ambientalistas están hoy del lado de la acuicultura, sin ir mas lejos ¿Quien iba a pensar solo 10 años atrás, que la WWF tendría sus estándares de producción acuícola? La tendencia es hoy a proteger los recursos naturales y apuntar a una producción sostenible y controlada. La acuicultura es quizás la actividad que menos impacto puede generar en el ambiente si se trabaja con seriedad. Que han habido y hay casos negativos no esta en duda! Pero no por esto hay que generalizar. Existe un concepto que se llama Acuicultura Multitrófica Integrada (IMTA en inglés) está en uso desde hace tiempo pero ahora se esta formalizando en todo sentido. Significa resumidamente que los desperdicios de una actividad determinada pasan a ser el alimento de otros organismos en un escalón inferior en la cadena trófica y a su vez los residuos de estos últimos, pasan a ser el alimento de otros organismos inferiores en la cadena. Como es el caso de macro algas que absorben nutrientes de cultivo de moluscos, y estos que filtran los desechos de los peces. ¿Explíquenme donde esta el impacto ambiental en este ejemplo?. ¿Habrán escuchado los ambientalistas de la Acuaponia? La actividad que utiliza el agua residual de la acuicultura para entregar nutrientes a plantas comestibles que a su ves depuran el agua que retorna al sistema de cultivo. ¡Donde esta el impacto aquí! ¡Si los desechos no los tiro, se convierten en alimento para otras especies comestibles y además reutilizo el agua!?. En segundo lugar a que se refieren con daños sociales?. Es cierto que empresas en otros países tienen prácticas irregulares con sus trabajadores, como pasa en muchas empresas de otros ámbitos aun en nuestro país!. Pero; ¿tendrán idea los ambientalistas del impacto social que significaría darles trabajo a los miles de desempleados de la pesca que han quedado sin trabajo por el cierre de plantas y buques pesqueros a lo largo de nuestra costa? ¿Sabrán el impacto que podría generar la acuicultura como una nueva industria en nuestro país?. “fomentar la pesca responsable en mares y ríos” ¿No están al tanto de la baja en capturas por sobre explotación de recursos, de la baja de capturas a nivel mundial y que (según la FAO) la acuicultura en el mundo tiene que duplicarse en los próximos años porque la pesca no será capaz de sostener la demanda? ¿Quiénes son estos ambientalistas?
En 2007, la irrupción de la anemia infecciosa del salmón hizo que cerraran muchos establecimientos en Chile. De 55.000 empleos se perdieron 1.000, según el gobierno, aunque los sindicatos dicen que fueron 3.000 los trabajadores cesantes.
Según el Instituto Nacional de Estadística de Chile (www.ine.cl) la tres regiones mas australes de Chile son las regiones con menor nivel de desocupación del país durante el 2012, donde la acuicultura es la principal actividad. Chile este año 2013 cosechará 800 mil tns de salmón y trucha, mas de lo que cosechaban antes del virus ISA. No solo que se recuperaron los empleos sino que además existe una limitante para conseguir técnicos y operarios en este momento. Se generaron nuevas normativas, se recuperaron centros de cultivo y otros se abrieron, sobre todo en la XI y XII región de Chile, a la altura de Santa Cruz y Tierra del Fuego por si acaso.
Argentina tiene su potencial, «pero no es el de Chile o Brasil», dijo a Tierramérica la directora nacional de Acuicultura, Laura Luchini.
»Algunos gobiernos provinciales alientan esta actividad, pero nuestra tarea es hacer que la gente ponga los pies sobre la tierra», aseveró.
¡Y esa tarea no hay dudas que la están llevando a cabo! Pero mas que poner los pies sobre la tierra los tenemos que poner sobre el AGUA! Está mas que claro que no somos Chile y Brasil, pero dentro de nuestro retraso tenemos una gran ventaja sobre ellos; sabemos de antemano los errores y aciertos que han cometido, y de ellos tenemos que aprender y lógicamente contextualizarlos en nuestro medio. Obtener así todas las herramientas para crecer de manera ordenada y sustentable.
“Chile tiene una extensa costa con fiordos en el sur del océano Pacífico «muy propicia para la actividad», explicó Luchini. En cambio, en la costa marítima argentina sobre el océano Atlántico, no hay sitios abrigados, a excepción de Tierra del Fuego, la provincia más austral del país, donde se cultivan mejillones.”
Esta justificación era acertada en la década del 80´ a lo sumo en los 90´pero ya no. El abuso de esas zonas protegidas desató la crisis sanitaria que en la misma nota marcan. Chile producto de esta crisis del virus ISA y de la necesidad de crecimiento se mudó a las regiones mas australes, en mar abierto con altísimas, corrientes, y con alturas de olas superiores a la nuestras (ver http://www.oceanweather.com/data/ y comprobarlo). Pregunto ¿En el mar Argentino siguen circulando barcos? Porque las estructuras flotantes que la acuicultura utiliza se rigen con los mismos principios que la ingeniería naval aplica a los barcos, un barco se puede anclar al fondo marino a la espera de entrar a un puerto, y nadie se espanta por esto. ¿No será que tenemos mucho que aprender aun? En los lugares expuestos además se minimiza el impacto ambiental. A todo esto que pensará mi amigo “Pato” Bahamondes que esta en un pontón en el sur de Chile con olas de 5 metros que chocan en la ventana de su dormitorio en medio del mar. O que pensarán los mexicanos de www.mayafish.net que producen en mar abierto y además sometidos a recurrentes tifones caribeños, sin fiordo alguno (por poner dos casos solamente).
«Nuestro país tampoco puede compararse con Brasil, que tiene aguas tropicales», advirtió Luchini. El gigante sudamericano produce cerca de 250.000 toneladas al año de pescado y camarones en granjas de agua dulce y en la costa marítima –
Chile produce casi cuatro veces lo que produce Brasil y lo hace en aguas mayoritariamente FRÍAS. ¿En que quedamos son las costas o la temperatura? De hecho el gigante de Sudamérica es Chile. Es decir en la actualidad tanto los regímenes de temperaturas y los lugares protegidos no pueden ser argumentos para justificar lo injustificable.
«Se cree que la siembra va a solucionar todo, pero habría que preservar lo que tenemos, promover un manejo responsable de las pesquerías y no creer que la acuicultura es una rueda de auxilio que nos va a salvar», alertó Baigún, investigador del Instituto Tecnológico de Chascomús.
Dr Baigún con todo respeto, apostarle a la pesca a futuro como única solución (aun pesca responsable!) es como apostarle a un caballo rengo a ganador. La acuicultura no es ninguna rueda de auxilio, si queremos mantener y fomentar el consumo de pescado y asumir el crecimiento de la población no nos queda otra que producir, o sea que mas que rueda de auxilio diría que será el motor que venga a entregar oxígeno a la pesca, y reitero, la FAO es clara cuando dice que hay que duplicar la producción para el 2020.
La FAO en su informe sobre el estado de la Acuicultura en América Latina y Caribe del 2010 tiene otra mirada con respecto a lo que sucede aquí, dice; «Del mismo modo, Argentina que tiene importantes recursos de agua dulce, una costa extensa y variadas condiciones climáticas, tiene una producción de acuicultura muy limitada, lo que se puede atribuir a una legislación muy estricta, y una comprensión bastante pobre por los acuicultores y las autoridades sobre lo que es posible hacer en este campo.” ¿No es que aún nos queda mucho por aprender?
Volviendo al artículo en cuestión, menciona luego una serie de casos súper negativos, como la destrucción de manglares en Ecuador, o la desaparición de especies nativas en Colombia, etc. Y no hay dudas de esto, como también hay médicos que se equivocan con sus pacientes, ingenieros a los que se le derrumban puentes y funcionarios que no cumplen con su deber, es un error etiquetar a una actividad solo sumando los casos negativos.
¿Porque no menciona que Uruguay es uno de los principales exportadores de caviar del mundo? ¿Que Perú y Bolivia están desarrollando la Acuicultura en comunidades muy desprotegidas y que paso a ser una alternativa de vida? ¿Qué en Chile luego del cobre y madera siguen los productos de la acuicultura como principal exportación? ¿Por qué no menciona que los avances tecnológicos están dando respuesta a las necesidades de una industria pujante como ninguna otra y que nuestro País necesita desarrollar?. Ahora bien, y para terminar, asumo mi condición de “entusiasta”, pero no podré evitar que cada vez que lea o escuche aseveraciones negativas sin respaldo y que solo se pongan ejemplos de las cosas malas, salir a mostrar otra la otra cara de la moneda. El mensaje final no es la Acuicultura será…… digo mas bien podría, que es muy distinto de “no va a funcionar” .
Hasta tanto no hayan estudios serios donde se aplique ingeniería de punta y que indiquen la imposibilidad técnica, hasta tanto no se desarrollen estudios preliminares de sitios que indiquen la no aptitud, hasta tanto no se instalen unidades piloto experimentales con resultados medibles y sujetas a mediciones de multi-variables, nadie tiene el derecho de decir que esta actividad no tiene futuro y mucho menos que el único camino es la pesca, porque el mundo y las necesidades van exactamente en el sentido opuesto.
*Ingeniero en Acuicultura
Director del Departamento de Recursos Acuáticos
Universidad Nacional del Comahue.
Email: lucasmaglio@hotmail.com