
La industria de algas marinas en Europa se encuentra en un punto de inflexión, con un enorme potencial de crecimiento y la urgente necesidad de asegurar que este desarrollo sea sostenible en todos sus pilares: ambiental, económico y social.
Un estudio reciente publicado por investigadores de la Nord University, de la Linköping University, de la Universidade de Lisboa, de la Norwegian Seaweed Association, entre otras organizaciones, profundiza en los desafíos y oportunidades, proponiendo una hoja de ruta de siete pasos para guiar al sector hacia un futuro donde Europa se posicione como un referente en la producción de algas marinas, con una meta de 8 millones de toneladas y la creación de 85,000 empleos para 2030.
Un gigante dormido con desafíos por superar
A nivel mundial, Asia domina la producción de algas marinas, con el 99% del mercado y 34.7 millones de toneladas anuales. Europa, en contraste, produjo solo el 3.8% de las 287,033 toneladas cosechadas en 2019, proviniendo la mayoría de stocks silvestres. Noruega lidera la producción europea, principalmente mediante la cosecha silvestre de Laminaria hyperborea y Ascophyllum nodosum, mientras que el cultivo comercial, enfocado en Saccharina latissima y Alaria esculenta, aún es incipiente. Portugal complementa este panorama con especies adaptadas a aguas más cálidas.
El sector europeo enfrenta obstáculos significativos: altos costos de producción, infraestructura limitada, barreras regulatorias complejas y la necesidad de biomasa consistente y de alta calidad. A diferencia de Asia, Europa depende en gran medida de material de semilla silvestre, y existe un desajuste entre las especies cultivadas y la demanda del mercado. Superar estos retos mediante la selección genética, la mejora del material de siembra y las innovaciones tecnológicas es crucial.
¿Por qué apostar por las algas? Beneficios y riesgos de la expansión
El cultivo de algas marinas ofrece ventajas notables: no requiere tierra cultivable, alimento, fertilizantes (en pequeñas granjas), antibióticos ni pesticidas. Las algas absorben carbono y nutrientes, sustentan redes tróficas marinas y proveen hábitat. Se alinea con 13 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Sin embargo, un aumento de producción tan drástico como el proyectado (un incremento de 30 veces) plantea preocupaciones sobre los umbrales de sostenibilidad. El cultivo intensivo podría agotar nutrientes en regiones oligotróficas, afectar a las poblaciones de fitoplancton, generar condiciones hipóxicas en el lecho marino por exceso de materia orgánica y reducir la penetración de luz. Otros riesgos incluyen la propagación de especies no nativas, enfermedades y la sobreexplotación de bancos de algas silvestres para semillas, además de la posible homogeneización genética y conflictos con actividades marítimas existentes.
Escuchando a los actores clave para trazar el camino
Para desarrollar esta hoja de ruta, los investigadores emplearon un enfoque participativo y de análisis de escenarios. Ellos realizaron 9 entrevistas semiestructuradas con representantes de la industria de Noruega y Portugal, cubriendo temas como la sostenibilidad, marcos regulatorios, impactos y prioridades de innovación.
Posteriormente, organizaron un taller de tres días con 14 partes interesadas de ambos países, representando diversas áreas de especialización; y utilizaron un modelo de «backcasting», que parte de una visión ideal del futuro (2050) para identificar los pasos necesarios desde la situación actual. Asimismo aplicaron herramientas como la «Rueda de Futuros» para visualizar impactos a largo plazo y un análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas, Oportunidades) del estado presente de la industria. Las discusiones se enmarcaron en la «Rueda de la Sostenibilidad» (WOS, por sus siglas en inglés), que considera las dimensiones ambiental, económica, de gobernanza y cultural.
Una hoja de ruta en siete pasos clave
El análisis reveló que los aspectos ambientales y de gobernanza son los más significativos para los stakeholders. La colaboración y coordinación, junto con los efectos bióticos, fueron temas recurrentes. A partir de esto, se identificaron siete temas generales para la hoja de ruta, enfocados en acciones que satisfacen múltiples dimensiones de la sostenibilidad:
Establecer límites para la capacidad de carga
Definir umbrales basados en investigación para el uso del área, la producción de biomasa y la huella de carbono es crucial para prevenir consecuencias sociales y ecológicas negativas. Esto incluye la necesidad de monitoreo exhaustivo antes y durante la operación de las granjas, potencialmente utilizando eDNA para factores de alto riesgo, y estrategias de mitigación como la ubicación de granjas a gran escala mar adentro y el uso de material reproductivo local para preservar la diversidad genética.
Es fundamental abordar la desinformación sobre el valor y los riesgos del cultivo de algas a través de la transparencia y el diálogo proactivo con las comunidades locales. La certificación y la integración con actividades como el ecoturismo pueden fortalecer la confianza y diversificar las economías.
Construir sinergias industriales y colaborar entre disciplinas
El sector debe aprovechar recursos e infraestructuras compartidas con industrias establecidas (pesca, acuicultura, energía eólica marina, turismo) para fomentar redes de simbiosis industrial y una economía circular. La co-ubicación con sistemas IMTA o parques eólicos, y el desarrollo de equipos móviles y ligeros son ejemplos de sinergias. La colaboración entre productores e investigadores es vital.
Establecer regulaciones específicas para la industria que protejan la diversidad
Las regulaciones actuales, a menudo adaptadas de la acuicultura de peces, han obstaculizado el crecimiento. Se necesita una legislación que apoye la diversidad a nivel genético (evitando cruzamientos, usando esporas locales, bancos de germoplasma), de especies (adaptando regulaciones a diferentes taxones), regional (etiquetas de origen) y de partes interesadas (permitiendo la coexistencia de pequeñas y grandes empresas).
Realizar investigación para documentar el impacto y facilitar la innovación
Es prioritario investigar los impactos ambientales del cultivo a gran escala, mapear la conectividad genética y avanzar en la biotecnología de algas y sus servicios ecosistémicos. Aprender de la experiencia asiática, instrumentalizar tareas intensivas en mano de obra, desarrollar cepas de rápido crecimiento o resistentes a patógenos (idealmente estériles) y adaptar enfoques modernos como la ingeniería de microbiomas son áreas clave.
Valorizar los servicios ecosistémicos
El cultivo de algas contribuye a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (ej. seguridad alimentaria, salud) y provee servicios como la biorremediación de aguas residuales y la mejora de la biodiversidad. Sin embargo, se debe ser cauto al promoverlo como una solución significativa para el almacenamiento de carbono a largo plazo, ya que requeriría el hundimiento de la biomasa en aguas profundas, lo cual no es sostenible ni ecológica ni económicamente a gran escala. Es más preciso posicionarlo como una fuente de producción de alimentos carbono-neutral y una alternativa a fertilizantes sintéticos.
Desarrollar un mercado basado en algas
Se deben crear productos que resuenen con la cultura y sociedad europea, asegurando la creación de valor local. Un mercado que valore la producción sostenible y la autenticidad regional puede sostener precios más altos. Certificaciones, sistemas de trazabilidad, la incorporación de algas en alimentos tradicionales y el aprovechamiento de tendencias como la «Nueva Cocina Nórdica» o los «superalimentos» son estrategias importantes. Se estima que un precio de aproximadamente 1 Euro por kg de peso fresco es necesario para la sostenibilidad económica en Europa.
Conclusiones y próximos pasos: Un futuro colaborativo
La industria europea de algas marinas tiene la oportunidad única de distinguirse por priorizar la sostenibilidad junto con el crecimiento económico. Las perspectivas de las industrias noruega y portuguesa, aunque con diferencias, muestran fortalezas y estrategias complementarias.
Esta hoja de ruta ofrece un camino para investigadores, legisladores, comunidades y la industria. El siguiente paso es implementar estas acciones, lo que requerirá confianza, comprensión interdisciplinaria y colaboración para fomentar la innovación. La investigación futura deberá evaluar la efectividad de estas prácticas y sus impactos a largo plazo en el mundo real. La Comisión Europea apoya este crecimiento sostenible mediante oportunidades de financiación. Si bien este estudio se centró en Noruega y Portugal, expandir la investigación a otras regiones europeas permitirá caracterizar mejor las diferencias y dirigir las colaboraciones de manera más efectiva.
Contacto
Alexander Jueterbock
Faculty of Biosciences and Aquaculture, Nord University
Postboks 1490, 8049, Bodø, Norway
Email: alexander.juterbock@nord.no
Referencia (acceso abierto)
Jueterbock, A., Wigger, K., Duarte, B., Bruckner, C., Chapman, A., Duan, D., Engelen, A., Gauci, C., Hill, G., Hu, Z., Khanal, P., Khatei, A., Mackintosh, A., Meland, H., Melo, R., Nilsen, A. M., Olsen, L., Rautenberger, R., Reiss, H., . . . Zhang, J. (2025). Roadmap to sustainably develop the European seaweed industry. Npj Ocean Sustainability, 4(1), 1-12. https://doi.org/10.1038/s44183-025-00122-9

Editor de la revista digital AquaHoy. Biólogo Acuicultor titulado por la Universidad Nacional del Santa (UNS) y Máster en Gestión de la Ciencia y la Innovación por la Universidad Politécnica de Valencia, con diplomados en Innovación Empresarial y Gestión de la Innovación. Posee amplia experiencia en el sector acuícola y pesquero, habiendo liderado la Unidad de Innovación en Pesca del Programa Nacional de Innovación en Pesca y Acuicultura (PNIPA). Ha sido consultor senior en vigilancia tecnológica, formulador y asesor de proyectos de innovación, y docente en la UNS. Es miembro del Colegio de Biólogos del Perú y ha sido reconocido por la World Aquaculture Society (WAS) en 2016 por su aporte a la acuicultura.