Portugal.- Una toxina liberada por una bacteria que infecta a los peces tiene características promisoras para la biomedicina y la biotecnología. Designada como AIP56, la toxina fue descrita en un artículo publicado en la revista Plos Pathogens, por un equipo del (Instituto de Biologia Molecular e Celular (IBMC) de la Universidad de Porto.
Según los autores la forma como la bacteria burla el sistema de defensa de los peces, pude ser extrapolada a los humanos, abriendo las puertas al desarrollo de nuevas terapias y para nuevas pruebas de laboratoio.
La bacteria Photobacterium damselae piscicida produce una toxina, la AIP56, que causa eventos dramáticos en los peces infectados.
La toxina actúa en células del sistema inmunológico de los peces (macrofagos y neutrofilos) que desempeñan una función esencial en la defensa contra los organismos invasores. En consecuencia, las células son conducidas a un tipo de muerte programada, denominada apoptosis.
Esta situación culmina con la necrosis acelerada de algunos órganos internos, llevados a los animales a la muerte. Los autores quieren aprovechar esta estrategia para su aplicación a la biomedicina.
La toxina AIP56, se ubica en las toxinas designadas A-B. Esto porque tiene dos elementos principales: el A, que actúa en el interior de las células desactivando el NF-kB, un factor de transcripción que desempeña un papel central en la repuesta inflamatoria que inhibe la muerte celular; y la parte B que funciona como mecanismo de transporte, permitiendo que la parte A llegue al interior de las células donde va actuar sobre el NF-kB.
Además, la bacteria P. damselae vulnera a los organismos infectados, a través de la toxina AIP56, por dos vías: por un lado garantiza la entrada de las toxinas en las células, por otro impide la activación de NF-kB, evitando el proceso inflamatorio, conduciendo a la muerte a las células que deberían destruir las bacterias y defender de la infección.
Para Nuno dos Santos, la “la pregunta esta en saber aprovechar la función de la toxina y conseguir manipular su actuación a nuestro beneficio”.
El grupo liderado por Nuno Santos ha concentrado su investigación prioritariamente en los procesos de infección en los peces, de forma de encontrar medios para evitar la propagación de enfermedades en la acuicultura y, por eso, la mayor parte de la investigación que han desarrollado es el resultados de convenios con empresas para el desarrollo de vacunas que puedan ser aplicadas en la industria acuícola.
Sin embargo, la AIP56, una toxina que han estudiado en los últimos años, revela ahora su enorme potencial para ser utilizado en salud humana.
Contacto:
Nuno dos Santos
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