Alemania.- Los ácidos grasos omega-3 encontrados en los pescados grasos tienen diversos efectos para mejorar la salud, potencialmente protege los sistemas inmune, nervioso y cardiovascular.
Pero hasta ahora como trabaja unos de los ácidos grados (ácido docosahexaenoico – DHA) no ha sido claro, en parte debido a que sus vías de señales moleculares recién vienen siendo entendidas.
Toshinori Hoshi, PhD, profesor de Fisiología en la Perelman School of Medicine de la University of Pennsylvania, y sus colegas mostraron, en dos publicaciones científicas en Proceedings of National Academy of Sciences, como el aceite de pescado ayuda a reducir la presión sanguínea vía la vasodilatación en los canales de los iones.
En las células musculares lisas vasculares, como las de los vasos sanguíneos, los canales de iones que atraviesan la membrana externa de una célula para permitir que los iones como sodio, calcio y potasio ingresen o salgan, son críticos para mantener la presión adecuada en el vaso.
Los investigadores encontraron que el DHA rápidamente y de forma reversible activa estos canales, mediante el aumento de la corriente hasta 20 veces. El DHA disminuye la presión sanguínea en ratones del tipo silvestre anestesiados, pero no en ratones genéticamente mejorados, sin una subunidad de canal de ion especifico.
En comparación, el equipo encontró que un suplemento dietético, éster etílico de DHA, que se encuentra en la mayoría de las píldoras de aceite de pescado no activa los mismos canales, y aun antagoniza el efecto positivo del DHA de fuentes naturales, en las células. El éster atílico de DHA parece competir con la forma natural del DHA para enlazar los sitios en el canal de iones.
El equipo concluyó que estos canales tienen receptores para los ácidos grasos omega-3 de cadena larga, y que el DHA, a diferencia de su primo éster etílico, activa los canales y disminuye a presión sanguínea.
Los resultados tienen implicaciones para el uso de los ácidos grasos omega-3 como nutracéuticos para el público en general y también para los pacientes críticos que reciben formulas enriquecidas con omega-3 como parte de su nutrición.
El coautor Michael Bauer de la Jena University en Alemania, quien estudia la sepsis en un entorno clínico, dijo que los hallazgos podrían alentar a los médicos a dar una mirada más cercana a las formulaciones específicas dadas a los pacientes con septicemia, debido a que estas podrían contener los ácidos grasos omega-3 o el éster.
Los hallazgos también resaltan la importancia de obtener ácidos grasos omega-3 a partir de fuentes de alimentos naturales como el aceite de pescado.
El estudio fue apoyado, en parte, por el National Institutes of Health, la German Research Foundation y la Natural Science Foundation de China.