Por Karla Navarro
Ensenada, México (Agencia Informativa Conacyt).- Un escenario adverso para mantener el cultivo de abulón rojo (Haliotis rufescens) en Baja California ha puesto a colaborar a investigadores de diversas instituciones en el desarrollo de programas gubernamentales y estudios vinculados con el sector empresarial, que deriven en alternativas e incluso ajustes en los sistemas de producción.
Empresarios advierten las dificultades para contar con una producción de abulón estable, tanto actualmente como a mediano y largo plazo, lo que atribuyen a los efectos del cambio climático en el mar.
En la búsqueda de soluciones, han recurrido a instituciones como el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) y el Instituto de Investigaciones Oceanológicas (IIO) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
Temperatura inestable
Desde hace 24 años, la empresa Abulones Cultivados inició sus operaciones en el ejido Eréndira, al sur del municipio de Ensenada, por iniciativa de tres oceanólogos egresados de la UABC, logrando en aquel entonces el apoyo de inversionistas que apostaron a un proyecto que se convertiría en una de las primeras granjas comerciales de abulón cultivado en el país.
Benito Altamira Rodríguez, quien desde 1998 labora en Abulones Cultivados y actualmente se desempeña como gerente operativo de la empresa, refiere que atraviesan por una etapa compleja en el proceso reproductivo del abulón.
Debido a que el sistema de producción con que cuentan implica el contacto del abulón con agua procedente directamente del mar, cualquier cambio en su temperatura o en el grado de acidez (pH) repercute en su desarrollo.
“Una de las conclusiones a las que hemos llegado en los últimos tres meses, casi estamos seguros que el problema que tenemos no tiene que ver con un patógeno, es un problema de la química del agua”, afirma Altamira Rodríguez.
Para que la reproducción del abulón se consolide, se requiere que el agua se mantenga a una temperatura entre los 16 y 18 centígrados, además de pH y oxigenación estables, de tal forma que la concha del molusco, desde su etapa microscópica, se forme adecuadamente y garantice su sobrevivencia en las etapas posteriores hasta ser cosechado, periodo que dura un promedio de tres años.
“La acidificación del mar, por muy pequeña que sea, tiene repercusiones en la producción de larvas, eso está documentado, pero en el caso del abulón no lo habíamos visto hasta los últimos cuatro años, que cada vez es más frecuente esta presencia de mareas rojas en las que el agua se ve muy inocente, está fría pero resulta que viene del norte y viene cargada de dióxido de carbono por abajo, entonces traemos agua con ácido carbónico y esa presencia sospechamos que puede estar dándonos dificultades para producir larvas”, estima.
Validación del procedimiento en el IIO
Para confirmar o descartar las hipótesis que ha generado la empresa Abulones Cultivados en torno a las dificultades para mantener su producción anual, el IIO, a través del investigador Enrique Valenzuela Espinoza, está validando en laboratorio el procedimiento de la empresa.
En entrevista, Valenzuela Espinoza explica que lo que buscan es detectar los motivos del problema, disminuir la especulación y ofrecer los elementos que se requieren para tomar decisiones de forma certera.
Para realizar estas tareas, la empresa donó al IIO un lote de reproductores de abulón con los que se está haciendo el experimento, lo que brindará un mejor acercamiento al proceso que se aplica en la granja de la empresa.
No obstante, Valenzuela Espinoza precisa que existe una diferencia en el sistema de Abulones Cultivados y el del IIO, ya que en el primero se trabaja con flujo de sistemas y en el segundo con sistemas estáticos, es decir, no entra en contacto directo con el mar, sino que diariamente se hace el cambio del 100 por ciento del agua de los tanques.
“Estaríamos identificando si hay un problema común en el origen de la larva, de donde proviene y, si nosotros salvamos esa situación y de acuerdo con lo que estamos registrando, entonces ya veríamos qué es lo que está sucediendo en la empresa”, apunta.
Repercusión a mediano plazo
Pero no todos los productores están pasando por el mismo proceso que Abulones Cultivados, tal es el caso de la empresa Productos Marinos Baja, la cual opera desde 2003 exportando el abulón vivo y enlatado a Estados Unidos y Asia, además de comercializar diseños de joyería con perla de abulón.
Para Enrique Vázquez Moreno, propietario de la empresa, los cambios en los márgenes de temperatura y acidificación del agua de mar se han convertido en un nuevo reto para adaptar sus procedimientos, pero no en un motivo para preocuparse por mantener la producción.
“En nuestro caso hemos monitoreado siempre eso, tenemos tablas de temperatura y sí es cierto, la temperatura máxima cada vez llega a un nuevo nivel, afortunadamente las producciones de abulón que tenemos en cultivo se han estado desarrollando bajo esas condiciones y se han estado adaptando, ha sido una selección de lo que producimos”, comenta en entrevista.
Recuerda que en el verano del año pasado, pasaron por condiciones extremas atribuidas al fenómeno de El Niño, lo que provocó pérdidas, especialmente en los organismos de mayor talla que no alcanzaron a adaptarse.
“Estamos conscientes que el cambio climático va a impactar, yo creo que el impacto fuerte no lo vamos a tener ahorita, ahorita estamos viendo la punta del iceberg, yo creo que el impacto fuerte lo vamos a tener en 10 años o en 15 años, entonces hay que estar preparados”, opina.
Impulso al cultivo y las poblaciones naturales
Para brindar capacitación sobre sistemas de reproducción del abulón, Miguel Ángel del Río Portilla, investigador del Departamento de Acuicultura del CICESE, ha mantenido relación con cooperativas y empresas del ramo.
Actualmente colabora en un plan del rescate del abulón, tanto en cultivo como sus poblaciones naturales, iniciativa que se desarrolla junto con la Secretaría de Pesca y Acuacultura de Baja California (Sepesca).
Precisa que hace 10 años en México y Corea las producciones de abulón eran similares, pues oscilaban entre las 30 y 40 toneladas anuales; no obstante, actualmente México sigue produciendo la misma cantidad, mientras que la producción de Corea supera las nueve mil toneladas.
“¿Qué es lo que necesitamos? Proteger, hacer monitoreos en las poblaciones naturales y lo que es el cultivo, se está viendo un cultivo en mar pero acompañado de un programa de selección genética o formación de híbridos para la producción”, comenta.
Señala que por parte del CICESE se trabaja para plantear un programa de mejoramiento genético que contempla el seguimiento de las poblaciones naturales, selección de reproductores y crías y seguimiento sanitario del abulón cultivado.
“Pero para las poblaciones naturales también entra el seguimiento de variables oceanográficas, por medio de evaluación de la comunidad donde vive el abulón, y un componente muy importante es la parte social, cómo afecta que haya o no abulón en las poblaciones humanas que se encuentran asentadas a lo largo de la península”, detalla.
Subraya que con el plan de rescate del abulón se enfatiza la importancia de dar continuidad a los estudios y desarrollar una base de datos que sea útil para tomar decisiones en contingencias.