EEUU.- Investigadores del Virginia Bioinformatics Institute (VBI) han montado la propuesta de secuencia del genoma de una microalga marina para ayudar a los científicos en todo EEUU en un proyecto que tiene como objetivo descubrir las mejores especies de microalgas para producir biodiesel.
Los resultados han sido publicados en la revista Nature Communications.
La necesidad de desarrollar fuentes alternativas de energía renovable para prevenir una potencial crisis de energía y disminuir la producción de gases invernaderos es ampliamente reconocida. Varias fuentes han sido probadas, por ejemplo, maíz para etanol y granos de soja para biodiesel. Pero para satisfacer las necesidades de combustible en el mundo, los investigadores deben encontrar una forma de producir tanto biodiesel como sea posible en un pequeño espacio usando la menor cantidad de recursos.
A diferencia de otras especies vegetales, las microalgas pueden usar varias fuentes de agua que van desde agua servidas hasta aguas salobres, y pueden crecer en pequeñas áreas.
Los científicos en Data Analysis Core (DAC) de VBI, Robert Settlage y Hongseok Tae, participaron en el montaje del genoma de Nannochloropsis gaditana, una microalga marina que puede ser capaz de producir los lípidos necesarios para ser una fuente viable de combustible.
“Obtener los datos ahora es la parte fácil. Los que estamos haciendo en el DAC es permitir que los investigadores superen sus problemas informáticos de montaje y análisis para que se concentren en las implicaciones biológicas de sus investigaciones” dijo Settlage.
Análisis adicionales revelaron que con una modificación genética, N. gaditana puede ser capaz de producir biocombustible a escala industrial, lo cual será la ola del futuro en la investigación y producción de combustibles.
Referencia:
Randor Radakovits, Robert E. Jinkerson, Susan I. Fuerstenberg, Hongseok Tae, Robert E. Settlage, Jeffrey L. Boore, Matthew C. Posewitz. Draft genome sequence and genetic transformation of the oleaginous alga Nannochloropis gaditana. Nature Communications, 2012; 3: 686 DOI: 10.1038/ncomms1688
