España – Deborah Tangunan, investigadora postdoctoral en el Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca (USAL), acaba de publicar en Communications Earth and Environment -revista de acceso abierto de Nature Research-, un nuevo estudio en el que revisa cómo las algas marinas calcáreas llamadas cocolitóforos juegan un papel importante en el ciclo global del carbono y cómo estos pequeños organismos se ven afectados por las cambiantes condiciones físicas y químicas en el océano impulsadas por el cambio climático.
El proyecto, financiado a través del Programa de Contratos Postdoctorales de la USAL -apoyado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades-, se desarrolló en colaboración y bajo la supervisión del catedrático de Geología José-Abel Flores del Grupo de Geociencias Oceánicas (GGO) de la USAL y es continuación de trabajos previos realizados a lo largo de los años en la región sur del Océano Índico por Flores y otros miembros del Grupo en colaboración con prestigiosas universidades y centros de investigación del programa International Ocean Discovery Program (IODP).
Cocolitóforos, árboles de nuestros océanos
Las algas marinas, incluidos los cocolitóforos, podrían ser considerados los «árboles» de nuestros océanos. Los cocolitóforos, un grupo de algas microscópicas unicelulares, son únicos entre otros organismos marinos debido a su doble función en el intercambio de dióxido de carbono entre la atmósfera y el océano. Una gran cantidad de dióxido de carbono es retirada de la atmósfera durante la fotosíntesis, ya que estos organismos obtienen su alimento y energía del sol.
Por otro lado, la célula del cocolitóforo está rodeada de conchas, llamadas cocolitos, que están formadas por carbonato de calcio. Durante la producción de estas conchas, los cocolitóforos liberan dióxido de carbono a la atmósfera. Cuando muere el organismo, las conchas caen al fondo del océano y se conservan allí como fósiles. Luego, los fósiles “nos proporcionan información sobre cuáles eran las condiciones del océano y el clima en el que vivieron flotando”, explica José-Abel Flores a Comunicación USAL.
Investigar el pasado para comprender el presente y el futuro
El principio de la geología unido a los retos del presente, “el pasado es la clave del presente, puede extenderse e incorporar el futuro con la posibilidad de predicción de escenarios cambiantes” de alguna forma resume la importancia de lo que están haciendo los paleoceanógrafos y paleoclimatólogos.
Durante más de 50 años, los océanos se han explorado a través de iniciativas internacionales como las expediciones del programa IODP, en el que en sucesivas fases la Universidad de Salamanca lleva implicada activamente desde 1990 trabajando conjuntamente con otros miembros del Programa como, el MARUM Center for Marine Environmental Sciences, University of Bremen, University of Notre Dame, Notre Dame (EE.UU), Alfred-Wegener-Institut for Polar and Marine Research, Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra- CSIC, JAMSTEC (Japón), Texas A&M University, College Station (EE.UU), University of Birmingham, University DeKalb (EE.UU), Cardiff University o la University Palisades (EE.UU).
Algunos países también tienen su propia flota de buques de investigación como Alemania, Francia y España. A pesar de estas numerosas campañas de perforación, los océanos todavía están relativamente inexplorados, por lo que cada nueva aportación resulta relevante, sobre todo en iniciativas como la de esta publicación en la que el número de estaciones de muestreo ha sido muy limitado.
Expedición en la Meseta de Agulhas
La científica Tangunan navegó con el R / V JOIDES Resolution, un buque de investigación de 143 m del IODP en 2016, junto con 30 científicos internacionales de diferentes instituciones para recolectar sedimentos del sur del Océano Índico. El objetivo principal de la expedición era descubrir la historia de los climas del sur de África y sus conexiones con la circulación oceánica global y la variabilidad climática, “no podemos olvidar que el océano constituye el elemento más importante en el transporte de la energía en el sistema terrestre, con repercusiones a escala global”, subraya el catedrático de la USAL.
La investigación tuvo lugar en Meseta de Agulhas, o de las Agujas (como la denominaron los portugueses en las primeras circunnavegaciones) que se encuentra en el sector del Océano Austral del Océano Índico. Su posición estratégica con “influencia de ambientes tropicales y una componente antártica muy activa”, destaca Flores, es clave para evaluar la evolución de las características del océano y la interacción entre sectores fundamental.
La disponibilidad de estos nuevos materiales hasta los últimos ~ 7 Ma, permitirá continuar extendiendo este proyecto con la implicación Tangunan y la USAL. Concretamente, el reto planteado es explorar a fondo la respuesta de los productores primarios en el mismo sector ahora descrito y ampliarlo al océano Austral para momentos en los que las concentraciones de dióxido de carbono atmosférico eran muy parecidas a las actuales, así como otros en los que llegaron alcanzar los valores que proyecta el IPCC (Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, de Naciones Unidas).
Los trabajos de este tipo de estudios mejorarán nuestra comprensión de la posible respuesta futura del fitoplancton marino, como los cocolitóforos, a un mundo en calentamiento y su papel determinante en ese contexto previsible.
Contacto
José-Abel Flores,
Catedrático del Departamento de Geología y miembro del Grupo de Geociencias Oceánicas
Universidad de Salamanca
Emailflores@usal.es
Teléfono923 294500, ext. 4497
Reference (acceso abierto):
Tangunan, D., Berke, M.A., Cartagena-Sierra, A. et al. Strong glacial-interglacial variability in upper ocean hydrodynamics, biogeochemistry, and productivity in the southern Indian Ocean. Commun Earth Environ 2, 80 (2021). https://doi.org/10.1038/s43247-021-00148-0
Fuente: Universidad de Salamanca