Santiago, Chile – «Las altas concentraciones de sal que suelen encontrarse en ecosistemas asociados a descargas de agua residuales de centros de cultivo de salmones, producen un efecto negativo sobre la biodiversidad, modificando la funcionalidad de dichos ecosistemas» analiza el Dr. Carlos Esse, profesor asociado del Instituto de Estudios del Hábitat (IEH) y coordinador de la Unidad de Cambio Climático y Medio Ambiente (UCCMA) de la Universidad Autónoma de Chile, sede Temuco.
La zona precordillerana de la región de la Araucanía, como por ejemplo el sector de Molco de la comuna de Villarrica, es uno de los entornos de aguas puras que aún persisten en el sur de Chile. Dadas sus características es considerado un entorno ideal para la producción salmonícola, quienes utilizan sal para combatir las infecciones por hongos que pueden producirse en las áreas de cultivo.
Un estudio liderado por los doctores Francisco Encina de la UC-Temuco y Jorge Nimptsch de la UACh-Valdivia, del cual participaron los Drs. Carlos Esse y Francisco Correa, analizó los efectos de las descargas de aguas residuales de las pisciculturas en los ríos precordilleranos de La Araucanía, encontrando una relación entre la distribución espacial de invertebrados acuáticos, disminuyendo la abundancia de aquellos intolerantes a altas concentraciones de sal en sectores aguas abajo de los puntos de descarga.
«En este ecosistema, la presencia de elevadas concentraciones de sal genera alteración del medio en el cual se desarrollan los invertebrados, por ejemplo, la disminución de organismos como Ephemeroptera, Plecoptera y Trichoptera (larvas de insectos comedores de hojas) y un incremento de Oligochaeta y Chironomidae (organismos indicadores de ambientes altamente contaminados» explica el Dr. Carlos Esse.
«Los insectos acuáticos cumplen una importante función en los ríos y esteros donde están presentes, pues son los principales encargados de transformar la energía proporcionada por el bosque como productor primario, en materia orgánica animal, aportando el alimento necesario para depredadores mayores, como crustáceos y peces nativos» complementa el Dr. Francisco Correa.
La calidad del agua también se ve alterada en los componentes que la definen, como por ejemplo conductividad, DBO (demanda química/biológica de oxígeno) y concentración de nutrientes. «En nuestro estudio, los macroinvertebrados estuvieron expuestos a pulsos de salinidad asociados con patrones de descarga desde las pisciculturas, produciendo cambios en las tasas de deriva que fueron corroborados mediante ensayos de mesocosmos. Los valores de conductividad que producen estos cambios son notoriamente inferiores a los reportados en la literatura» agrega el Dr. Carlos Esse.
Los resultados del estudio permiten contribuir a la discusión sobre el ajuste de este parámetro en las regulaciones de emisiones chilenas. «Considero que no es necesario la prohibición del cultivo de salmones en estas zonas, lo que si corresponde es incrementar las exigencias en el tratamiento de aguas residuales, avanzando hacia sistemas modernos disponibles en el mercado. Además del monitoreo constante de la calidad del agua, para asegurar la biodiversidad y calidad del recurso hídrico, lo cual debiese ser un compromiso permanente de las empresas que utilizan los recursos naturales como base para su producción, asegurando su permanencia para las nuevas generaciones» finaliza.
Referencia (acceso abierto):
Encina-Montoya F, Boyero L, Tonin AM, Fernanda Aguayo M and others (2020) Relationship between salt use in fish farms and drift of macroinvertebrates in a freshwater stream. Aquacult Environ Interact 12:205-213. https://doi.org/10.3354/aei00357
Fuente: Centro de Comunicación de las Ciencias de la Universidad Autonóma de Chile