Madrid, España.- Investigadores de la UPM participan en un proyecto europeo que desarrollará un sistema de alarma temprana en la acuicultura para garantizar la seguridad alimentaria.
Garantizar la seguridad alimentaria en el campo de la acuicultura mediante el desarrollo de una tecnología de biosensores destinada a la monitorización medioambiental y la prevención de enfermedades. Ese es el propósito de un proyecto europeo denominado Enviguard, del que forman parte investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Científicos marinos, acuicultores y proveedores de tecnología integran el consorcio internacional que está detrás, compuesto por un total de 19 entidades. El proyecto, que ha arrancado este mes de diciembre y tiene una duración de 5 años, dispone de un presupuesto de 5,4 millones de euros, financiados por el Séptimo Programa Marco de la Unión Europea.
Enviguard persigue desarrollar un dispositivo específico para medir con elevada exactitud los riesgos biológicos (virus, bacterias y toxinas), de modo que pueda utilizarse como un sistema de alerta temprana en la acuicultura y como monitor ambiental para evaluar el buen estado ecológico del mar. Los agentes patógenos a detectar estarán conectados a un interfaz común de accesibilidad web. Así, los usuarios podrán acceder a los datos en tiempo real a partir de las mediciones in situ. El fin es detectar y cuantificar algas tóxicas, patógenos relevantes para la acuicultura (por ejemplo, betanodavirus) o toxinas, como las saxitoxinas.
Para desarrollar el proyecto se ha elegido el transductor patentado por un grupo de investigadores del Centro Láser de la UPM que trabaja en la línea de Micro-nano Fotónica y Biofotónica, liderado por Miguel Holgado, profesor del Departamento de Física Aplicada a la Ingeniería Industrial de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales. También se prevé la utilización de técnicas avanzadas de lectura para su integración en plataformas portátiles, donde recientemente este equipo acaba de tramitar otra patente. Además, en el consorcio también está la empresa de base tecnológica BIOD, que nació del programa de creación de empresas de la UPM (Actúa UPM), participada por los investigadores del grupo.
El transductor está formado por nanosensores biofotónicos de diferente índole que se pueden funcionalizar para detectar selectivamente diversos tipos de biomoléculas. Por ello, esta tecnología resulta idónea para detectar biomoléculas en un amplio rango de posibilidades, desde proteínas o virus hasta toxinas generadas por bacterias, de especial relevancia para la acuicultura, la seguridad alimentaria y la prevención de riesgos para la salud.
Desde 2007, Holgado y su equipo (Maria Fé Laguna, Rafael Casquel, Álvaro Lavín, Francisco Javier Sanza, Álvaro Otón y Ana López) trabajan en transductores biofotónicos para aplicaciones de detección in vitro que no necesitan ningún tipo de marcaje ni etiqueta como sucede con los habituales en los análisis actuales. Su labor está avalada por publicaciones de primer nivel y, gracias al apoyo de la Oficina de Transferencia de Tecnología (OTT) de la UPM, se ha traducido en varias patentes en fase de explotación.
La tecnología del grupo no solo es válida para aplicaciones en tiempo real, sino que también resulta de gran relevancia para medidas que requieran una cantidad mínima de analito. Y es que una de las grandes ventajas del sistema patentado es su capacidad para medir en pequeñas cantidades de muestra, ya que con tan solo un microlitro pueden detectarse múltiples diagnósticos al mismo tiempo. Además, estos transductores se pueden integrar en kits destinados al usuario final, de modo que proporcionan información cuantitativa de forma casi inmediata y en el mismo sitio donde se toma la muestra.
Fuente: UPM