Noruega.- Un grupo de investigadores esta evaluando en una piscigranja comercial de salmones, cómo los peces responden al monitoreo regular mediante robots submarinos.
Los métodos para investigar el comportamiento animal van desde muñecos y espejos hasta registros en audio y videos y animaciones computarizadas. Los robots pueden proveer un nuevo grupo de métodos experimentales debido a que están presentes físicamente, permitiendo una variación controlada de morfologías y movimientos pre-diseñados.
Los estudios de poblaciones de animales con robots pueden informan sobre el comportamiento animal e inspirar avances en el cultivo, monitoreo ambiental y salud y bienestar animal.
Aunque las piscigranjas se ubican en ambientes tranquilos, ellas requiere de supervisión permanente para asegurar que los peces dentro de las jaulas de cultivo estén saludables y seguros, una tarea que las piscigranjas comercial encargan a un buzo humano.
En la actualidad, los resultados experimentales de cómo los peces son afectados por la presencia de robots submarinos han estado limitado a ambientes de laboratorio con pocos individuos y focalizados a una especie modelo. Maarja Kruusmaa y un equipo de investigadores de la Norwegian University of Science and Technology quisieron probar como los peces reaccionan si ellos son monitoreados por robots en vez de humanos.
Los investigadores emplearon dos drones submarinos en una granja de salmones para cuán confortables permanecen los peces cuando son rodeados por robots intrusos.
“Cuanto más felices son los peces, más saludables son, comen mejor, crecen mejor, tienen menos parásitos y se enferman menos” manifestó Kruusman al medio New Scientist.
El equipo empleó dos diferentes robots submarinos para probar si los peces reaccionan de manera diferente según el tamaño y el método de propulsión.
Robots submarinos
Uno de los robots, llamada Argus Mini funcionaba con propulsores; mientras que el robot más pequeño, llamado U-CAT, tenía el tamaño de un perro pequeño y funcionaba con cuatro aletas.
El equipo registró las respuestas de los salmones a los dos robots diferentes, específicamente para ver qué tan cerca los peces se aproximan a los robots y con qué frecuencia golpearon sus colas mientras estaban cerca, lo que indicaría temor.
Los investigadores también grabaron imágenes de los peces moviéndose alrededor de la jaula marina con un buzo humano y luego sin ningún observador, humano o robot.
Los peces parecían más cómodos con el robot U-CAT más pequeño que el buzo o el Argus Mini.
Los peces envolvieron sus colas alrededor del U-CAT un poco más rápido, pero más lento que con el Argus Mini o el buzo.
Las colas golpeaban más lentamente cuando los peces estaban solos.
Los hallazgos sugieren que los peces están más perturbados por el tamaño de la persona (buzo) o cosa con la que nadan. Además, la investigación permitió determinar que si bien los peces prefieren no tener observadores externos, se sienten más cómodos con los más pequeños, ya sea una máquina o humanos (buzos).
“El tamaño es importante” dice Kruusmaa.
“Puedes construir un robot muy complicado que sea extremadamente silencioso, que tenga una cara sonriente y que hable el idioma de los peces, pero eso sería muy costoso y a los peces no parece importarles”. {mprestriction ids=»*»}
Referencia (abierto):
M. Kruusmaa, R. Gkliva, J. A. Tuhtan, A. Tuvikene and J. A. Alfredsen. 2020. Salmon behavioural response to robots in an aquaculture sea cage. The Royal Society Open Science. https://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rsos.191220 https://doi.org/10.1098/rsos.191220 {/mprestriction}