Suecia.- El pescado de cultivo es un gran negocio, pero aún no es el salvador de las personas pobres hambrientas. Actualmente, más del 40% de todo el pescado consumido proviene de la acuicultura, pero la distribución de la misma es desigual y los niveles de nutrición podrían mejorar. En otras palabras, la contribución de la acuicultura a la seguridad alimentaria global es una cuestión en donde se da la producción y lo que se produce.
En un reciente artículo publicado en la Journal of Fish Biology, el científico Marc Metian, junto con su colega Max Troell y sus socios de WorldFish examinaron las contribución de la acuicultura a la seguridad alimentaria y las necesidades de nutrición de los consumidores pobres.
Los que encontraron fue que la acuicultura esta en gran parte ausente de aquellos lugares en el mundo donde más se necesita. Aun en el África subsaharina, donde el suelo y el clima es favorable, se queda corto cuando se trata de producir los requerido.
Creciendo en tamaño, pero aun limitada en acceso
“La acuicultura representa una proporción creciente de los suministros mundiales de pescado, pero el acceso y la disponibilidad para muchas especies se concentran en los mercados de altos ingresos, a pesar del hecho de que hay muchas razones ambientales y también económicas para centrarse más en los mercados de bajos ingresos” dijo Metian.
Los autores del artículo argumentan que la acuicultura ha cambiado radicalmente la disponibilidad de ciertos tipos de alimentos en base a pescado, las especies y los nutrientes consumidos vía el pescado. Pero para que la acuicultura alcance totalmente su potencial, como un potente proveedor de alimento y nutrición, factores como la disponibilidad y costos deben ser considerados. La industria acuícola puede crecer a escala mundial, pero no beneficiará automáticamente a las áreas más pobres del áfrica subsahariana, si no se tienen en cuenta estos factores.
Aunque el abastecimiento mundial de alimento se incrementa, la creciente competencia por tierra agrícola para biocombustibles, la falta de insumos claves en algunos lugares y los desastres naturales han, desde el año 2006, resultado en precios altos y volátiles de los alimentos, una situación que probablemente continúe según FAO. Los países pobres, dependientes de las importaciones de alimentos con recursos insuficientes para hacer frente a los cambios continuarán siendo afectados.
Calidad, no cantidad
Donde la producción de la acuicultura domina el mercado, el pescado de cultivo tiende a ser más barato y se incrementa el acceso económico. En Egipto, por ejemplo, el pescado de cultivo ahora representa las dos terceras partes de todo el pescado consumido. También es considerablemente más barato que la mayoría de los peces de captura. Los mismo ocurre en Bangladesh.
Pero el acceso al pescado no resuelve el problema de nutrición
“Aunque, sin duda, el pescado más económico aumenta el acceso de los consumidores pobres, desde la perspectiva de la alimentación y nutrición el punto no es cuanto pescado se consume, sino que el consumo de pescado debe satisfacer las necesidades nutricionales” dijo Troell.
Desde esta perspectiva, los pescados grasos y pequeños que son consumidos enteros son superiores en nutrición, el problema es que ellos generalmente no son cultivados (comúnmente son usados como alimento animal o en la acuicultura). La ausencia de candidatos obvios de peces pequeños para la acuicultura y los altos costos de la producción de semilla podrían ser un reto de rentabilidad.
Sin embargo, hay buenas razones económicas y ambientales para producir herbívoros y omnívoros de menor tamaño para los consumidores pobres. El adición al incremento del acceso económico, la producción es más alta, más eficiente en energía y más barata comparada con los peces más grandes.
Pero debido a que la nutrición de los peces de cultivo es frecuentemente inferior a la de los peces silvestres, se necesita más investigación para identificar que especies pequeñas pueden ser adecuados para su cultivo.
“Sin duda, la acuicultura contribuye a la seguridad alimentaria y debería incrementarse considerando el crecimiento de la demanda y el estancamiento de las capturas de la pesca. Sin embargo, su papel desde una perspectiva de seguridad alimentaria y nutricional necesita un análisis más profundo, especialmente en los concerniente a los riesgos del uso de peces silvestres nutritivos para dietas acuícolas y la falta de atención sobre las especies y sistemas acuícolas para la generación de pescado destinado a los grupos de menores ingresos” concluye Metian.