Santa Bárbara – EE.UU – Nacido en la ecología de la red trófica, el concepto de niveles tróficos, la jerarquía de quién come a quién en el mundo natural, es una forma elegante de comprender cómo la biomasa y la energía se mueven a través de un sistema natural.
Es natural que la idea se abriera camino en el ámbito de la acuicultura, donde los acuicultores marinos y de agua dulce intentan maximizar sus productos con insumos eficientes.
“A menudo se usa como una medida de cuán sostenible es cosechar o consumir esa especie” dijo Rich Cottrell, investigador postdoctoral en el National Center for Ecological Analysis & Synthesis (NCEAS) de la UC Santa Barbara.
A medida que las plantas (nivel 1), se convierten en alimento para los consumidores de plantas (nivel 2), quienes a su vez son consumidas por carnívoros (nivel 3) y así sucesivamente, la cantidad de energía necesaria para soportar el mismo peso de organismos se incrementa, explicó.
Como resultado, las especies en los niveles 4 o 5, como el atún, requieren mucha más energía por libra que las especies en los niveles tróficos más bajos.
Es la misma razón por la que las dietas vegetarianas a menudo se consideran más sostenibles que las que consumen carne.
“De la misma manera, las medidas a nivel trófico ahora se recomiendan en los entornos de políticas para su uso como un indicador de sostenibilidad de la acuicultura” dijo Cottrell.
Cuanto más bajo es el nivel trófico, más sostenible se considera la especie, por lo que la política a menudo exige más cultivos de especies de bajo nivel trófico.
Sin embargo, argumentan Cottrell y sus colegas, en este momento de creciente complejidad y sofisticación en el sector de la acuacultura, la misma simplicidad hace que los niveles tróficos sean atractivos como medidas de sostenibilidad también los hace insuficientes.
Las causas de esto tienen que ver en gran medida con la forma en como se alimentan a los peces de cultivo de hoy.
“La mayoría de los peces e invertebrados que cultivamos para la alimentación se producen utilizando alimentos hechos por humanos” explicó Cottrell.
“Pero estos piensos cambian constantemente, por lo que el significado de los niveles tróficos cultivados están cambiando con el tiempo”.
De hecho, él puntualizó que el salmón se encuentra en un nivel trófico más alto porque sus dietas naturalmente carnívoras requerirían grandes cantidades de harina y aceite de pescado, pero los avances en los piensos y la fabricación han reducido la proporción de ingredientes a base de pescado a 10-15% en las dietas modernas para el salmón.
Mientras tanto, se ha encontrado que las especies herbívoras como la carpa y la tilapia responden favorablemente a pequeñas cantidades de harina de pescado en su alimento.
“En realidad, estas especies ahora se cultivan a niveles tróficos similares” dijo Cottrell. “La línea entre los niveles tróficos ‘bajo’ y ‘altos’ continuará difuminándose con la innovación”.
El concepto de nivel trófico para por alto otro aspecto importante de la sostenibilidad de la acuicultura en el ámbito de la eficiencia de los piensos y los recursos, o la eficiencia con la que los animales de granja convierten lo que se les alimenta en alimentos comestibles.
“Esto no es bien explicado por el nivel trófico” dijo Cottrell, agregando que a pesar de su alta ubicación trófica, muchos peces de cultivo carnívoros podrían ser más eficientes en la alimentación que sus contrapartes carnívoros silvestres.
Asimismo, debido a que la acuicultura está recurriendo cada vez más a la agricultura para reemplazar la harina y el aceite de pescado, la promesa de sostenibilidad podría estar vacía.
“Reemplazar ingredientes a base de pescado con cultivos terrestres conduce a una dramática reducción en el nivel trófico de especies acuícolas alimentadas, pero sabemos muy poco acerca de cuán sostenibles es aumentar la presión sobre los sistemas agrícolas globales” manifestó.
A medida que el sector de la acuicultura mundial se esfuerza por satisfacer la creciente demanda por pescados y mariscos de cultivo, los investigadores dicen que es tiempo de repensar el uso de los niveles tróficos como una regla y medida de la sostenibilidad.
Estipular recomendaciones para la acuicultura de bajo nivel trófico puede no tener éxito en promover una mayor sostenibilidad, destacó Cottrell. Es posible que aumentar la oferta de mejillones, por ejemplo, no satisfaga la creciente demanda de camarones o salmones.
“Nos corresponde encontrar una manera de garantizar que para productos de alta demanda, los produzcamos de la manera más ambientalmente eficiente y socialmente responsable” dijo. “Los niveles tróficos no nos llevarán allí”.
Afortunadamente, existen esfuerzos para realizar evaluaciones de sostenibilidad con más matices, como las certificaciones voluntarias a través del Aquaculture Stewardship Council o Best Aquaculture Practices, que examinan los impactos de la acuicultura a nivel de granjas y a través de las cadenas de suministro.
“Un mayor apoyo a estos programas e incentivos para que los productores de varias regiones y sistemas de producción se unan a ellos sería una forma mucho más sólida de fortalecer la sostenibilidad del sector de la acuacultura en el futuro” dijo Cottrell.
La investigación para este estudio fue realizada por Halley E. Froehlich, Caitlin D. Kuempel, Benjamin S. Halpern y David R. Williams at UCSB; Marc Metian en el International Atomic Agency, Monaco; Julia Blanchard y Kirsty L. Nash en la University of Tasmania; Nis Sand Jacobsen en la Technical University of Denmark; Peter B. McIntyre en la Cornell University; Lex Bouwman en la Utrecht University; Jessica Gephart en la American University; Daniel D. Moran en la Norwegian University of Science and Technology y Max Troell en la Royal Swedish Academy of Sciences.
Referencia:
Richard S. Cottrell Marc Metian Halley E. Froehlich Julia L. Blanchard Nis Sand Jacobsen Peter B. McIntyre Kirsty L. Nash David R. Williams Lex Bouwman Jessica A. Gephart et al. 2021. Time to rethink trophic levels in aquaculture policy. Review in Aquaculture, https://doi.org/10.1111/raq.12535