Los investigadores Humberto Villarreal, del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, y Lorenzo Juarez de Sea Products Development, publicaron una editorial en la revista de la World Aquaculture Society en donde analizan los desafíos que enfrentará el cultivo superintensivo del camarón.
Producción camaronera mundial
Según los investigadores, los países asiáticos (83.4%) y latinoamericanos (16.3%) comparten la producción camaronera, basada en dos especies: el camarón blanco del Pacífico (Litopenaeus vannamei) con el 83% de la producción, y el camarón tigre (Penaeus monodon).
India y Ecuador han incrementado significativamente sus producciones de camarones, con un crecimiento de 100% en una década, alcanzando más de 1 millón de toneladas en 2021, sin un significativo incremento en el área de crianza.
La producción semi-intensiva en Ecuador alcanza producciones promedio de alrededor de 1250 kg/ha/ciclo, pero ahora los camaroneros pueden alcanzar 3 ciclos por año y están trabajando en implementar las mejores prácticas en la industria.
Sistemas superintensivos
“Nosotros definimos el sistema superintensivo para camarón blanco, L. vannamei, como aquel que utiliza estanques revestidos, raceways o tanques para densidades de población de más de 150 camarones por m2 durante el crecimiento y aplica un nivel significativo de tecnología”, describen los investigadores.
Además, destacan los investigadores, los sistemas superintensivos son un sistema eficaz que maximiza la productividad de la energía gastada sin dañar el medio ambiente y minimiza la utilización de agua, normalmente menos de 250 L/kg de producción, que solo es posible sin recambios de agua y debería producir más de 1200 kilo de camarones/kW de energía.
“Los estanques abiertos deben producir 2 o 3 cosechas al año de > 30 t/ha (1.2 kg/m3), mientras que los raceways deben producir al menos 3 cosechas al año con densidades superiores a 2.5 kg/m3, y los invernaderos deben generar más de 3 cosechas al año, con una densidad de alrededor de 4.5 kg/m3”, reportan.
Ellos indican que para alcanzar estos objetivos de manera consistente, es esencial comprender las interacciones entre el diseño del sistema de producción, las estrategias de bioseguridad, la nutrición y la calidad de la semilla, así como el impacto del desarrollo tecnológico, el cambio climático y el cumplimiento social sobre la intensificación del cultivo de camarón, debido a que la inversión de capital es 5 a 10 veces mayor al típico sistema semi-intensivo.
Biofloc para intensificar el cultivo de camarón
Los investigadores reportan que el biofloc ahora es la tecnología más utilizada para el cultivo intensivo de camarones.
No obstante, ellos destacan que la información científica disponible para estos sistemas es limitada, particularmente en relación con la comprensión de su dinámica y las interacciones entre el ecosistema y el organismo cultivado.
Villarreal y Juarez citan que los sistemas comerciales intensivos de camarón en Asia han mostrado buenos resultados, la viabilidad económica comercial de los sistemas superintensivos aún no se ha probado. “Los desafíos son tanto tecnológicos como en la cadena de valor”.
“Los desafíos reconocidos en los sistemas intensivos de camarón incluyen enfermedades, alimentos, uso de energía y selección genética en términos de organismos y problemas ambientales, sociales y de bienestar para los acuicultores”, reportan Villarreal y Juarez.
Alimentación en sistemas superintensivos
En los sistemas súper intensivos, todavía se necesita información para nuevas líneas SPF, seleccionadas genéticamente para prosperar en estos sistemas.
“Particularmente en relación con los requisitos de nutrientes, una mejor comprensión del uso de proteínas y aminoácidos, el impacto de fuentes alternativas de proteínas y lípidos, y la interacción con microbios y sistemas basados en biofloc”, reportan.
“Si bien la industria de piensos ha logrado avances notables para entregar un producto de alta calidad a la granja, estas dietas aún se basan en macroingredientes disponibles, como harinas de pescado, soja y trigo, aceites de pescados y vegetales, complementados con una combinación de vitaminas y minerales”.
Según los investigadores el desafío es desarrollar fuentes alternativas de proteínas en volúmenes y costos de producción que representen una alternativa factible. “Los sustitutos actuales aún representan una fuente limitada de huella de carbono alta, mientras que las nuevas alternativas son costosas y carecen de volúmenes suficientes”.
Conclusiones
“Es evidente que la replicación de los modelos actuales para la producción semi-intensiva de camarón será limitada. Ciertamente, países como Ecuador y China no deben esperar poder duplicar el volumen de producción utilizando los mismos sistemas de cultivo”, concluyen los investigadores.
Asimismo, destacan que la intensificación de la cría de camarones requiere que los animales cultivados tengan un estado de salud, fisiológico, metabólico y genético adecuado para prosperar en estos entornos.
“Desde una perspectiva de sostenibilidad ambiental, los sistemas superintensivos actuales usan menos agua por kilogramo de camarón producido, reutilizan el agua y tienen una tasa de conversión de alimentos más baja y optimizan el uso de los estanques de cultivo y los recursos hídricos”, finalizan.
Contacto
Humberto Villarreal
Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, La Paz, Baja California Sur, México
humberto04@cibnor.mx
Referencia (acceso libre):
Villarreal, H. and Juarez, L. (2022), Super-intensive shrimp culture: Analysis and future challenges. J World Aquac Soc, 53: 928-932. https://doi.org/10.1111/jwas.12929