Bremen, Alemania – Un equipo de científicos destaca que los enfoques de capacidad de carga de la acuicultura no incluye un análisis socio-económico local; en este sentido, ellos proponen un enfoque más holístico.
En el discurso de las sociedades “occidentales” la acuicultura es promovida como una solución para satisfacer la creciente brecha que el colapso de algunas pesquerías ha creado en la provisión de alimentos, y para solucionar el problema del hambre mundial. Sin embargo, una gran proporción de la producción acuícola, incluida la de los países en desarrollo, tiene como destino los mercados occidentales, principalmente Norteamérica y la Unión Europea, y no alimenta a las poblaciones locales.
El cultivo de organismos acuáticos en ambientes marinos y costeros tienen impactos. Dependiendo de las especies cultivadas, las instalaciones de acuicultura interactúan con el ambiente que las rodea de muchas formas, generando costos y beneficios a diferentes escalas espaciales locales.
Las preocupaciones relacionadas a la expansión de la industria acuícola y sus potenciales consecuencias ecológicas y sus efectos sobre las dimensiones sociales y económicas han motivado un amplio rango de enfoques para el análisis del impacto de la acuicultura.
Capacidad de carga de la acuicultura
El concepto de capacidad de carga de la acuicultura (CC) fue definido por McKindsey (2013) como “la intensidad máxima de la acuicultura que un (eco) sistema puede soportar dentro de los límites de un cambio aceptable”. Los investigadores destacan que esta definición amplia puede ser aplicada con una perspectiva holística en cuatro subcategorías: física (la máxima área disponible para la acuicultura), producción (densidades de cultivo que permitan las máximas cosechas), ecológica (densidades máximas de cultivo que no causan externalidades ecológicas) y social (la intensidad máxima de cultivo que no causa externalidades sociales).
Los investigadores Lotta Clara, de la University of Bremen, y Ramón Filgueira, de la Dalhousie University (Canadá), argumentan que el discurso científicos sobre la estimación de la capacidad de carga de la acuicultura se ha focalizado más en la industria y tienen una visión “occidental”. En otras palabras, ellos indican que CC ha sido comúnmente explorado como una herramienta para una regulación posterior a la presencia de la industria, con énfasis en los aspectos relacionados a la producción y las consecuencias ecológicas.
Clara y Filgueira plantean un enfoque multi-actor para la evaluación de la capacidad de carga, que reconozca la dinámica naturales de los sistemas social-ecológico que hospedan a la acuicultura, y que incorpore los costos y beneficios ecológicos, sociales y económicos del desarrollo de la acuicultura.
“Proponemos que esta evaluación de la capacidad de carga necesita estar arraigado en los valores de las comunidades locales, a la vez que se reconoce los impulsores internacionales debido a la realidad de los mercados globalizados de pescados y mariscos, y requiere el desarrollo de herramientas adicionales para asegurar la sustentabilidad de la acuicultura a escalas local y global” informan los investigadores.
A pesar de la naturaleza holística del concepto de capacidad de carga, las investigaciones han dado mayor énfasis a las capacidades ecológicas y de producción, mientras que la capacidad de carga social ha recibido menos atención.
Los investigadores indican que la razón de la poca atención a la carga social en los estudios de capacidad de carga se deben a que usualmente han sido impulsados por la industria o los reguladores. En este sentido, muchos enfoques de capacidad de carga evaluaron sólo indicadores simples que son relevantes para monitorear el crecimiento y el rendimiento de las especies en cultivo, por ejemplo, el oxígeno disuelto, la disponibilidad de fitoplancton o la densidad de cultivo que optimiza la producción anual.
La necesidad de responsabilidad social para establecer límites de capacidad de carga multidimensional aumenta la complejidad de las estimaciones, debido a que existe la capacidad de equilibrar de manera integral múltiples actividades, sectores y usos, así como la integridad del ecosistema, todo lo cual depende de los valores humanos.
La complejidad de la estimación de la capacidad de carga social se refleja en la falta de métodos disponibles para las estimaciones, existen pocos métodos específicamente diseñados para su aplicación en el contexto de la acuicultura.
Integrando las dinámicas locales en los usos y valores humanos
“Los entornos socioeconómicos locales, como la heterogeneidad de una comunidad y el grado en que depende de la acuicultura son relevantes para comprender completamente la posición de una comunidad con respecto a la actividad acuícola” destacan los investigadores acuícolas.
Las aguas marinas se usan para el transporte, con fines recreativos y culturales, la extracción de recursos (petróleo, gas, minerales), así como la pesca, entre muchas otras actividades. A pesar de las interacciones y efectos globales, las comunidades locales sienten principalmente las externalidades de la acuicultura.
Los investigadores mencionan que un primer paso hacia un verdadero enfoque de partes interesadas podría definir cómo la naturaleza, es decir el ecosistema donde se ubicará la acuicultura, beneficia a las comunidades locales, al tiempo que identifica a todos los grupos de usuarios (potencialmente) afectados.
Una de las principales críticas a la acuicultura es que la mayor parte de su producción es exportado a consumidores en mercados occidentales, y que no contribuye a las demandas de consumo local.
Las cadenas de valor global de los productos de la acuicultura introducen una importante complejidad en los procesos de estimación de la capacidad de carga: escala. Teóricamente, la capacidad de carga implica una estimación de los límites de los cambios aceptables a escala local, con las comunidades siendo las afectadas por las externalidades de la acuicultura.
Debido a que el desarrollo de la acuicultura es usualmente impulsada por las agendas políticas local o regional, limitar su expansión potencial finalmente representa un balance entre sustentar el bienestar local y satisfacer los requerimientos de otras actividades y economías locales. Por ejemplo, la sociedad podría aprobar el crecimiento de la acuicultura más allá del umbral ecológico si la prioridad es la producción de alimentos, en vez de la integridad del ecosistema, lo que enfatiza la necesidad de establecer límites locales de cambios aceptables.
Conclusión
El estudio de Clara y Filgueira contribuye a la discusión sobre la capacidad de carga para el desarrollo de la acuicultura, enfatizando como los enfoques actuales excluyen a otros grupos usuarios.
“Aunque la capacidad de carga social ha ganado un momento conceptual, pocos métodos han sido propuestos, incrementando las preocupaciones sobre la aplicabilidad general del concepto. Los enfoques necesitan incluir la complejidad socio-económica y la percepción de la inclusión de los actores, mientras que se reconoce las fuerzas internacionales que podrían ser explorados complementariamente a los enfoques locales de capacidad de carga” concluyen los investigadores.
Ellos finalizan destacando que cuando se discute el desarrollo de la acuicultura, la capacidad de carga social debe ser considerada no solo como una prioridad, sino como una necesidad. {mprestriction ids=»*»}
Referencia (acceso abierto):
Lotta Clara Kluger, Ramón Filgueira, Thinking outside the box: embracing social complexity in aquaculture carrying capacity estimations, ICES Journal of Marine Science, , fsaa063, https://doi.org/10.1093/icesjms/fsaa063 {/mprestriction}