Por: Willem Brandenburg*
Para satisfacer la creciente demanda por productos agrícolas de una población que alcanzará los 9,3 billones de personas en el 2050, la producción agrícola debe duplicarse. El problema esencial no es si el incremento de la producción es posible, es si se puede lograr de forma sostenible.
Esta pregunta no es fácil de responder en vista de toda la complejidad de reclamos sobre la tierra y la necesidad de mantener la biodiversidad. Consecuentemente, considerar la agricultura marina no es una fantasía futurista, sino una necesidad. Esto es comparable a la transición que hicimos hace unos 10 000 año desde la caza y recolección a la agricultura y ganadería en la tierra, pero con los conocimiento y experiencias resultantes de 10 000 años de agricultura.
Las macroalgas han venido siendo utilizados como alimento durante siglos, especialmente en el sudeste asiático. A tal efecto, no solo se colectan en las aguas costeras, también se cultivan de forma limitada. A partir de 1950, la producción de macroalgas se empezó a incrementar rápidamente, especialmente en China, y desde entonces ha madurado hasta convertirse en toda una industria.
Para duplicar la producción agrícola, la producción de plantas debe duplicarse, para alcanzar este objetivo de manera sostenible debemos volver al océano. Y debemos considerar los lugares donde no se afecte negativamente las zonas de biodiversidad marina. Podemos usar los nutrientes que han entrado al océano como resultado de las actividades humanas.
En cuanto a la seguridad alimentaria, para el año 2050 el abastecimiento de proteína desempeñara un papel central. Al parecer las macroalgas pueden proveer una parte importante de esta proteína. Algunas macroalgas tienen un alto contenido de proteínas (más del 25% de la materia seca), y esta proteína es similar en funcionalidad a las proteínas animales. Esto significa que los sistemas de producción de vegetales del futuro pueden garantizar el suministro de proteínas y simultáneamente reducir la huella ecológica de la producción de alimentos. Para proveer todo el requerimiento de proteína para la nutrición humana en el 2050, solo se requiere 180 000 km2 de área de producción de macroalgas; esto es equivalente a un área dos veces el tamaño de Portugal.
Además, en la producción agrícola terrestre, el fósforo se está volviendo cada vez más escaso. Ahora conocemos que cada año aproximadamente 30 millones de toneladas de fósforo (más del total de fosfatos extraídos anualmente) entra al océano (por los escurrimiento), este es un paso lógico para reciclar este mineral. ¿Por qué no hacer esto de tal manera que primero se utiliza este mineral para la producción de macroalgas, después de lo cual puede ser extraído y utilizado en la agricultura terrestre?
*Willem Brandenburg,
Wageningen UR Plant Research International / Agrosystems research