Nutrición

El uso de macroalgas en los alimentos para peces: beneficios y potencial

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By Milthon Lujan

Macroalgas. Fuente: SINTEF
Macroalgas. Fuente: SINTEF

El crecimiento de la industria de la acuicultura de peces depende en gran medida de un recurso tradicionalmente esencial pero finito: la harina y el aceite de pescado. Ante la presión sobre los recursos marinos y la volatilidad de los precios, la industria busca con urgencia alternativas proteicas que sean sostenibles, rentables y nutritivas.

Un estudio de revisión recientemente publicado en Frontiers in Aquaculture por investigadores de la Scottish Association for Marine Science, de la University of Dar es Salaam, de la University of Kerala, de la Shantou University y de la University of Stirling, ofrece una mirada profunda y detallada sobre el potencial de las macroalgas marinas como un ingrediente clave en los alimentos para peces de aleta, no solo como una fuente de nutrientes, sino como un aditivo funcional capaz de mejorar la salud y la calidad del producto final.

La necesidad de nuevas fuentes de proteína

Históricamente, la harina de pescado ha sido el ingrediente proteico por excelencia en la acuicultura debido a su alto contenido de proteínas y un perfil de aminoácidos casi perfecto para la mayoría de las especies cultivadas. No obstante, los alimentos representan más del 50% de los costos operativos en los sistemas intensivos, siendo la proteína el componente más caro.

Las alternativas vegetales, como la soja, han ganado terreno, pero presentan limitaciones, como deficiencias en ciertos aminoácidos esenciales (EAA) y la presencia de factores antinutricionales. Es en este escenario donde las macroalgas, o algas marinas, emergen como una solución prometedora.

¿Qué ofrecen las macroalgas a la nutrición de los peces?

Las macroalgas se dividen en tres grandes grupos: rojas (Rhodophyta), verdes (Chlorophyta) y pardas (Phaeophyceae), cada una con un perfil nutricional distinto.

  • Proteínas y aminoácidos: Algunas algas rojas, como Porphyra (nori) y Palmaria (dulse), pueden alcanzar contenidos proteicos de hasta un 47% de su peso seco, comparables a legumbres como la soja. Las algas verdes como Ulva (lechuga de mar) también presentan niveles proteicos significativos. Aunque su contenido proteico total puede ser moderado, la calidad, definida por la proporción de aminoácidos esenciales (EAA), es a menudo similar o superior a la de la harina de pescado y la soja.
  • Lípidos y ácidos grasos esenciales: Si bien los niveles de lípidos en las algas son generalmente bajos, son una fuente valiosa de ácidos grasos poliinsaturados (PUFA), incluyendo los omega-3 de cadena larga como el EPA y el DHA, cruciales para la salud de muchas especies marinas carnívoras.
  • Vitaminas y minerales: Las algas son excepcionalmente ricas en minerales como el yodo, calcio y hierro, superando a muchas plantas terrestres. Por ejemplo, las algas del género Laminaria son uno de los mayores acumuladores de yodo en la naturaleza, lo que abre la puerta a la fortificación natural de los filetes de pescado.
  • Compuestos bioactivos y propiedades funcionales: Quizás uno de los mayores potenciales de las algas no reside en su aporte de macronutrientes, sino en su riqueza en compuestos bioactivos. Polifenoles, pigmentos y, especialmente, polisacáridos sulfatados (como carragenanos y fucoidanos) han demostrado tener propiedades inmunoestimulantes, antioxidantes, antibacterianas y antivirales.

¿Qué dice la ciencia?

La revisión analiza una gran cantidad de ensayos de alimentación en diversas especies de peces, revelando que la respuesta a la inclusión de macroalgas es dependiente de la dosis y específico tanto para la especie de alga como para la de pez.

  • Inclusión como sustituto parcial: La mayoría de los estudios sugieren que las macroalgas pueden sustituir parcialmente la harina de pescado en niveles de hasta un 15% sin efectos adversos en el crecimiento o la eficiencia alimenticia en muchas especies.
  • Carnívoros vs. herbívoros: Como era de esperar, las especies herbívoras y omnívoras, como la tilapia y la carpa, toleran niveles de inclusión más altos que las especies carnívoras, como el salmón o la lubina, debido a sus adaptaciones digestivas. Por ejemplo, para el Mugil cephalus, un nivel de inclusión del 20% de Ulva lactuca mostró el mejor rendimiento de crecimiento.
  • Beneficios para la salud: Más allá del crecimiento, la inclusión de algas a niveles bajos ha demostrado mejorar la respuesta inmune y la resistencia a enfermedades. Ensayos con lubina europea (Dicentrarchus labrax) y dorada (Sparus aurata) mostraron que dietas suplementadas con Gracilaria y Ulva mejoraban la respuesta antioxidante y la resistencia a patógenos.
  • Calidad del producto final: La suplementación con algas puede mejorar la calidad del filete. En salmón del Atlántico, la inclusión de Palmaria palmata no solo mejoró la salud hepática, sino que también confirió un color amarillo/naranja al filete, presentándose como una alternativa a los pigmentos sintéticos.

Desafíos y el camino a seguir

A pesar del enorme potencial, existen limitaciones. El principal obstáculo para que las macroalgas reemplacen una mayor proporción de la harina de pescado es su menor concentración de proteína total y la alta presencia de componentes no digeribles como fibra y cenizas. Los polisacáridos complejos de la pared celular de las algas pueden limitar la digestibilidad de las proteínas.

La solución podría estar en el procesamiento. Al igual que con la soja, el desarrollo de concentrados de proteína de algas, donde se eliminan los componentes no proteicos, podría ser clave para crear un ingrediente de alta calidad comparable a los tradicionales. Además, el uso de enzimas para degradar las paredes celulares ha demostrado mejorar la digestibilidad de los nutrientes.

Conclusión

El estudio concluye que, si bien las macroalgas pueden no ser un reemplazo total de la harina de pescado en su forma cruda, su verdadero valor radica en su uso estratégico. Ya sea como un sustituto parcial de hasta el 15% o como un «micro-ingrediente» funcional en niveles bajos (1-5%), las algas marinas ofrecen una vía para mejorar la sostenibilidad, la rentabilidad y la salud en la acuicultura.

La capacidad de las macroalgas para mejorar la respuesta inmune, la resistencia al estrés y la calidad nutricional del pescado para el consumidor final las posiciona como un componente fundamental en la formulación de los alimentos del futuro: dietas más naturales, saludables y en armonía con las demandas del planeta y del mercado.

Referencia (acceso abierto)
Hughes, A. D., Twigg, G. C., Msuya, F. E., Padmakumar, K. P., & Tocher, D. R. (2025). The use of macroalgae in feeds for finfish aquaculture. Frontiers in Aquaculture, 4, 1570842. https://doi.org/10.3389/faquc.2025.1570842