Opinión

Nuevo impulso para la acuicultura peruana

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By Milthon Lujan

cosecha trucha puno sanipes

por: Adolfo Alvial Muñoz*
Conozco la acuicultura de Perú por más de 35 años, habiendo sido parte de varios esfuerzos institucionales y privados por lograr avances sectoriales. Esos esfuerzos y la gradual consolidación de un plan y una normativa nacional favorecieron un avance inédito durante los últimos 12 años. No obstante, se fueron evidenciando carencias evidentes que no permitirían al Perú sostener este impulso y generar un marco adecuado para aprovechar sus ventajas comparativas en acuicultura. Por eso, se hizo necesario contar con una Política Nacional de acuicultura (PNA), cuya reciente promulgación es una muy buena noticia para el país, y en cuya construcción tuve el honor de participar como Consultor Internacional, a través del Programa Nacional de Innovación en Pesca y Acuicultura (PNIPA), actuando en la coordinación del proceso y redactor de los diversos documentos entregables que debían ser analizados y aprobados. Los pasos debieron ajustarse a las disposiciones dispuestas por la Guía de Políticas Nacionales de CEPLAN (Centro Nacional de Planeamiento Estratégico) para la formulación y aprobación de políticas, con énfasis en la participación, tanto en el diagnóstico y expectativas del sector, como en la revisión y armonización de la propuesta con las demás políticas y normas nacionales, especialmente del Ministerio de la Producción (PRODUCE).

La etapa de reuniones y entrevistas con los diversos actores relacionados con la política se efectuó en plena pandemia sin que ello fuera obstáculo para alcanzar una amplia participación desde las diferentes regiones, sectores y líderes de la actividad, recogiéndose la gran diversidad geográfica, ecológica, social y económica del país. El diagnóstico se enriqueció, sin duda, con información aportada por iniciativas previas, así como un conjunto de estudios desarrollados por PNIPA en las distintas regiones y cadenas de valor, junto al aporte de la academia e instituciones técnicas y de fomento, altamente calificadas.

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En el diagnóstico se hizo evidente que, si bien la acuicultura ha venido desarrollándose desde hace ya unas cinco décadas, solo en el último decenio ha mostrado un crecimiento sustantivo, del orden de 12% anual, impulsado especialmente por la trucha, seguida por el langostino (camarón) y concha de abanico (ostión). La producción, descansa en el aporte de empresas de subsistencia y de menor escala (AREL) y de pequeña escala (AMYPE) que, en conjunto, representan el 98% de los derechos otorgados, a lo cual se suman las empresas más grandes (AMYGE) que contribuyen con un mayor porcentaje de la producción, pero con sólo un 2% de los derechos otorgados. De ese modo, se configura un escenario de desafíos distintos para estos 3 sectores, problema del cual se hace cargo esta política a través de sus diferentes objetivos, lineamientos y programas.

El diagnóstico realizado condujo a identificar como problema público la “limitada competitividad de la cadena de valor de la actividad acuícola”, evidenciada en un crecimiento con baja productividad, una débil institucionalidad para su ordenamiento y operación y una limitada capacidad para sostener el crecimiento sectorial, como lo demuestra la desaceleración del crecimiento en los años más recientes. Sin embargo, el incremento global y nacional de la demanda de productos acuícolas, representa una oportunidad para el potencial de desarrollo sostenible de la acuicultura del Perú, para lo cual debe hacerse cargo de los nuevos e importantes desafíos como mayores requerimientos y certificaciones inocuidad y sostenibilidad; alteraciones ambientales adversas derivadas del cambio climático y necesidad de ordenar el crecimiento de la actividad acuícola de forma armónica con otros usuarios de los ecosistemas. Todos ellos demandan una Política Pública Sectorial que fortalezca y coordine la institucionalidad, impulse las capacidades científicas tecnológicas y de innovación, desarrolle recursos humanos calificados en el sector público y privado, incentive la inversión y financiamiento de infraestructura y servicios habilitantes que cierren brechas en las cadenas de valor, apoye el acceso y consolidación de empresas en mercado nacional y extranjero, y promueva el desarrollo de herramientas que fortalezcan el desarrollo sostenible y de largo plazo del sector.

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El problema a resolver y sus causas, así como las potencialidades del país, han permitido establecer que la situación futura deseada al 2030 es que la “acuicultura peruana sea más competitiva, sostenible, resiliente al cambio climático y diversificada, que haya incrementado el valor de sus ventas totales en más de un 100%, aumentado su porcentaje de participación en la producción acuícola de América Latina y El Caribe en más de un 50%, y todo ello, en un marco de institucionalidad e I+D+i coordinados, y con capacidad para contribuir a la seguridad alimentaria y la calidad de vida de la población”. Esta visión establece un norte claro y verificable para el país sostenido por una favorable evaluación de su rentabilidad social evaluada durante el proceso deconstrucción de la PNA.

Perú inicia ahora el proceso de implementación de la PNA, haciendo realidad sus 5 objetivos prioritarios, a saber: fortalecimiento de la gestión pública para el desarrollo de la competitividad de la cadena de valor de la Acuicultura, aumento de la capacidad en I+D+i sectorial, incremento de la inversión en los factores habilitantes en la cadena de valor del sector acuícola, consolidación de la participación de las empresas acuícolas en el mercado y, fortalecimiento de sostenibilidad de la acuicultura.

Estoy convencido que, en un país que ha sido líder en la pesca mundial por varias décadas, la consolidación de una acuicultura competitiva y sostenible aparece como un desafío que no es ajeno a su experiencia, contando con los recursos, la voluntad política transversal para acometerlo y un instrumento orientador, visionario y potente, como lo es esta política nacional de la acuicultura. La participación y compromiso de los diversos actores públicos, privados, académicos y de la sociedad civil mostrados en su formulación, me permiten mirar con gran optimismo el futuro de la acuicultura peruana.

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*Director ejecutivo
ORBE XXI – Chile
Email:adolfoalvial@gmail.com

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