Por: Mélany Sepúlveda Villarraga*
Según la FAO, la acuicultura es una actividad que constituye una fuente vital de alimentos, comercio y empleo y brinda bienestar económico para las poblaciones que se benefician directa e indirectamente de esta. En Chile, la salmonicultura y la mitilicultura constituyen una fuente económica relevante para el país y aportan más de 1% del Producto Interno Bruto.
Sin embargo, esta actividad se ha asociado a daños ambientales y sanitarios, que afectan a zonas circundantes y costeras cercanas a las granjas de salmón; representados en fugas masivas de peces, la entrada de antibióticos y pesticidas al medio, la acumulación de materia orgánica bajo las jaulas y la emisión de desechos biogénicos orgánicos e inorgánicos proporcionados por las salmoneras. En tal sentido, la acuicultura en Chile, no solo se convierte en una actividad económica importante para el país, por los beneficios que otorgan para satisfacer necesidades de poblaciones locales, sino que, a la vez, es una amenaza para los ecosistemas marinos costeros, porque disminuye la capacidad para proporcionar beneficios a generaciones futuras.
Con base en lo anterior, al vulnerar los recursos que nos brindan distintos ecosistemas marinos, no solo se afectan los servicios ecosistémicos proporcionados por los ambientes marinos y costeros de Chile, sino que se crea un escenario en donde se disminuye su capacidad para sustentar estos y otros servicios. Por esta razón, es importante crear espacios que generen oportunidades de educación y adquisición de conocimiento sobre los bienes y servicios suministrados por el mar y cómo la sobreexplotación de los recursos y la expansión de actividades acuícolas no sustentables se convierten en una potencial amenaza para las generaciones presentes y futuras.
En tal sentido, es muy importante la labor que realizan los distintos programas de divulgación en el país para que los investigadores que están realizando estudios de postgrado den a conocer sus proyectos, asociados al ámbito marino y la acuicultura, y propongan estrategias de adquisición de conocimiento para hacer esta actividad más sustentable y, a la vez, se mitigue el impacto en el medio ambiente. Además, la formación de capital humano de alta calidad académica es imperativo para lograr estos objetivos, los cuales se fortalecen con el apoyo brindado a la academia para abrir más canales de investigación, que ayuden a entender y enfrentar diversas problemáticas marinas y costeras en Chile.
*Bióloga marina, estudiante Doctorado en Ciencias de la Acuicultura Universidad Austral de Chile.