Por: Fundación Descubre
Un equipo de investigación de IFAPA ‘Agua del Pino’ (Huelva) y la Universidad de Huelva (Andalucía, España) ha confirmado la validez de una proteína del riñón para medir el estrés de los peces en cautividad. Con este conocimiento, los científicos podrían desarrollar técnicas alternativas a las habituales, que requieren el sacrificio o la punción de un espécimen, para analizar el bienestar de las especies acuícolas. En cambio, podrían aportar a los acuicultores métodos para detectar la presencia de esta molécula, cromogranina A, en las escamas, el moco de la piel o heces del pescado vivo.
El estrés de los peces en la acuicultura o la pesca comercial se produce al estar expuestos a temperaturas muy altas o muy bajas, factores fisicoquímicos extremos, la concentración de animales en un espacio reducido y la presencia de redes de captura, entre otros factores.
Los resultados del estudio titulado ‘Uso de cromogranina A tisular como marcador de estrés crónico y agudo en peces’ y publicado en Aquaculture muestran que tras un periodo de estrés continuo, los peces incrementan sus niveles de cromogranina A en los riñones, lo que producen un menor crecimiento y, en consecuencia, perjudican su capacidad reproductiva y favorecen la aparición de enfermedades. Estos factores, además de generar escaso bienestar animal, reducen la calidad del pescado y empeoran económicamente al acuicultor a largo plazo.
Marcador biológico
Esta proteína, cuya presencia en altas dosis se relaciona con patologías como el estrés agudo y los tumores, ya se había analizado con anterioridad en el organismo de los animales mamíferos y los humanos. No obstante, es la primera vez que se analiza y se comprueba la eficacia de la cromogranina A como marcador biológico del estrés en los peces.
“Se ha comprobado que las concentraciones de estas proteínas en vertebrados superiores como perros y gatos son más altas, por los que es más difícil de detectar en peces. Sin embargo, hemos identificado altas dosis de la misma en los riñones de estos animales tras periodos de estrés y características son sus efectos en el organismo”, explica la Fundación Descubre el investigador de IFAPA Marcelino Herrera .
Las técnicas habituales para medir el estrés de estos animales suelen ser invasivas, ya que implican la punción de un espécimen e incluso su sacrificio para obtener datos rigurosos sobre su estado de salud, que pueden extrapolarse al resto de peces del tanque. Entre los marcadores del estrés más comunes, están las hormonas como el cortisol o la adrenalina, también los niveles de glucosa y los desórdenes metabólicos -es decir, trastornos que descienden cómo el pez procesa los nutrientes y la energía-, que derivan en un debilitamiento del sistema inmune y una consecuente mayor propensión a infecciones víricas y bacterianas, entre otras.
“Hay ocasiones en las que, dependiendo del estado previo de salud del pez, estos indicadores no son eficaces para evaluar el estrés de los peces. Por eso queríamos proponer otro marcador alternativo”,
Para comprobar la eficacia de la cromogranina A como posible indicador, los científicos introdujeron ejemplares vivos jóvenes de corvina en dos tanques. En uno de ellos colocaron parte de los peces y los dejaron en condiciones normales. Por otro lado, en el otro tanque introdujeron más cantidad de peces que sometieron diariamente durante seis meses a persecuciones con redes y períodos cortos fuera del agua para inducirles estrés. Ambos tanques compraron la misma alimentación y temperatura del agua para simular las condiciones reales de la acuicultura.
Bienestar animal
Los científicos analizan la evolución y el incremento de los niveles de la proteína en la sangre y los tejidos del riñón y el cerebro. Para ello, emplearon técnicas químicas y analíticas cuyos resultados introdujeron en un software matemático que realizaron comparaciones entre los datos de los especímenes criados en condiciones de estrés y normales. “De este modo, comprobamos que lo que sabemos de los efectos de la cromogranina A en vertebrados superiores como los perros es aplicable a los peces”, añade Marcelino Herrera.
El siguiente paso de los investigadores es desarrollar métodos para analizar la presencia de esta proteína en las escamas, el moco de la piel y las heces del pez. El objetivo es evitar el daño y las punciones a los ejemplares, garantizar el bienestar animal y simplificar las técnicas habituales para ahorrar tiempo y recursos económicos a los acuicultores.
Este trabajo ha sido financiado por el Programa Emergia de la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta de Andalucía y el Fondo Social Europeo a través de las ‘Ayudas para contratos predoctorales para la formación de doctores 2017’ de la Agencia Estatal de Investigación .
Referencia (open access)
Herrera, M.; Salamanca, N.; Ferrer, J. F. & De La Rosa, I. (2023). ‘Use of tissue chromogranin A as chronic and acute stress marker in fish’. Aquaculture, 565, 739120.