A pesar de los avances económicos de la última década en América Latina y el Caribe, la violencia continúa en alza. Ya sea alentada por el narcotráfico y el crimen organizado hasta robos a mano armada o secuestros, la inseguridad se ha convertido en un gran obstáculo para el desarrollo.
Se estima que al año hay más de 24 homicidios por cada 100.000 habitantes, una estadística que la Organización Mundial de la Salud ya califica como epidemia. Solo 10 países de la región están por debajo de esa cifra.
De un tiempo a esta parte se ha puesto de manifiesto que no hay una única fórmula o política ganadora para solucionar esta situación. Más empleos o mejor educación por sí solos no pueden contra este flagelo, sino una combinación de todos y muchos más, adaptándose a la realidad de cada comunidad.
El estudio reciente del Banco Mundial “Fin a la Violencia en América Latina: Una mirada a la prevención desde la infancia a la edad adulta” recopila distintas e innovadoras maneras de abordar el crimen, con probada efectividad. Entre ellas se incluye el consumo de pescado como una forma de reducir la violencia.
COMER PESCADO
Acciones tempranas realizadas en jóvenes encarcelados en países en desarrollo demostraron que mejorar la nutrición, especialmente las dietas enriquecidas con ácidos grasos esenciales normalmente hallados en los pescados, atenúa el comportamiento agresivo. Los ácidos grasos esenciales, también presentes en semillas, frutos secos y aceite de oliva, remedian deficiencias en la química cerebral relacionadas con comportamientos impulsivos.
Referencia (abierto):
Chioda, Laura. 2016. Fin a la violencia en América Latina: una mirada a la prevención desde la infancia a la edad adulta. Sinopsis. Banco Mundial, Washington, DC. Licencia: Creative Commons Attribution CC BY 3.0 IGO.
https://openknowledge.worldbank.org/bitstream/handle/10986/25920/210664ovSP.pdf

Editor de la revista digital AquaHoy. Biólogo Acuicultor titulado por la Universidad Nacional del Santa (UNS) y Máster en Gestión de la Ciencia y la Innovación por la Universidad Politécnica de Valencia, con diplomados en Innovación Empresarial y Gestión de la Innovación. Posee amplia experiencia en el sector acuícola y pesquero, habiendo liderado la Unidad de Innovación en Pesca del Programa Nacional de Innovación en Pesca y Acuicultura (PNIPA). Ha sido consultor senior en vigilancia tecnológica, formulador y asesor de proyectos de innovación, y docente en la UNS. Es miembro del Colegio de Biólogos del Perú y ha sido reconocido por la World Aquaculture Society (WAS) en 2016 por su aporte a la acuicultura.