Según un estudio de la Rutgers University las empresas que buscan comercializar alimentos de origen acuático producidos de células de pescados o mariscos deben usar el término “basado en células” en las etiquetas de los productos.
La producción de carnes de vacuno, aves, pescados y mariscos basado en células incluye nuevas tecnologías que permite producir directamente solo las partes que las personas prefieren comer. A través de la producción in vitro de músculos, grasas y tejidos conectivos específicos, los productores son capaces de crear productos alimenticios que imitan los atributos de sabor, textura, nutricional y culinarios de sus contrapartes convencionales.
La Food and Drug Administration (FDA) y el Department of Agriculture requieren que los productos alimenticios tengan un “nombre común o habitual” en sus etiquetas, para que los consumidores puedan tomar decisiones informadas sobre lo que están comprando.
Los productores de productos basados en células prefieren llamar a los alimentos “basados en células”, “cultivados en células” o “cultivados”, o se refieren a ellos como productos de “agricultura celular” o “acuicultura celular”. Ellos argumentan que estos nombre son científicamente exactos y pueden diferenciar sus productos de las carnes convencionales sin denigrarlas.
El estudio de William Hallman, profesor que liderar el Department of Human Ecology en la School of Environmental and Biological Sciences de la Rutgers University–New Brunswick, es el primero en evaluar qué nombre debe ser usado en las etiquetas para los productos de pescados y mariscos para cumplir mejor con los criterios regulatorios y de aceptación del consumidor.
“Los resultados sugieren que ‘basado en células’ es el mejor nombre cuando se trata de cumplir con las regulaciones de la FDA y la probable aceptación del consumidor de estos nuevos productos” dijo Hallman.
“Los participantes pudieron decir que los productos de pescados y mariscos ‘basado en células’ eran diferentes de los productos ‘capturados en la naturaleza’ y ‘criados en granja’, pero los veían como igualmente nutritivos y estaban interesados en probarlos y comprarlos”.
La demanda por pescados y mariscos continúa aumentando, pero la oferta mundial es vulnerable y no puede seguir el ritmo. Mediante la producción de solo las partes del pescado que las personas consumen, en lugar de capturarlas o criarlas, se espero que los productos de pescados y mariscos a base de células ofrezcan una alternativa saludable y sostenible que se verá, cocinará y tendrá un sabor similar a los pescados y mariscos convencionales. Ellos también tendrán las mismas cualidades nutricionales y beneficios para la salud como los pescados y mariscos de cultivo o silvestres, pero estarán libres de mercurio, microplásticos y otros contaminantes ambientales.
En el estudio, se les pidió a 3,186 consumidores que evaluaran uno de los siete nombres potenciales, así como “capturados en la naturaleza” y “criados en granjas”, que se muestran en los empaques de salmón, atún o camarón.
Los nombres probados fueron: “pescados o mariscos a base de células”, “pescados o mariscos cultivados en células”, “pescado o mariscos cultivados”, y las frases “producidos usando acuicultura celular”, “cultivado de células de ____” y “cultivado directamente de las células de ____”.
Bajo las regulaciones de la FDA, un nombre común o habitual debe distinguir claramente un nuevo tipo de producto de aquellos con los que los consumidores ya están familiarizados. Para los pescados y mariscos basados en células, esto significa elegir un nombre que indique a los consumidores que el producto es diferentes de los pescados y mariscos silvestres o de cultivo.
Debido a que los productos también tendrán las mismas proteínas que los pescados y mariscos convencionales, el nombre elegido también debe indicar que las personas alérgicas a los mariscos no debería comer el producto.
El estudio también estipuló que los consumidores consideren el nombre como un término apropiado para identificar el producto y que no menosprecie ni los productos convencionales ni los basados en células, lo que excluye los términos evaluados como “cultivados en laboratorio”, “sintético”, “libre sacrificio” y “libre de crueldad”.
El estudio encontró que los términos con la palabras “célula” entre ellos, incluidos “basado en células” y “cultivado en células”, funcionaron mejor para ayudar a los consumidores a comprender que los productos no son criados en granjas ni capturados en la naturaleza.
Los nombres “basado en células” y “cultivado en células” no fueron significativamente diferentes en la mayoría de las mediciones clave, por lo que “cultivado en células” también es un nombre potencialmente viable. Los consumidores consideraron que ambos eran apropiados para identificar el producto y lo hicieron igualmente bien al señalar que las personas alérgicas a los mariscos no debería comer los productos.
Sin embargo, los participantes considerado que los productos etiquetados como “basado en células” eran igual de deseables como los productos de pescados y mariscos “capturado en la naturaleza” y “criados en granjas”, mientras que los etiquetados “cultivado en células” no lo eran, lo que sugiere que “pescados o mariscos basado en células” es el mejor nombre común o habitual para aparecer en los productos.
El estudio fue financiado por BlueNalu, una compañía de San Diego liderada por Lou Cooperhouse, ex director del Rutgers Food Innovation Center.
Referencia (acceso abierto):
William K. Hallman William K. Hallman II. 2020. An empirical assessment of common or usual names to label cell-based seafood products. Journal of Food Science
https://doi.org/10.1111/1750-3841.15351