Moluscos

AquaPacífico lidera estudio pionero para la captación de semillas y el desarrollo acuícola en el Norte Grande

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By Milthon Lujan

Semilla de ostión del norte (Argopecten purpuratus). Crédito: Aquapacífico.
Semilla de ostión del norte (Argopecten purpuratus). Crédito: Aquapacífico.

Chile — El Centro Tecnológico de Innovación Acuícola AquaPacífico está ejecutando el proyecto FIPA 202503, una iniciativa financiada y mandatada por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca). El objetivo central es identificar las áreas óptimas para la colecta de semillas de moluscos en las regiones de Arica-Parinacota y Tarapacá, cumpliendo con los lineamientos de la Ley 21.183.

Un hito para la diversificación productiva

Con una ejecución programada de 15 meses, este estudio marca un precedente en regiones donde la acuicultura aún no se ha consolidado, a pesar de experiencias previas con ostiones y ostras. Los resultados serán determinantes para evaluar la viabilidad futura de cultivos de especies locales como el choro zapato y la cholga, adaptando modelos de captación natural exitosos en el sur de Chile.

Despliegue en terreno y rigor científico

El proyecto se sustenta en un arduo trabajo de campo y análisis de laboratorio. Daniel Arriagada, director del proyecto, destaca que AquaPacífico ha reunido un equipo multidisciplinario para «analizar el ecosistema marino del Norte Grande, explicar el comportamiento de organismos clave y definir con precisión las áreas óptimas de captación».

Por su parte, Carlos Merino, asesor científico del centro, detalla la magnitud operativa de la iniciativa: «Implica el muestreo sistemático de zooplancton y la instalación estratégica de colectores a lo largo de más de 400 kilómetros de costa». Las muestras se procesan mensualmente para generar evidencia científica sólida que respalde la toma de decisiones.

Metodología y zonas estratégicas

El monitoreo se concentra en cuatro zonas definidas por criterios técnicos y el conocimiento de los pescadores locales: Arenillas Negras y Caleta Camarones (Arica-Parinacota), y Pisagua y Caleta Cáñamo (Tarapacá). Merino enfatiza la importancia de la vinculación territorial: «Escuchar a las comunidades era fundamental, porque son ellos quienes conviven con el mar y conocen mejor su comportamiento».

En estos puntos, se instalan colectores para la captación natural de larvas, cuyo material se analiza por estratos. Mensualmente, se procesan más de cien muestras, sumadas a las obtenidas mediante arrastres de zooplancton.

Análisis integral: Del mar al laboratorio

El procesamiento de datos involucra a diversos especialistas de AquaPacífico:

  • Zooplancton: Francisca Cornejo evalúa la abundancia y composición larval mediante muestras de arrastre vertical.
  • Viabilidad: María Gabriela Nieves analiza el material fijado en los colectores para determinar tasas de fijación y viabilidad de las semillas.
  • Oceanografía: Ricardo Cunha aporta la evaluación de las condiciones físico-químicas y dinámicas marinas.
  • Batimetría: Se realiza una descripción detallada de la profundidad y morfología submarina de cada polígono.

Este enfoque multifactorial permite integrar datos sobre dinámica planctónica, reclutamiento y ambiente marino para validar las zonas de colecta.

Replicando el éxito del sur en el norte

El proyecto busca adaptar la metodología que consolidó la industria de mitílidos y ostiones en Biobío y Los Lagos. La información generada —dinámica larval, tasas de fijación y oceanografía— sentará las bases científicas para una acuicultura sustentable en el norte, utilizando especies nativas. Además, estos datos son insumos clave para el diseño futuro de hatcheries regionales y planes productivos.

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Hacia la soberanía productiva

Para AquaPacífico, esta iniciativa representa una oportunidad estratégica para habilitar sectores productivos en regiones históricamente postergadas por las políticas acuícolas. «Si los resultados confirman una disponibilidad significativa de larvas, el norte podría replicar éxitos sureños, diversificando la economía local y elevando la resiliencia de las comunidades costeras», concluye Carlos Merino.